El C.D. Mensajero no pudo con el líder, el Albacete Balompié (1-2)

El Club Deportivo Mensajero no le pudo poner presión al líder de la competición, el Albacete Balompié en el Estadio “Silvestre Carrillo” en esta Trigésima Sexta Jornada de Liga, porque la presión la tiene la propia escuadra rojinegra, que lleva mucho tiempo tentando a la suerte. De ganar a conseguir los tres puntos, a poder quedarse en el puesto (17), con (40) puntos, encuentros ganados (8), igualadas (16), derrotas (12), goles a favor (37), en contra (46). Se encuentra en Zona de Descenso Directo, a situarse fuera del Descenso Directo. Ese era el resumen de la Jornada para el Club Deportivo Mensajero.

El equipo de José-Manuel Aira ya estaba avisado de que confiarse exclusivamente al Estadio junto al Barranco de Dolores era jugar con fuego. Y el Albacete Balompié encendió la mecha, no quería ser recuperador del enfermo y sí aprovecharse del mal ajeno para cerrar la vía de agua. Con un fútbol directo, fácil y sin especular, los hombres de José-Manuel Aira no tardaron en darse cuenta de la ocasión que le presentaba el rival para llevare el botín del Estadio “Silvestre Carrillo”.

El Albacete Balompié dio la campanada. Y lo consiguió. El juego del Club Deportivo Mensajero era bueno, teniendo oportunidades para batir al cancerbero Tomeu Nadal, en el minuto (11), con un remate de cabeza de Nacho Rodríguez, que el portero desvía a saque de esquina. La primera ocasión clara llegó para los visitantes en el minuto (21), al ejecutarse el tercer saque de esquina a favor de los albaceteños, recibe Rafa Gálvez, libre de marcaje, y bate dentro del área mensajerista al guardameta Ione Puga (0-1).

El Mensajero dio buenas sensaciones desde el principio. Tocó con fluidez, combinó y sumó incalculables incursiones por banda, sobre todo por la derecha. Todo bien… hasta el momento que tocaba definir. Ahí el Club Deportivo Mensajero volvió a pecar de lo mismo de siempre: falta de “punch”. Juanda, Vianney, Nacho Rodríguez y Alex Cruz se fajaron como jabatos en ataque y desbordaron muchas veces por los extremos, pero en el momento de ponerla, “pinchazo”. Ni una sola vez de las incursiones rojinegras por banda, encontró rematador.

El Mensajero se complica su permanencia en Segunda B. Foto de José Ayut.

En el Club Deportivo Mensajero no se veían soluciones de urgencia, antes de que se llegara a los primeros cuarenta y cinco minutos. Pero la escuadra rojinegra no bajó el pistón y se anotó la igualada. Llegaba el minuto (25), y en esta ocasión funcionaron las ideas. Vianney, al ejecutar una falta desde fuera del área, bate al cancerbero Tomeu Nadal, con un golazo, pues no pudo evitar que el esférico fuera al fondo de la red (1-1).

Primer paso para intentar conseguir el triunfo. El “míster” Mingo Oramas introdujo dos cambios en esta segunda mitad, al retirar a Alex Cruz por Ale González, minuto (71), y a Nacho Rodríguez por Yeray Pérez el “arrugado” en el (83), no dando resultado, y Juanda fue expulsado por doble cartulina amarilla. El Mensajero, que preside Víctor-Manuel Francisco Herrera, intentó a empujones el triunfo, pero en el minuto (82), el canario Héctor Hernández por la banda izquierda recibe el balón libre de marca encañonando al guardameta Ione Puga, que vio cómo se colaba el balón en su portería (1-2), en el minuto (82).

Los de Mingo Oramas aún tuvieron alguna ocasión para marcar e igualar en el casillero, enviando Vianney por encima del larguero de la portería de Tomeu Nadal, en el minuto (89), pero siempre se encontraron con una retaguardia y un guardameta que cuando le llegaban los balones los paraba todos…

A partir de ahí, la escuadra rojinegra quiso, pero no pudo batir la portería del Albacete Balompié. Lo cierto es que no fue justo el resultado (1-2), a mi parecer. No mereció la derrota, pero incluso tuvo el empate en los pies de Vianney, y dejó escapar la ocasión de sumar por lo menos un punto que se puede echar de menos a la conclusión del Campeonato de Liga, cara a la permanencia en la Segunda División B, Grupo Dos. Tarda demasiado la estrella en encontrar su resplandor.

ESCRIBE: Miguel Pérez.