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La Palma es un Punto cierra agosto con las actuaciones de M-Clan y Carlos Catana

  • El concierto será el próximo sábado a partir de las 22:00 horas

M-Clan actuará el sábado, 27 de agosto, en la plaza de Montserrat de San Andrés y Sauces, a partir de las 22:00 horas. La entrada es libre.

El Festival La Palma es un Punto cierra el mes de agosto con su plato fuerte, dirigido especialmente al público más joven con el llamado Rock de los Muchachos, que tendrá por escenario en esta sexta entrega la Plaza de Montserrat de San Andrés y Sauces el próximo sábado 27, a partir de las 22:00 horas.

La cabeza de cartel no es otra que M-Clan, grupo liderado por el cantante Carlos Tarque y el guitarrista Ricardo Ruipérez, artistas de origen murciano que ofrecerán para la ocasión los contenidos de su último trabajo discográfico lanzado en septiembre pasado bajo el título de uno de sus cortes (Para no ver el final), luego llevado en una intensa gira con la que proyectan no sólo su veteranía y buen hacer sobre los escenarios, sino una ya reconocida onda clásica del rock con los metales y los colores del soul como protagonistas, que harán la noche inolvidable después de que el músico palmero Carlos Catana y su grupo ofrezca también lo mejor de su producción.

El concierto de M-Clan se suma al recorrido que La Palma es un Punto ha podido desarrollar desde sus comienzos por el panorama nacional de este género: los hermanos Auserón, Ariel Rot, Siniestro Total, Pignoise y Efecto Mariposa.

La cita del día 27 con los palmeros y los numerosos visitantes que acoge la Isla en estas fechas acentúa su carácter extraordinario al presentarse en gran formato, con un fuerte despliegue técnico y artístico que reforzará un espectáculo para todos los públicos y libre acceso en la plaza principal del municipio de San Andrés y Sauces.

El madrileño Santiago Alcanda escribió con motivo de la puesta en escena de M-Clan lo siguiente:

"La Historia del Rock, la Historia del Blues… Chico blanco quiere cantar como chico negro. Elvis Presley, Steve Winwood, Mick Jagger, Paul Jones, Joe Cocker, Rod Stewart, Pedro Ruy Blas… Chico blanco español quiere cantar como chico blanco que canta como un negro… Miguel Ríos, Teddy Bautista, Juan Cánovas… Carlos Tarque. Las generaciones se suceden y se mezclan en la memoria. Los negros ya sabemos quiénes son, desde Robert Johnson o Bessie Smith a James Brown, Aretha Franklin o Michael Jackson. Se llame como se llame, blues, soul, rock o funk, el mérito es mayor aún si se canta en español. Lograr decir lo que se quiere y como se quiere. Lo que se dice y cómo se dice. Lo que se canta y cómo se canta.

Carlos Tarque nació con un don privilegiado, su voz, y con una inclinación inevitable al rocanrol, al blues, que le ha llevado a descubrir y absorber día a día figuras, voces, géneros, discos, y a formar y desarrollar una de las bandas más importantes de la Historia del Rock Español: M-Clan. Carlos conoció a Ricardo Ruipérez en 1989. "Tú la voz, yo la guitarra y a ver qué sale". Ambos murcianos cumplían el servicio militar obligatorio en un cuartel de artillería de su ciudad. Elvis y Hendrix también se uniformaron. Chuck Berry, no. Y ahí, en la mili, entre Ricardo y Carlos surgió una "química especial" que fundó aquel clan de los murciélagos hoy celebrado como M Clan, la misma que mantiene vivo y reinventa el grupo. Música, alquimia.

"Somos una pareja de hecho, con muchos altibajos, es decir, para mí es mucho más que un hermano, como mi hermano pequeño. Nuestra amistad está por encima de todo y parte de la admiración mutua. En un viaje sobrevolando el desierto de Camerún, Carlos Raya y yo tuvimos una larga conversación y lo resumió con una metáfora definitiva: ‘Vosotros sois un avión con dos motores". Y así es, Carlos tiene lo que yo no tengo y yo lo que él no tiene. Y se lo dije desde el principio, hace diecisiete años: tú tienes que ser el líder, un grande, porque Carlos Tarque es muy grande". Ricardo lo tiene claro.

Tarque y Ruipérez, dos caretos de la misma moneda. Carlos, actitud, estilo, fuego, voz. Ricardo, virtud, control, medida y, sobre todo, canciones, canciones, que canciones son amores y no buenas razones… O, como disertó Epicteto: "nadie puede obligarme a pensar lo que no pienso". El primero, admirador de Paul Jones y de Rod Stewart, enloqueció con el rock duro de Led Zeppelin y Deep Purple; el segundo flipó con el rock USA, con las melodías de Springsteen, Dylan o Jackson Browne.

"M-Clan nunca ha sido una banda de innovación, así que Ricardo, Raya y yo concluimos que lo mejor era hacer realmente lo que nos sale bien: clasicismo. Hacer un disco clásico y, quizá, el tema bandera Para no ver el final indica la dirección soul por los instrumentos de viento, algo que, por otro lado, ya habíamos hecho, pero que representaba bien el camino hacia el que queríamos ir. Al principio, quisimos llamar al álbum Para no ver el final y otras canciones, de acuerdo con el título y la portada que sigue el concepto de aquellos discos de los cincuenta y los sesenta, pero luego nos dimos cuenta de que nos gustaba como título a secas, porque tiene un tinte dramático sin más. Encajaba muy bien".

Tarque habla de su octavo álbum con la ilusión del principiante. Dentro y fuera del estudio de grabación lucha por sus letras para que sean lo más sencillas sin perder la intención y para que gane la interpretación, la expresión de las mismas. "Hay dos tendencias en este disco tan humano, de puros sentimientos. Una nocturna con su toque dramático y la otra con temas tan positivos y luminosos como Basta de blues, Gracias por los días que vendrán y Ahora, que también barajamos como título para el disco por lo inspira de esperanzador, de espíritu y fuerza para seguir adelante…"

Memphis, Nashville, Austin, Chicago, Los Ángeles, San Francisco, Londres, Liverpool, Valencia, Madrid, Murcia… ciudades que se hermanan por el rock, un lenguaje en evolución y expansión constantes. Para gustos, colores, se dice, aunque hay mucho dicho y escrito sobre gustos. Duke Ellington aseveró: "Sólo hay música buena y música mala". El arte es libre, más si es Música, y más si, como el rock, ha de renovarse o morir. El rock vive. M-Clan es una prueba más, una banda forjada en la suma de lo artístico y lo artesanal; entre la fidelidad a la cultura rockera, la militancia en sí, y el desafío, la conquista de esas musas caprichosas y remolonas, más la elaboración fluida y cuidadosa, de ese entramado de notas y fonemas que son las canciones. Talento inspirado más trabajo igual a música buena. La Historia continúa.

Cualquier tiempo pasado no siempre fue mejor. Es el momento. Mejor que nunca. M-Clan, ahora… con el corazón y las orejas abiertas."

 

 

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