El doctor en Economía por la ULL y master en Dirección de Empresas, Juan Nuez
Juan Nuez Yánez es Doctor en Economía por la Universidad de La Laguna y Máster en Dirección de Empresas Comercializadoras de Plátanos, impartido por The International Social Science Council, UNESCO, en 1994-1995. Es autor o coautor de varios libros y artículos en revistas especializadas y ha presentado comunicaciones en más de 50 congresos nacionales e internacionales. Su tesis doctoral El mercado mundial de plátanos y las empresas productoras en Canarias, 1870-2000, es una obra de consulta obligada para todos aquellos que quieran entender mejor el cultivo del plátano en Canarias. Además de sus méritos académicos, ha trabajado dirigiendo una empresa platanera durante varios años por lo que conoce de primera mano el subsector. Una voz autorizada al que hemos preguntado sobre diferentes aspectos en un momento de incertidumbre sobre la redacción definitiva del POSEI. Nuez asegura en esta entrevista que las bananas ya superan el 40% de la cuota de mercado y que hay que intentar frenar su avance. Considera que las principales amenazas del plátano canario pueden ser la falta de relevo generacional o el incremento de los costes pero también indica que el futuro del cultivo está en manos de los propios productores. "Hay que hacer las cosas bien desde la mata hasta la venta". Asimismo recuerda que la competencia no solo está en la banana sino en otras frutas y postres y que si no se actúa correctamente las posibilidades de supervivencia se irán limitando. En cuanto las picas es claro, deben ser el "ultimísimo" recurso en la política comercial del platáno de Canarias.
– Sus trabajos y artículos publicados se caracterizan por el rigor en el análisis del subsector del plátano. ¿Cree que sus propuestas son aplicadas?
– No creo que exista un problema con que mis propuestas sean o no aplicadas. Trabajé en plátanos hace unos años, y luego continué estudiándolo desde el ámbito académico. Conservo muchos y muy buenos amigos en el subsector, y en principio era a ellos a quienes remitía mis comentarios, sin más ambición que mostrarles lo que yo opinaba. Les enviaba análisis que ellos, en su labor del día a día en las fincas, no realizaban y que yo consideraba que era interesante que tuvieran a la hora de tomar decisiones. Posteriormente he tenido la posibilidad de publicar artículos en prensa, y es ahí donde presento los estudios que antes hacía para los amigos. Continúo con la misma ambición de antes, es decir, simplemente me limito a estudiar el mercado del plátano canario, a comentar los resultados y presentar mis opiniones, porque creo que puede resultar interesante para quienes trabajan en el subsector. Ahora bien, tengo muy clara una cosa, y es que es muy fácil hablar desde fuera. Yo no me estoy jugando mi dinero en la actividad, por lo que entiendo que mi visión pueda no ser compartida por quienes están a día de hoy trabajando en ella, e incluso que haya quien considere que lo que digo no es interesante.
Por otro lado, hay cuestiones que yo he planteado, que han sido asumidas e incluso algunas están siendo empleadas en sus acciones defensivas. Por ejemplo, en 2006 presenté ante la Comisión Europea un estudio del impacto económico de la producción platanera en Canarias en el que incluía una primera aproximación a la cuantificación de lo que significaba el transporte de plátanos la Península sobre el nivel de precios en las islas. Una cuestión retomada en 2008 en un informe al Consejo Económico y Social de Canarias, y que actualmente está siendo esgrimida por Asprocan en sus informes. Otro ejemplo es el de la cuota de mercado de la banana en el mercado español. Durante años estuve presentando en distintos foros el crecimiento de la misma, mientras que desde el subsector se repetía el "mantra" de que no significaba más del 10 por ciento. Pues bien, en la actualidad ya Asprocan habla de que supone más del 30 por ciento. Y otro "mantra" era el del número de productores. Cuando publiqué que frente a los más de 10.000 que habitualmente se indicaba, la realidad es que eran unos 8.500 y disminuyendo, la primera reacción por parte de algunas personas relevantes del subsector fue "matar al mensajero". Pues bien, hace pocas fechas, Asprocan hablaba de 8.500 productores cuando defendía la continuidad de las ayudas POSEI en la consulta lanzada por el Comisario Ciolos.
– En sus estudios constata, en contra de las tesis oficiales, una reducción progresiva del número de agricultores dedicados al plátano. ¿En qué se basa para realizar esta afirmación?
