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Festival de Música

Leo Brouwer y su vínculo entrañable con La Palma

El gran compositor y músico cubano fue criado por un palmero en su infancia tras quedar huérfano

El gran compositor cubano Leo Brouwer recibió este jueves un cálido homenaje en el marco del Festival de Música de La Palma, en un acto en el que el músico habló de su trayectoria vital y artística, entrevistado por el escritor Anelio Rodríguez Concepción, quien al término del encuentro le realizó el obsequio de un pañuelo de la tradicional seda de El Paso.  En este reconocimiento sonaron además algunas de sus composiciones interpretadas por el violonchelista David Apellániz y el guitarrista palmero Juan Carlos Pérez Brito, que fue discípulo suyo.

Los estrechos lazos que unen La Palma con la Perla del Caribe no están ausentes en la biografía de Brouwer, que contó durante su intervención que durante su infancia, tras quedar huérfano, fue criado por un palmero emigrante en Cuba: Carlos Acosta Perera.

“Cuando quedo huérfano, a los 11 años, mi tío político nos recoge, y era un palmero, que fue a los 7 años a cortar caña a Cuba y después se convirtió en un amante de la Filosofía y las Matemáticas. Recuerdo que nos hablaba de la Caldera de Taburiente, de la claridad del cielo en la Isla, de una serie de nebulosas. El primer libro que leí fue de Voltaire, que él me dio”, rememoró el compositor cubano.

El violonchelista David Apellániz interpreta un tema del músico cubano.

El violonchelista David Apellániz interpreta un tema del músico cubano.

Lo cierto es que en alguna ocasión ha intentado localizar a los familiares de esta persona tan influyente en su vida en la isla de La Palma, pero sin éxito.

También habló de la vinculación musical con esta tierra, que pasó por “la indagación de los cantos, las islas, la improvisación o repentismos, que eran parte de la cultura popular de mi país”. “Ambas islas, por muy lejos que estén, tienen muchos elementos en común, una cierta soledad, un aislamiento, en cualquier sentido, social e incluso poético”.

“El compositor vivo más importante del mundo y prolífico”, como lo definió Anelio Rodríguez, habló sobre la génesis de la música en su vida, rememorando el piano de su abuela, hermana de Ernesto Lecuona, al que se pegaba para captar las vibraciones.

Pero el piano “era un mueble”, recuerda. “A los 11 o 12 años oí una guitarra y me hechizó. Ese instrumento tenía magia, tan dulce y al mismo tiempo tan resonante. Ahí es donde empecé a amar la música y este es el punto de partida de todo lo que he hecho en la música”. “A lo 11 años  Stravinsky o Bartók son los que me dejan sin dormir. Un misterio”.

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