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Economía
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Raquel Díaz: "Tenemos un tejido comercial único y comprar en La Palma no tiene precio"

“El comercio local afronta importantes retos sociales, de competencia, tecnológicos, administrativos, jurídicos, e incluso ambientales”

“Comprando en La Palma, invertimos en la Isla y en nosotros mismos, mientras que lo que invertimos fuera resta y divide”

Si la defensa del interés general del comercio no prevalece sobre otras cuestiones, sin duda, quien sale perdiendo son los comerciantes y, por extensión, La Palma”

La consejera de Promoción Económica, Comercio y Empleo del Cabildo Insular de La Palma, Raquel Díaz, analiza en esta entrevista las debilidades y fortalezas del comercio local, un subsector que genera empleo y actividad pero que tiene que adaptarse a los nuevos tiempos para ser más competitivo y satisfacer las demandas de un consumidor cada vez más exigente.

-El comercio es uno de los pilares sobre los que pivota la actividad económica insular, ¿en qué situación diría que se encuentra?

“El comercio es un subsector económico prioritario para nuestra Isla, constituye una seña de identidad asociada a valores como la cercanía, la atención personalizada o la confianza, que genera tejido económico y hace municipio, ciudad e Isla. Además de conciliar la oferta y la demanda, no podemos olvidar que el comercio resulta estratégico a la hora de vertebrar la economía de servicios, tiene una estrecha relación con la comercialización de productos locales, un peso sustancial en lo que a exportaciones se refiere y es una importante fuente de empleo, autoempleo y riqueza. Los tiempos cambian y los hábitos de consumo también, pero podemos presumir de que el espíritu emprendedor se mantiene y que La Palma cuenta con un tejido comercial sólido, dinámico, estructurado y con un nivel de calidad, diversidad, madurez y compromiso local destacado”.

-¿A qué retos se enfrenta?

“A muchos y, además, muy heterogéneos. Algunos son familiares y otros más impredecibles pero, todos en su conjunto, van más allá del plano económico. El comercio local afronta importantes retos sociales, de competencia, tecnológicos, administrativos, jurídicos, e incluso ambientales. Los continuos cambios a los que está sometido el mercado, los nuevos formatos de venta, la inmediatez que demandan los consumidores, cada vez más exigentes a la hora de realizar sus compras y la necesidad de ser flexibles, apostar por la mejora continua y la diversificación para ser cada vez más competitivos, son cuestiones que no podemos obviar.

Tenemos un tejido comercial único y comprar en La Palma no tiene precio. Eso hay que ponerlo en valor aprovechando el carácter diferenciador de nuestro comercio, la cercanía, el grado de conocimiento que tiene de sus clientes, los servicios postventa y la experiencia sobre el mercado local para que todo juegue a su favor. Además, hay que aprender a desarrollar estrategias de éxito que seduzcan a los nativos digitales y, posteriormente, fidelizarlos como clientes de nuestro comercio local, garantizando la pervivencia de ambos modelos. Es más, el comercio electrónico en sí mismo conlleva una serie de desafíos que afectan a la privacidad de los datos personales, a los derechos de los consumidores, al empleo y a la competencia entre el comercio tradicional y el negocio digital, que exige un nuevo marco normativo y tenemos que estar preparados para ello”.

-¿Cuáles son sus principales problemáticas y cómo debe afrontarlas?

“La doble insularidad y los sobrecostes que ello impone en logística o producción, la fragilidad de la economía local, las limitaciones de la oferta, el desequilibrio con la demanda o la pérdida de población que ha sufrido la isla en la última década son algunas de las cuestiones que pasan factura al comercio palmero. No hay fórmulas mágicas, pero afrontar los retos y los problemas estructurales que sufre nuestro comercio exige trabajar tanto desde el ámbito de lo público como de lo privado. El abaratamiento del precio del combustible, la simplificación administrativa, el desarrollo de políticas insulares orientadas a atraer y retener talento y población y, sin duda, la formación como estrategia para dar un salto cualitativo y cuantitativo en materia tecnológica son algunos de los frentes en los que tenemos que aunar esfuerzos si queremos contrarrestar de alguna manera el efecto negativo que este conjunto de factores impone al pequeño y mediano comercio de La Palma”.