– Me limito a emplear la información oficial disponible sobre el número de perceptores de la ayuda, antes por pérdida de renta y ahora POSEI, sobre la base de que toda persona física o jurídica que cultiva plátanos en Canarias quiere percibir ese dinero proveniente de Europa. Con esos datos en la mano, se constata que los 8.500 perceptores de ayuda de 2007, cuando el plátano entró en el programa POSEI, se han quedado en unos 7.600 en el reciente primer pago de la ayuda en 2013.
– Pero algunos opinan que esta reducción no es real ya que algunos agricultores que antes percibían la ayuda por pérdida de renta individualmente, ahora lo hacen a través de comunidades de bienes o sociedades, ¿cree que es así?
– Indudablemente, en el subsector platanero ha habido algunos procesos de concentración, de manera que personas físicas que antes cultivaban de manera individual y así solicitaban la ayuda europea, ahora lo hacen agrupados en alguna forma de persona jurídica -comunidades de bienes, SATs, cooperativas, sociedades anónimas o limitadas, etc… Una concentración que, de ser la única transformación en la titularidad de las explotaciones, llevaría a una reducción del número de perceptores. Ahora bien, junto con este proceso de concentración, que tampoco ha sido tan numeroso ni afectado a tantas personas, también se produce una expansión en el número de perceptores debido a procesos de partición de explotaciones que antes estaban a nombre de un único titular, bien por el fallecimiento del mismo y su reparto entre quienes heredan, bien por la transmisión a varias personas, bien por la disolución de personas jurídicas o por otras causas. Desde mi punto de vista, ambos fenómenos tienden a igualarse, de manera que prácticamente se anula el efecto de cada uno de ellos.
Por otro lado, también hay que tener en cuenta que en algunas OPP se ha llevado a cabo un proceso de depuración de datos de afiliados y asignación de superficie, que en su momento también redujo el número de peticionarios, lo que hace que haya que tomar con cautela los más de 10.000 agricultores de los que se hablaba en los primeros noventa.
Ahora bien, pese a lo anterior, la cuestión es que los 8.500 perceptores de ayuda de 2007 se han reducido a los 7.600 de 2013. Son casi 1.000 personas físicas y jurídicas menos en los últimos 6 años, una merma que se debe mayoritariamente al abandono de la producción, de manera principal entre aquellas personas con fincas de muy pequeñas dimensiones.
-Esa reducción del número de agricultores constrasta con la creencia de que se ha mantenido la superficie cultivada. ¿Qué dicen los datos? ¿realmente se ha mantenido la superficie?
– Es que la superficie cultivada se ha reducido, de acuerdo con los datos de la Consejería de Agricultura del Gobierno de Canarias. Las 9.563 hectáreas cultivadas en 2007 se han quedado en 9.144 en 2012, es decir, unas 420 hectáreas menos. Unas cifras que no son de extrañar si tenemos en cuenta que las casi 1.000 personas que han abandonado el cultivo en esos años estaban agrupadas mayoritariamente entre quienes producían menos de 20.000 kilos.
– ¿Cómo ha evolucionado la cuota del plátano frente a la banana en los mercados y cuales son sus perspectivas de cara al futuro?
– A falta de los datos de Aduanas de diciembre, el ejercicio 2013 se cerraría con una cuota de mercado de la banana que habría oscilado entre el 28 y el 44 por ciento. Con los datos de Aduanas no es posible afinar más, ya que no diferencia entre bananas y plátano de Canarias cuando contabiliza las reexportaciones, aunque me inclino más a que se aproxime al 44 por ciento, dado que la mayoría de las reexportaciones son a Portugal, habitual mercado de la fruta canaria que no tiene hueco en el mercado español. Si hacemos los cálculos con el panel de consumo del Ministerio de Agricultura, la cuota de la banana alcanzaría el 37 por ciento. Así pues, independientemente del método de cálculo, las bananas ya suponen en torno al 40 por ciento.
Y éste no es un dato coyuntural, sino que desde 2007 la cuota de mercado de la banana se ha ido incrementando progresivamente. Una cuestión que se torna aún más peligrosa si tenemos en cuenta que el consumo de plátano y banana en España se ha reducido en unas 40.000 toneladas desde 2008. Esto significa que, no solamente se consume menos, sino que los consumidores cada vez prefieren más bananas.
