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Opinión
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La vendimia

Dedicado al pueblo de Fuencaliente, en la celebración de la fiesta de La Vendimia

Mary Nieves Hernández, una palmera que vive en Venezuela. Archivo.

Ha llegado agosto

con uvas maduras

y melado rostro.

¡Cuánta remembranza

 de aquellos veranos,

de aquellas vendimias

de canto en el alma,

de oro en las viñas!

 

 Mujeres tocadas

con blancas pamelas

de hermosos racimos

llenaban las cestas.

No había carreteras

ni coches ni cooperativas,

sólo gente alegre

que iba y venía

por viejos caminos

y estrechas veredas.

Las bestias cargadas

subiendo laderas

bajo el aire inmóvil

del verano ardiente,

el arriero siempre

silba que te silba.

 

¿Qué tendría el arriero

que bajo el ardiente

sol de los veranos

silbaba y reía?

Una linda niña

tenía el arriero

que lo esperaría

encendiendo estrellas

con sueños y risas.

¡Ay agosto, agosto

de luengos veranos!

de uvas maduras

de rostro melado

de lagares llenos

de frutos y mosto,

de aquellos aromas

de aquel embeleso…

 

¡Benditas las manos

de nuestros abuelos!

 

Tu encanto ha quedado

perdido en el tiempo,

nos queda el sabor

de aquellos recuerdos,

de aquellos racimos

dorado dulzor,

aurora radiante

constante sopor,

faldas polvorientas

con capa de sol,

zumbido de abejas,

crepúsculos rojos

tardes de arrebol,

pegajoso zumo,

lleno el corazón.

 

En los labios de la gente

dulces palabras de amor.

 

Marynieves Hernández

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