La remodelada travesía de San Antonio, en Breña Baja, se ha puesto en servicio esta tarde, tras finalizar las obras de mejora llevadas a cabo en la misma con un presupuesto de 760.526,93 euros. Los trabajos se han realizado en un tramo de unos 400 metros. Al acto asistieron el consejero de Obras Públicas, Juan Ramón Hernández, la presidenta del Cabildo, Guadalupe González Taño, y el alcalde de Breña Baja, Jaime Sicilia, entre otras autoridades. Tanto el consejero como el acalde destacaron la importancia de estos trabajos que han permitido mejorar un tramo que se encontraba en muy mal estado y dar seguridad a conductores y peatones.
La travesía de San Antonio es una carretera construida hace décadas, con dos carriles de tres metros aproximadamente y un firme muy deteriorado. Algunos tramos contaban con estrechas aceras de no más de metro y medio. En la actualidad dispone de amplios márgenes, lo que permite que los peatones discurran por ellos pero no con la suficiente seguridad, al igual que cuando cruzan la calzada.
La Consejería de Obras Públicas y Transportes del Gobierno de Canarias ha desarrollado en esta Travesía de San Antonio un tratamiento de sus márgenes dotándola de aceras. Se llevó a cabo también el ordenamiento de este tramo, dando prioridad a su condición de urbano y eliminando en lo posible las situaciones de riesgo en cuanto a la seguridad vial.
La nueva carretera está compuesta por dos carriles de tres metros y medio de anchura cada uno, arcenes de cincuenta centímetros, franjas de aparcamiento de dos metros veinticinco y aceras hasta la fachada de un metro y medio de ancho como mínimo y que alcanzan, en algunos casos, los tres metros y medio.
En la primera mitad del recorrido, la carretera presentaba amplios márgenes compuestos por varios tipos de pavimento como hormigón, asfalto, distintos tipo de losetas en acera, etcétera. Por ello, era necesario demoler estas superficies hasta el límite de las fachadas para poder reorganizar la sección tipo de la carretera y uniformizar los pavimentos. Debido a la existencia de tuberías de abastecimiento, saneamiento y algún otro conducto enterrados por los bordes, los trabajos se acometieron con especial cuidado, manteniendo en servicio las redes existentes.
Las distintas edificaciones a ambos lados de la vía se han ido construyendo a lo largo de los años y, dada su antigüedad, las cotas de entrada no están niveladas con la rasante ni las fachadas alineadas. Para poder soterrar los servicios ha sido imprescindible demoler algunos escalones, muretes, paredes y demás elementos en patios, accesos a viviendas y garajes.
