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El cielo nocturno, un bien cada vez más escaso de la humanidad del que disfruta La Palma

El 99% de las ciudades europeas están afectadas por la contaminación lumínica. Pestana: “Es un regalo de la naturaleza que tenemos que proteger”.

Las Islas Canarias, en el Mapa

El desarrollo de la ciencia y la tecnología han arrojado luz sobre grandes incógnitas que han transitado a lo largo de la historia de la humanidad. Pero ese avance también ha privado a buena parte de la humanidad de la observación directa de una de las grandes fuentes de inspiración de la naturaleza que le rodea, el cielo nocturno. Así, la contaminación lumínica ha cerrado la ventana a la mayoría de las personas para contemplar una de esas dos cosas que llenaban de admiración a pensadores como Kant: “Dos cosas colman el ánimo con una admiración y una veneración siempre renovadas y crecientes, cuanto más frecuente y continuadamente reflexionamos sobre ellas: el cielo estrellado sobre mí y la ley moral dentro de mí”.

El 99% de las ciudades europeas tienen, en menor o mayor medida, el cielo contaminado, una cifra que llega al 83% para la población mundial. Unos datos que aporta el periódico El País en un reportaje de Miguel Ángel Criado sobre el nuevo Atlas Mundial de Polución Lumínica.

Dentro de este estado de cosas, La Palma representa un auténtico oasis, en el que la estricta y alguna vez incluso cuestionada Ley del Cielo, mantiene un elevado índice de protección del cielo nocturno para garantizar la correcta observación del cosmos desde el Observatorio del Roque de Los Muchachos.

Fue en la Isla Bonita, hace ya más de diez años, donde se promulgó la llamada Declaración de La Palma en Defensa del Cielo Nocturno y el Derecho a Observar las Estrellas, en el marco de la Conferencia Internacional Starlight a Common Heritage, impulsada por el Instituto de Astrofísica de Canarias.

“La mayoría de los humanos apenas puede ver las estrellas en todo su esplendor, según un nuevo atlas mundial de la contaminación lumínica. La investigación muestra que los habitantes de algunas de las grandes ciudades deberían viajar 1.000 kilómetros para poder contemplar el espectáculo de la Vía Láctea tal como la veían los antiguos. Los autores del atlas advierten de que la tecnología LED podría multiplicar por tres el brillo nocturno y oscurecer aún más el cielo”, recoge el periodista.

El presidente del Cabildo, Anselmo Pestana, puso el acento en esta realidad que distingue a la isla de La Palma, en el marco de la reciente visita a la Isla del científico Stephen Hawking. “Yo vivo en las medianías y cada noche es un espectáculo ver el cielo”, dijo. “Es un regalo de la naturaleza que tenemos que proteger. Estamos muchas veces empeñados en proteger el mar, los espacios naturales y la declaración de 2007 (Declaración Starligth de La Palma sobre la defensa del cielo nocturno y el derecho a la luz de las estrellas) va en esa línea del derecho de la humanidad a observar el cielo, a poder ver el firmamento”.

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