Tim Freriks vuelve con la intención de subirse a lo más alto, como ya hizo en 2017.
Transvulcania siempre es sinónimo de sorpresas. Y es que la prueba palmera ha sido testigo del despunte de varias estrellas del trail mundial en varias de sus ediciones. Así fue el caso del norteamericano Tim Freriks, que en la edición de 2017 llegó a la Isla Bonita sin patrocinador y como un completo desconocido a los ojos del público y de la prensa especializada y salió de la isla de La Palma con la medalla de ganador en su mochila.
En aquella edición Tim viajó desde Flagstaff (Arizona) hasta La Palma a sugerencia de su compañero de fatigas Jim Wamsley, conocedor de que si su amigo Tim hacía una gran aparición en una carrera grande, haría que su nombre comenzara a sonar en el mundillo del trail running a nivel internacional. Esta historia es la prueba de que los sueños a veces se hacen realidad y porque en aquella edición el ritmo que impuso Tim fue tan frenético que nadie lo pudo doblegar.
Ahora, con un sponsor importante y con más experiencia que por aquel entonces, este ganador de TNF Endurance Challenge California 50M, Flagstaff Sky Race o la Broken Arrow Sky Race, regresa a Transvulcania 2020 con las mismas intenciones que por aquel entonces. Será uno de los rivales a batir en la duodécima edición de Transvulcania a celebrar el 9 de mayo de 2020.
El norteamericano afirma que “no puedo estar más contento de volver a La Palma para correr Transvulcania 2020. Esta carrera en 2017 fue el comienzo de mi carrera profesional y siempre tendrá un lugar especial en mi corazón. Mi debut en Transvulcania fue para demostrarme a mí mismo que podía correr una carrera que sabía que era capaz de hacer desde que comencé a correr por la montaña. Tras este tiempo me he dado cuenta de que todavía tengo ese fuego conmigo”.
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LeonMarrero
Transvulcania es el Love Festival del deporte. Todos los años se van más de 500.000 euros de dinero público en organizar una carrera de un deporte súper minoritario y cuyo impacto económico es más que cuestionable: una par de pernoctaciones más en un mes flojo (eso está bien) y algo más de caja en los bares de Los Llanos (pero ni la mitad que en unos Carnavales).
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