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Las cabras canarias descienden de las que trajeron los primeros pobladores, según el ADN

Una investigación internacional liderada por las universidades canarias a partir del ADN antiguo revela que las cabras que actualmente habitan en el archipiélago canario descienden directamente de las que trajeron consigo los primeros pobladores de las islas.

Así, la Universidad de La Laguna ha recordado este jueves que estudios arqueológicos, lingüísticos y paleogenómicos de las poblaciones humanas de Canarias han demostrado que su origen geográfico se encuentra en el norte de África y ahora esta investigación también avala esta circunstancia en las cabras.

Para el estudio, publicado en la revista científica iScience, se han analizado 52 genomas mitocondriales completos de cabras antiguas procedentes de yacimientos de todas las islas, incluyendo el islote de Lobos (ocupado temporalmente por los romanos), contextos indígenas y posteriores a la conquista.

Según los resultados de este trabajo, los linajes genéticos de las cabras aborígenes coinciden con los de poblaciones del norte de África y Oriente Medio, lo que confirma un origen común con los primeros habitantes amazigh del archipiélago.

Además, el estudio demuestra que estos animales mantuvieron una notable continuidad genética a lo largo del tiempo y fueron explotados por los colonos europeos tras la conquista.

Uno de los hallazgos más llamativos procede del islote de Lobos, donde los investigadores hallaron que las cabras consumidas por los romanos compartían el mismo ADN que las indígenas.

Esto sugiere un breve solapamiento temporal entre ambas ocupaciones y que los animales del taller romano de púrpura procedían de las islas vecinas.

Clara Díaz-Pérez, primera autora del estudio, señala al respecto que el análisis genético demuestra que las cabras de Lobos y las indígenas comparten el mismo ADN mitocondrial y lo más probable es que los romanos obtuvieran los animales de Fuerteventura o Lanzarote, lo que sugiere un contacto directo entre ambas ocupaciones.

“Tampoco podemos descartar que los romanos obtuvieran estas cabras en el norte de África como resultado del contacto con las poblaciones que habitaron la costa del continente”, añade.

Los datos paleogenómicos también revelan una baja diversidad genética en las cabras aborígenes, un reflejo del aislamiento geográfico propio de la vida en islas.

Por otro lado, la distribución de los tipos de ADN mitocondriales en el archipiélago, con los linajes basales compartidos por la mayoría de las islas y los linajes derivados presentes solo en una población insular, es consistente con una ausencia de migración entre islas, con la excepción de Lanzarote y Fuerteventura.

Jonathan Santana, profesor de Prehistoria de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y coautor del estudio, destaca que las cabras fueron un elemento central de la economía y la vida cotidiana indígena.

“Su estudio no solo nos habla de la ganadería sino también de cómo las comunidades indígenas canarias gestionaron los recursos y mantuvieron la estabilidad en un medio insular con recursos limitados”, precisa.

En este sentido, las cabras no solo fueron animales que proporcionaron alimento, sino también materia prima para elaborar vestimentas y útiles de uso cotidiano, explica.

Rosa Fregel, de la Universidad de La Laguna e investigadora principal, sostiene que estos animales fueron esenciales para la adaptación humana a un entorno sin grandes mamíferos.

“Nuestro estudio demuestra que la ganadería indígena fue muy resiliente y que las cabras canarias estaban especialmente bien adaptadas para vivir en estas islas, tanto que tras la conquista europea se siguieron aprovechando las mismas poblaciones de cabra durante siglos”, detalla la investigadora.

El equipo de investigación, integrado por especialistas de las universidades de La Laguna y de Las Palmas de Gran Canaria, y colaboradores de las de Burgos, Trinity College Dublin, Uppsala y Ludwig-Maximilians-Universität, así como de los museos insulares y empresas de arqueología, subraya la importancia de que este tipo de proyectos se lideren desde Canarias.

Por ello Fregel destaca que este tipo de estudios no solo permite ampliar el conocimiento sobre los aborígenes de Canarias, sino mejorar los recursos humanos y la infraestructura científica local y desarrollar actividades de divulgación dirigidas al público general.

El estudio ha sido financiado por los proyectos PALEUCOL y EXPOBIM del Ministerio de Ciencia e Innovación (ULL) y por el proyecto IsoCAN del Consejo Europeo de Investigación (ULPGC).

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