La exposición sobre la vida de Juan Negrín ha aterrizado en Breña Alta. Una muestra documental y gráfica que permite, entre otras cosas, deshacer falsos mitos y, sobre todo, sacar del olvido a este destacado científico y político grancanario. La muestra, titulada "Juan Negrín el estadista", es una reivindicación de la memoria del último presidente de la II República en España.
La presentación de la exposición, organizada por la Fundación Juan Negrín, y que se podrá visitar en la Casa Panchito hasta el próximo cuatro de febrero, corrió a cargo del investigador Alfredo Mederos, quien ha analizado en diversas publicaciones la historia local de La Palma durante la República y la Guerra Civil.
Mederos fue contundente y aseguró que nos encontramos ante una de las tres figuras más relevantes de Canarias en su historia, "si tenemos en cuenta la universalidad de su proyección humana": Agustín de Bethencour y Molina, Benito Pérez Galdós y Juan Negrín.
Nació en Las Palmas de Gran Canaria en 1892, en una familia acomodada. A los 16 años marchó a Alemania para estudiar Medicina, que combinó con los estudios de Química y Economía. Con la Primera Guerra Mundial regresa a España, donde, de la mano de Ramón y Cajal, introduce la investigación en Fisiología, primero con un laboratorio en los sótanos de la Residencia de Estudiantes de Madrid y después en la Facultad de Medicina.
En 1929 entra en el PSOE, dedicándose a la actividad pública desde la proclamación de la II República. Al comienzo de la Guerra Civil fue designado ministro de Hacienda en el gobierno de Largo Caballero, quedando así su nombre ha quedado ligado a la movilización de las reservas de oro del Banco de España mediante su envío a la Unión Soviética y la consiguiente leyenda negra que situaba a Negrín a las órdenes de Moscú. En mayo de 1937 se constituyó el primer Gobierno que presidió Juan Negrín.
Con la derrota republicana llegó el exilio. Primero se fue a Francia, de donde pasó a Londres. Fue presidente de la República en el exilio hasta 1945, cuando las discrepancias con Indalecio Prieto le llevaron a dimitir. En 1946 fue expulsado del PSOE y hubo que esperar hasta 2008 para que el congreso federal de los socialistas lo rehabilitara. Su última residencia fue en París, donde murió en 1956.