Ahora bien, pese a esa evolución, considero que el mercado español quiere plátano de Canarias, que nuestra fruta sigue teniendo un hueco importante. Ajustando los envíos al consumo y las calidades a lo que demanda el mercado, con unas cotizaciones que para el consumidor supongan una correcta relación calidad-precio y no se diferencien en demasía respecto a las de la competencia, no hay razones para que no se puedan seguir vendiendo entre 250.000 y 300.000 toneladas en el mercado español. El incumplimiento de cualquiera de esas cuatro condiciones limitará las posibilidades de venta.
– Según su criterio, qué deben hacer los productores para conseguir unas rentas dignas? ¿y Asprocan?
– En un contexto de previsible reducción de las ayudas europeas, ahora más que nunca resulta necesario intentar conseguir unas cotizaciones en el mercado que sean lo más estables y remuneradoras posible. Como acabo de comentar, en el mercado cada vez hay más bananas, por lo que hay que intentar que no se continúe perdiendo cuota de mercado.
A nivel individual, los productores deben llevar la fruta a los empaquetados en las mejores condiciones posibles y habiendo cumplido con toda la normativa medioambiental existente. Allí deben minimizarse los daños y conseguir una presentación muy cuidada, base para intentar conseguir buenos precios.
En conjunto, en cada OPP se debe intentar programar las producciones para que los envíos que se realicen a la Península se hagan en los volúmenes adecuados a las pautas habituales de consumo en cada momento. También de forma conjunta, ahora por parte de Asprocan, se debe continuar con las labores de promoción del producto, eso sí, auditando costes y resultados, para frenar la escalada de cuota de la banana. También debería controlar la calidad de la fruta que llega al mercado, ya que los problemas particulares se convierten en generales -los consumidores no suelen diferenciar las marcas-, anulando los efectos positivos de la publicidad. Si eso incidiera en los precios a obtener en el mercado, Asprocan también podría actuar para reducir los costes de producción. La negociación conjunta de fletes o de la compra de fertilizantes o cajas, llevaría a una reducción de los gastos en que incurren todos los productores.
– ¿Cuáles son para usted las mayores amenazas para el futuro del cultivo?
– Es cierto que la llegada de bananas cada vez más baratas por el descreste arancelario va a significar mayores tensiones en los mercados, pero no creo que haya que magnificar el descreste. Pasar de un arancel de 132 euros por tonelada a otro de 75 significa menos de 6 céntimos por kilo y no considero que se puedan perder muchos compradores por una diferencia de 6 céntimos por kilo. Los mayores problemas pueden venir por otro lado. Considero que las principales amenazas para el futuro del cultivo de plataneras en Canarias pueden proceder de su interior. Cuestiones como la falta de relevo generacional o el incremento de los costes, tanto laborales como de agua y otros insumos, habría que afrontarlos con una mejora de la rentabilidad de las explotaciones. Dado que es complicado que se produzca un incremento de las ayudas públicas, habrá que conseguir el incremento de los ingresos por la vía del mercado, y para ello hay que continuar trabajando siempre, no dormirse en los laureles, porque camarón que se duerme, se lo lleva la corriente. Me pone los pelos de punta escuchar a dirigentes plataneros hablando de que la pérdida de cuota de mercado no es un problema porque, según las encuestas, más del 90 por ciento de los consumidores españoles prefiere el plátano de Canarias. Una cosa es preferir y otra poder comprar. Si nos dan a elegir entre comer carne congelada o carne fresca, creo que mayoritariamente responderíamos que preferimos comer carne fresca, ahora bien, no todos los consumidores, y más en tiempos de crisis, pueden permitirse comprarla. Y con el plátano de Canarias pasa igual en determinadas épocas del año, cuando el precio se eleva sobremanera y la diferencia de cotizaciones con la banana se dispara. La realidad es que, aunque más del 90 por ciento prefiere plátano de Canarias, supone menos del 60 por ciento de las compras.
Con todo esto, lo que quiero decir es que el futuro del cultivo está en las manos de los propios productores. Hay que hacer las cosas bien desde la mata hasta la venta. No sólo está la competencia de la banana, sino de otras frutas y postres, y si no se actúa correctamente, las posibilidades de supervivencia se van limitando.
