El cantante mexicano Alejandro Fernández se vacío en el escenario de las fiestas lustrales de la Bajada de la Virgen, ofreciendo un concierto con una doble cara: el sonido de las tradicionales rancheras y las baladas, como bien refleja el tour con el que llega a Canarias por la isla de La Palma: "Dos Mundos". Con ambos estilos, el público que prácticamente llenó el recinto festivo, vibró con el artista.
El Potrillo de México salió al escenario con su vestido de charro, acompañado por un mariachi, un coro de tres voces y un grupo de instrumentistas. Esta primera parte del concierto la dedicó al sonido tradicional mexicano, a la vez de que el artista se metía al público en el bolsillo, con sus gestos, movimientos y la mirada cómplice hacia las primeras filas, donde habían jóvenes que estaban desde prácticamente las cinco de la tarde esperando por esta actuación.
Con el afán de conquistar aún más al público dijo, referiéndose a los canarios, que "se sentían más latinos que españoles", una expresión que hizo fruncir más de un ceño pero que se deshizo cuando continuó haciendo lo que realmente se le da bien que la música. Asimismo, hizo alusión a la polémica que ha despertado alguno de sus temas, como el de Unas nalgadas, que interpretó, rechazando que tuviera ningún tipo de contenido violento.
La segunda parte del concierto estuvo dedicado a las baladas, con un marcado estilo pop. Incluso cambió su indumentaria, dejando el traje de charro para vestirse con un vestido negro, cuya chaqueta terminó quitándose. Canciones como Me dediqué a perderte o Se me va la voz, fueron coreadas por el público.
Para terminar, Alejandro Fernández vestido con una camisa blanca, un popurrí de temas conocidos en el que no podía faltar El Rey de José Alfredo Jiménez o el bolero Si nos dejan. Algo más de dos horas de concierto, de buena música. Lástima del sonido en el recinto, que en los laterales se difuminaba.
