Buen concierto el que dio anoche Pablo Alborán en el Recinto Central de las Fiestas Lustrales en el que se dieron cita unas 4.000 personas. El artista malagueño estuvo muy cercano y cariñoso y el público de todas las edades tarareó sus canciones desde la primera a la última.
En el cuarto tema, Alborán dedicó el concierto a Laura González, víctima de la violencia de género, y a su familia, y se guardó un minuto de silencio en su memoria, para luego seguir desgranando su repertorio entre los gritos de "¡Guapo, Guapo!", de sus fans.
Durante la hora y media que duró el espectáculo, que empezó con unos veinte minutos de retraso, el cantante no paró de hacer guiños al público aprovechando la letra de alguna de sus canciones, diciendo que echaría de menos a La Palma, que el amor estaba en La Palma o que no entendía que la gente se empeñara en buscar estrellas en el cielo cuando "están todas aquí".
Alborán animó en todo momento a sus seguidores desde un escenario muy bien iluminado, donde no sólo cantó sino que además bailó, levantando pasiones, y tocó varios instrumentos (guitarra, piano y percusión), y tras lo que parecía una despedida hizo un bis y volvió a salir para cantar tres temas, uno de ellos en solitario con la sola compañía de su guitarra y luego con sus músicos. La gente disfrutó y hubo quien hizo cola desde por la mañana, los más jovencitos, para estar en primera fila. La espera mereció la pena.
