La célebre actriz Concha Velasco presenta este viernes en el Teatro Circo de Marte de Santa Cruz de La Palma el espectáculo Concha, yo lo que quiero es bailar, un auténtico viaje escénico que va desde la adolescente que soñaba con dedicarse al mundo del espectáculo hasta la actriz indiscutible de hoy que ha protagonizado una de las carreras de más éxito del teatro, el cine y la televisión de este país. La función tendrá lugar a las 21:00 horas y aún es posible adquirir entradas, tanto en taquilla como a través de Internet.
Concha, yo lo que quiero es bailar es un espectáculo a medio camino entre el teatro musical y el monólogo autobiográfico con grandes dosis de humor, que ha sido dirigido por José María Pou. La actriz, acompañada en el escenario por cuatro músicos de primer nivel, repasa su carrera, sus personajes, las obras que ha hecho (y las que no ha hecho), sus éxitos y sus fracasos.
El concejal de Cultura, Zacarías Gómez, considera que "se trata de una oportunidad única para disfrutar de un espectáculo lleno de originalidad, que a buen seguro hará las delicias no sólo de los incondicionales de la actriz, sino de cualquiera que desee conocer cómo ha sido el teatro y el cine en España en el último medio siglo de la mano de una de sus más ilustres protagonistas".
Zacarías Gómez subraya el hecho de que "el Teatro Circo de Marte vuelve a tener el privilegio de contar con una de las mayores figuras escénicas de nuestro país, tras las recientes visitas de Lola Herrera o Charo López, lo que da una idea del nivel de programación de este recinto".
El espectáculo recala en Santa Cruz de La Palma tras una larga gira por toda España cosechando una respuesta entusiasta y unánime por parte del público y de la crítica. En su reseña en el diario El País, Marcos Ordoñez escribe: "El público sale con las orejas dando palmas, porque ha visto a una señora actriz que sigue entregándose cada noche como muy pocas, y que ha vuelto a darles la poción mágica, el secreto de todos sus éxitos: simpatía por arrobas, y ese brillo en los ojos que no se puede fingir, y ese callo humano y escénico que sólo se consigue, pese a todos los frenos, cuando una actriz lleva cincuenta años pateándose platós y escenarios. Vayan a aplaudirla, que se lo merece".