– Sin embargo, la fruta ACP entra sin aranceles y no hubo demasiada pelea política en ese caso, ¿a qué cree que se debió?
– Haberla la hubo, sobre todo desde Canarias, aunque quizás sin la alharaca que se ha empleado ante la bajada de aranceles a la producción latinoamericana. Las razones son varias. La más clara es que los niveles tradicionales de importaciones procedentes de los países ACP no habían sido de excesiva magnitud, entre otras cuestiones porque las líneas de transporte marítimo no son las mismas, ni en número ni en capacidad, que en el caso de Latinoamérica, lo que limita sus posibilidades de expansión y acceso al mercado europeo. Y la otra es que tanto Francia como Gran Bretaña tienen una deuda moral con los países ACP, lo que se ha venido demostrando desde los inicios de la Unión Europea, primero con los Acuerdos de Yaoundé para las excolonias francesas, y luego con los de Lomé cuando se produjo la integración británica en la Comunidad Europea. Así que no es de extrañar que no hubiera tanta pelea política.
– En España, además de fruta de Latinoamérica y África, se ha detectado la presencia de fruta de Martinica y Guadalupe a bajos precios, fruta tradicionalmente vendida en Francia. ¿No resulta al menos llamativa esta competencia?
– Contesto con otra pregunta, ¿no resulta al menos llamativa la presencia de plátano de Canarias en el mercado portugués a bajos precios? La cuestión es que estamos en un mercado europeo abierto a los movimientos internos, y en este sentido, cuando el mercado francés ofrece pocas posibilidades remuneradoras de venta para la fruta de Martinica y Guadalupe, ésta se desvía hacia otro para no saturar su mercado principal. Y ese otro es España, dado que sus posibilidades de venta en países más al norte o en Italia son menores. Del mismo modo ocurre con el plátano de Canarias. Cuando hay mucha oferta en el mercado peninsular español, nosotros desviamos mayores volúmenes de fruta hacia Portugal, intentando quitar presión. No lo mandamos a Francia porque allí nuestras posibilidades de venta son menores.
Una cosa es luchar juntos por las ayudas europeas y otra muy distinta es el sálvese quien pueda posterior. Ahora bien, no nos rasguemos las vestiduras, porque precisamente gracias a los problemas de venta de la fruta de Martinica y Guadalupe se consiguieron los 40 millones de euros extra, de los que 20 vinieron para Canarias.
Cada cierto tiempo se oyen algunas voces que hablan de la búsqueda de mercados exteriores.
– ¿Qué opina usted de las experiencias llevadas a cabo por Asprocan en Polonia y Alemania? ¿Ve viable estas iniciativas?
– Comercializar en los mercados exteriores no es un proceso que se pueda improvisar. Es necesaria mucha constancia y esfuerzo. Hay que garantizar al comprador que se van a remitir volúmenes suficientes y homogéneos durante las 52 semanas del año, además de realizar campañas de publicidad para dar a conocer tu producto en esos nuevos mercados. Eso significa que hay que estar bastante tiempo invirtiendo dinero para posicionar el plátano de Canarias en esos mercados, aún sin saber si los consumidores al final van a dejar de comprar lo que compraban hasta ahora para empezar a comprar lo tuyo. Insisto, una acción seria de ganar espacio en un mercado exterior o es tarea rápida, ni fácil ni se puede improvisar.
Ahora bien, otra cuestión es que se busque colocar fruta en mercados exteriores para reducir la presión sobre el mercado español. En ese caso, lo que habrá que valorar es si las pérdidas en que se pueda incurrir se compensan con la subida del precio en el mercado peninsular, o al menos con el mantenimiento de las cotizaciones para la fruta remitida a nuestro destino habitual. Se trata de hacer un análisis coste-beneficio previo para determinar si las posibles pérdidas en un sitio se cubren con las ganancias en el otro. En alguna ocasión he escuchado a dirigentes del sector argumentar que eso fue lo ocurrido en aquellas experiencias que usted comenta, que evitaron caídas mayores de precios en el mercado español. Si ese era el objetivo que se perseguía, y los efectos en nuestro mercado habitual fueron las que esos dirigentes señalan, habría que concluir que las experiencias fueron exitosas.
