Mary Nieves Hernández, una palmera que vive en Venezuela. Archivo.
De lontananza llegaste Gran Señora
a iluminar los horizontes de mi tierra
allí, entre olas y estrellas
te hiciste luz sobre la oscura roca
frente al mar esperaste silenciosa
al más humilde pastor, al mas austero
para abrirle tus brazos y tu pecho,
tu corazón augusto derramó su canto.
Un beso, una oración bajó del Teide
corona de retama para su Reina,
Reina de corazones, volcanes encendidos
Reina en España, Reina en América
en todos los rincones donde el canario habita
te hace Reina
Hoy, como siempre, o más que siempre
Madre Nuestra
a implorar tu protección venimos
en esta soledad que nadie ataja
en esta impotencia, en esta incertidumbre
con este grito de patria que se apaga
cúbrenos Madre con tu amoroso manto
abre caminos donde la paz campee
abre tus brazos, tu pecho, rompe los cielos
haz que caiga sobre esta tierra
como copiosa lluvia
todo, todo el amor que el Universo guarda.
Mary Nieves Hernández de Ferreira
Caracas, Venezuela.
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