El Festival de Punto Cubano de Tijarafe celebra hoy viernes, 2 de septiembre, su 41º edición en la plaza de Nuestra Señora de Candelaria de este municipio palmero, organizado por el ayuntamiento con la colaboración del Gobierno de Canarias y el Cabildo de La Palma.
El ya tradicional Encuentro Internacional de Verseadores, inserto en los últimos años en La Palma es un Punto, convocatoria cultural temática e intercomarcal de la Isla Bonita, contará este año con los repentistas Luis Paz "Papillo", su hermano Enrique Paz Esquivel. Raúl Herrera, Jordán Quintero ("Yayito"), Yeray Rodríguez, José Bienes ("Joseíto") y su hijo Yapsi Bienes, Nicolás González, José Rodolfo Hernández, Cristo, Pancho Rodríguez y Miguel Rocha (Pepe Rocha), todos procedentes de Cuba y La Palma, a excepción de Yeray Rodríguez, de Gran Canaria, y algunos que ya residen en Tenerife. Este plantel de decimistas estará acompañado por músicos ya habituales del encuentro tijarafero: Arturo, Pedro, Chano, Teixé y Fabio, con guitarras, laúdes y un acordeón ocasional.
Se trata del festival decano de Canarias, fundado en Tijarafe en 1970 con el fin de conservar y divulgar el acervo tradicional de este género en la comarca, que trajeron de Cuba los vegueros palmeros del tabaco en el siglo XVIII y lo devolvieron casi intacto a mediados del XIX cuando en el país caribeño casi había desaparecido.
El interés de este encuentro por mostrar en La Palma verseadores, repentistas y decimistas de distinta procedencia (España, Cuba, México, Venezuela, Uruguay…) y de los que esgrimen la llamada espinela literaria (composición octosílava de diez versos creada en la primera mitad del siglo XVII por el poeta español Francisco Espinel) como enfrentamiento, porfía, controversia o pique improvisado, después de haber alcanzado en dos siglos una notable popularidad que la ha llevado al folclore de muchos pueblos en distintos formatos y modos musicales, ya está dando sus frutos. El pique entre repentistas canarios y cubanos, por confluir sus formatos provenientes de un origen común y compartido, sobre todo, es uno de sus mayores atrractivos como espectáculo. Un reloj de luz proyectado en la pared de la iglesia limita las intervenciones, seguidas con inusitado interés por un público fiel, atento y numeroso.
Este año, en el que cumple su 41º edición, ha adelantado su celebración a la noche del viernes, inmerso ya el pueblo tijarafero en la programación de sus famosas fiestas de la Danza del Diablo, consideradas Bien de Interés Cultural, cambio de fecha (siempre ha sido habitual el primer lunes de septiembre) que ya se intentó en 2008 debido a que las porfías se prolongan hasta bien entrada la madrugada.