Así pues, lo que se trata es que se tengan las cosas claras previamente y se actúe en consecuencia. Si lo que se quiere es una presencia continuada más allá de los Pirineos, habrá que diseñar una estrategia a largo plazo con cuantiosas inversiones. Si lo que se quiere es desatascar el mercado en un momento puntual, las acciones a desarrollar serán otras. Y los indicadores para medir de la rentabilidad o la viabilidad que debemos implementar serán diferentes en cada uno de los casos.
– Usted es coautor de un estudio sobre la inutilización de fruta publicado en la prestigiosa revista "Economía Agraria" ¿qué opina usted sobre la pica?
– Cuando hablamos de la pica, creo que habría que diferenciar cuatro cuestiones. Primero, si hacer pica o no; segundo, cuánto picar; tercero, cómo hacer la pica y, finalmente, qué hacer con los plátanos de la pica. En cuanto a la primera cuestión, considero que la pica ha de ser el ultimísimo recurso en la política comercial del plátano de Canarias. Aunque estemos hablando de producción agraria, en la que no siempre dos más dos son cuatro, actualmente hay medios estadísticos para conocer con bastante exactitud los volúmenes de fruta que vamos a tener que comercializar con un tiempo prudencial de adelanto. De este modo, se pueden ir adaptando las estrategias de venta con antelación, con promociones u otros tipos de ofertas, para intentar frenar el impacto de posibles excesos en los envíos.
Respecto a cuánto picar, considero que hay que hilar muy fino en este aspecto, ya que los excesos de pica no generan una subida de precios que los compensen, además de que se genera un hueco en el mercado que ocupa la banana. Y de nuevo hay que decir que existen herramientas estadísticas para aproximar los volúmenes a picar. En el artículo que cita en la pregunta, junto a varios compañeros de la Facultad de Económicas de la Universidad de La Laguna presentamos un primer acercamiento al tema. Un modelo mejorable si pudiéramos tener acceso a más información, mucha de ella en manos del propio subsector. Hemos ofrecido el modelo a Asprocan y les hemos indicado nuestra disponibilidad siempre que nos faciliten el acceso a esa información.
Bien, una vez que se decide la pica y el volumen a picar, habría que cambiar varias cuestiones respecto al modo en que se realiza actualmente ya que merman parte de los resultados positivos que se quieren obtener. Por una parte, que se pique fruta de categorías superiores y se remitan al mercado otras de categorías inferiores es un contrasentido evidente. Si hay que picar que sea de fruta mala, no de fruta buena. Por otro lado, el que la fruta a picar tenga que pasar por el empaquetado supone incurrir en unos costes innecesarios que no hacen sino mermar los ingresos de los agricultores. Y, finalmente, habría que compensar económicamente a los productores a los que se pica la fruta, ya que con su sacrificio se beneficia todo el subsector.
Como cuarta cuestión a la hora de hablar de la pica es qué se hace con esos plátanos. Felizmente, en los últimos años se ha procedido a entregar parte de la fruta de la pica a entidades sociales, pero no nos engañemos, es parte de la fruta, porque otra termina en vertederos, cuando no en barrancos. Considero que el subsector debería invertir en investigación destinada a su aprovechamiento como vía para mejorar los ingresos, o minimizar las pérdidas, en forma de biocombustibles, piensos para el ganado, complementos alimenticios, compostaje, etc. Cuando comento esta posibilidad, la mayoría de las veces se me responde que no merece la pena, que no se genera un volumen suficiente como para hacerlas viables económicamente. Pero es que yo no veo esa investigación sólo para la pica, sino para todos los subproductos que genera la actividad. Son unas 40.000 toneladas sólo en tallos, a las que habría que sumar las de fruta no comercial y las de pica en las semanas que se aplique, de manera que habría materia prima suficiente a lo largo de todo el año. Los plátanos de la pica sólo serían una parte del volumen total y de este modo no terminarían en los barrancos como hasta ahora.
– En cada crisis de precio se recuerda que Asprocan no comercializa, sino que son las OPP las que lo hacen. Sin embargo, la Asociación influye, por diferentes mecanismos, en las cantidades enviadas al mercado. ¿Cómo cree usted que se puede conciliar este poder de Asprocan con las estrategias comerciales y empresariales de cada organización de productores, que son entidades soberanas?
– Está claro que es complicado aunar ambas cosas, y creo que es una cuestión a definir más claramente entre las OPP y Asprocan. Creo que si se siguiesen los pasos que comenté sobre la pica, y ésta fuera más consensuada, probablemente usted no me haría esta pregunta
– ¿Cree que la información que se deriva de estos estudios llegan al agricultor? ¿Cómo podría mejorarse este flujo de información?
– Siempre se ha hablado de que la investigación desarrollada en las universidades está alejada del terreno, y algo de verdad hay en ello. En parte, porque la presentación de esa investigación se hace en revistas académicas, no siempre de fácil acceso. Unas revistas que, además, exigen unos formatos y lenguajes que en muchas ocasiones son complicadas de entender para quienes no se manejan en ese ámbito. Ahora bien, esto no es óbice para que bastante investigación haya sido, y esté siendo, presentada a los agricultores en distintos foros. Llegar a todos es complicado, pero siempre ha habido encuentros, reuniones, conferencias abiertas al público general, en los que se presentan resultados de investigación. Sólo como ejemplo, desde que en 1997 presenté un estudio sobre los primeros impactos en el mercado español de plátanos de la puesta en marcha de la OCM en un simposio organizado en Puerto de la Cruz, prácticamente cada año he participado en algún tipo de encuentro abierto en el que he presentado distintos análisis de la evolución del subsector. Muchos organizados por COAG-Canarias, tanto en Gran Canaria, como en Tenerife o en La Palma, otros por la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife, la Universidad Ambiental de La Palma, el ICIA o la propia Universidad de La Laguna. Y mi ejemplo es ampliable a muchas personas que están realizando investigaciones en Canarias en diferentes aspectos relacionados con el subsector platanero. Otra cosa es que los destinatarios de la información no siempre acuden a estos eventos. En algún caso me he visto en salones muy amplios con menos de diez personas escuchando lo que iba a presentar, así que no siempre es un problema de los investigadores, sino también de los agricultores.
En cuanto a mejorar los flujos de información, creo que internet es un vehículo que está facilitando las cosas y que cada vez lo va a hacer en mayor medida. Volviendo a hablar en primera persona, desde hace unos meses he comenzado a distribuir por internet los informes sobre el mercado español de plátanos que antes hacía para los amigos. Los he llamado Hojas bananeras y están disponibles en www.hojasbananeras.blogspot.com además de en la página web de Crónicas del campo palmero (www.cronicasdelcampopalmero.com) y se distribuyen en Europa a través de EGOAGRA. En el blog iré colgando también los artículos que ahora estoy publicando en Agropalca y futuras publicaciones sobre el subsector que vaya realizando.
– ¿Cree usted que el actual reparto de las ayudas del plátano puede mejorarse y, en caso afirmativo, en qué sentido?
– En 2006 fui invitado por la Comisión Europea para presentar un informe sobre el impacto del subsector platanero en la economía de Canarias. En ese informe defendía la necesidad de apoyar al subsector por sus indudables efectos económicos, sociales, culturales y paisajísticos que tiene en las Islas. Unos efectos que no son todos positivos, pero sí que en conjunto presenta más positivos que negativos. En ese informe argumentaba la necesidad de mantener el cultivo al aire libre por ser el que, en conjunto, generaba más impactos positivos.
El actual sistema de reparto de ayuda prima los kilos producidos, más que otras consideraciones, como empleo o paisaje. Los resultados de este sistema es que, a día de hoy, unos 400 perceptores se reparten la mitad de la ayuda, unos 70 millones de euros, que la superficie bajo invernadero es la tercera parte del total y en ella se obtiene la mitad de la producción, mientras que desde 2007 se han perdido casi 1.000 productores, principalmente entre aquellos que producen menos de 20.000 kilos anuales y al aire libre. Unos agricultores y fincas que se pusieron sobre la mesa como argumento a la hora de justificar la generosa ayuda comunitaria que recibe la producción de plátanos en Canarias. El mantenimiento de ambas cuestiones -pequeños agricultores y cultivo al aire libre- se torna de vital importancia en las directrices de las políticas agrarias de la Unión Europea para el periodo 2014-2020.
Como señalé en el número 23 de la revista Agropalca, ¿qué pasaría si se triplicara la ayuda por hectárea al aire? No se trataría de primar fincas improductivas, ya que seguiría existiendo la obligación de cumplir con superar el 70% de la producción de referencia, sino de primar una producción más compatible con el medio ambiente, creadora de paisaje, y en la que predominan las fincas de pequeñas dimensiones, cuestiones todas básicas para defender la ayuda de TODOS los productores plataneros de Canarias. La ayuda por superficie pasaría de significar el 4,4 por ciento del total a ser el 13 por ciento, aún muy lejos del 30 por ciento del que se hablaba a la hora de hacer una PAC más verde. ¿Con eso se detendría la sangría de pequeños productores? No lo sé con seguridad, pero lo que sí se conoce ya es que con el sistema actual no hacen sino reducir su número en más de dos por semana.
– En su opinión, ¿cuál es la situación actual del subsector respecto a la investigación y desarrollo? ¿En qué cree que se debería incidir?
– A través de Asprocan se están llevando a cabo algunos trabajos de investigación, aunque, desde mi punto de vista, con un presupuesto muy exiguo. Por otra parte, es habitual escuchar quejarse a los productores plataneros porque la investigación desde los centros públicos es escasa y no siempre responde a sus necesidades. Para mí, un subsector que percibe más de 140 millones de euros de ayudas no debería depender de los presupuestos públicos para desarrollar investigaciones. Desde hace unos cuantos años he señalado que se podría detraer un millón de euros de esas ayudas para I+D+i propia. Con esa cuantía, el subsector podría programar qué quiere saber y cuándo, y no supondría una merma reseñable en el dinero a percibir por los agricultores -unas 2,5 milésimas de euro.
¿En qué investigar? En una visión a largo plazo, en intentar solventar los problemas que hoy en día tiene la producción ecológica, ya que considero que el futuro del subsector debe ser ecológico, como manera de poder garantizar la presencia en unos mercados a los que llega fruta más barata y mejor presentada. A más corto plazo, a erradicar el picudo de una manera más sencilla y barata, a buscar fitosanitarios naturales que permitan minimizar el impacto de otras plagas ante la reducción del número y variedad de productos autorizados, y no podemos olvidar la investigación destinada al aprovechamiento de los subproductos como vía para mejorar los ingresos (biocombustibles, piensos para el ganado, complementos alimenticios, compostaje, etc…), como ya señalé con anterioridad.
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Si, las bananas colombianas de la empresa Fyffes que no se venden en UK van a parar al mercado Español. Al mismo tiempo esta empresa compensa con una pequeña venta de plátanos de Canarias en el mercado de UK. Eso no se puede criticar, vivimos en un mundo globalizado de grandes corporaciones, y si no nos adaptamos mal vamos. Bien lo sabe el gobierno del PP, que pretende mejorar la economía con las exportaciones. Razones tiene, porque es la única manera. Tanto que las empresas españolas se han dado cuenta que es mejor producir en España y vender en China, que hacer lo contrario. Cosas de los mercados.
Pues bien, ahora sacaron la nueva "Ley de fomento de integración de cooperativas" con el fin de que esta integración sirva para exportar productos agrícolas, con ayudas y beneficios fiscales para encontrar nuevos mercados. Principalmente destinado a los productos del campo andaluz y perfectamente aplicable al plátano. El que se niegue a buscar otro mercado del plátano con estas evidencias, morirá por inanición. Los mercados maduros como el Español no tienen ninguna perspectiva de crecimiento, mas bien lo contrario.
Efectivamente el cultivo del plátano tiende a lo ecológico, se sorprenderían lo que era la isla de La Palma hace 5 años y lo que es ahora. El principal motivo, el encarecimiento de los productos fitosanitarios, muy ligados al precio del petróleo que no ha dejado de aumentar, y tampoco tiene perspectiva de disminuir esa tendencia.
Hace 20 años, en La Palma habían 4000 hectáreas de plátano, ahora malamente llegamos a las 3000, debido principalmente a la presión del sector inmobiliario en los terrenos de cultivo. Aquí tenemos agua y recursos suficientes para volver a esos 4000 hectáreas. Se puede cultivar plátano por encima de los 400 metros, y si no que se lo pregunten al mayor productor mundial, Filipinas. Es un plátano de mejor sabor, más dulce.
En cuanto al relevo generacional, será el que es, los dueños de los terrenos seguirán atendiéndolos hasta que puedan, es muy rentable, y cuando algo es rentable no se suelta. Conozco gente que busca fincas de plátanos para trabajar, y no encuentra.
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