-Los empresarios se quejan del retraso de las subvenciones, de la falta de equipamientos en las zonas comerciales y de escasez de aparcamientos, ¿cree que se está trabajando para resolver estas problemáticas?

“Uno de los primeros pasos que dio este Grupo de Gobierno fue aprobar el presupuesto del Cabildo Insular de La Palma en los primeros 15 días de mandato. El hecho de que se haya retrasado tanto en 2019 la aprobación de este documento estratégico ha paralizado no sólo el abono de las subvenciones a las entidades empresariales, sino la puesta en marcha de muchos proyectos de obras e inversiones que habrían supuesto una inyección económica importante para nuestra Isla y, sin duda, se han perdido muchas oportunidades para generar empleo y aprovechar las ventajas que genera la economía de escalas.

En cuanto a la falta de aparcamientos, aunque es competencia de los Ayuntamientos, recientemente desde el Cabildo se han iniciado los trámites para la redacción del proyecto de acondicionamiento del Barranco de Las Nieves que dotará a la capital palmera de plazas de estacionamiento en un futuro, entre otras acciones. Pero no podemos generalizar, porque no todos los municipios ni todos los comerciantes sitúan la falta de aparcamientos o de equipamientos entre sus prioridades a la hora de incentivar el consumo. Tenemos dos grandes polos comerciales como son Santa Cruz de La Palma y Los Llanos de Aridane o municipios como San Andrés y Sauces, Breña Alta, El Paso o Tazacorte donde las demandas del comercio local son muy diversas y el orden de prioridades no es el mismo. Además, no debemos olvidar que los planes de movilidad urbana y sobre todo, la movilidad sostenible es otra de las asignaturas pendientes en las que es necesario seguir avanzando”.

-¿Hay alguna manera de hacer frente al comercio on line que está haciendo daño al pequeño comercio?

“Los palmeros tenemos que ser conscientes de nuestro papel como consumidores y reflexionar sobre nuestros hábitos, sobre nuestra responsabilidad a la hora de generar riqueza y el efecto que cada click y cada compra tiene para el empleo y la economía local.

Es obvio que vivimos en una sociedad digital y no podemos quedarnos cruzados de brazos, ni permitirnos el lujo de perder el tren. Tenemos que aunar esfuerzos para reducir la brecha digital, familiarizarnos con los métodos del comercio electrónico y aprovechar las ventajas competitivas que el internet de las cosas, las aplicaciones móviles y el big data ponen a nuestro alcance, porque estamos inmersos en un proceso imparable de transformación del comercio tradicional. En los últimos años han surgido nuevas tendencias en el comercio minorista, nuevos consumidores, la tecnología nos ha inundado de lleno y todo ello, ha supuesto la transformación del modelo de negocio convencional que ha rediseñado la realidad económica que conocíamos y que exige adaptarse y mejorar la eficacia y la eficiencia de las empresas. Todas las compras por internet no acaban bien, algunas no responden a las expectativas del cliente, inducen a fraude, suponen riesgos en la seguridad de las transacciones, conllevan gastos logísticos, de transporte o aduana no previstos y ello constituye una fortaleza para el comercio local que tenemos que aprovechar para convertirlo en una ventaja competitiva a nivel local. Pero para ello es imprescindible adaptar el comercio local a los nuevos tiempos”.

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-¿Cree que hay conciencia del ciudadano de comprar en la isla en campañas tan importantes como la de Navidad o la gente se va fuera?

“Tengo la sensación de que aunque ha mejorado, tenemos que seguir insistiendo en la importancia de concentrar nuestras compras en la Isla. Ir de compras es un acto cotidiano y a veces como consumidores no somos del todo conscientes de que los palmeros tenemos en nuestras manos la oportunidad de ser nuestros principales aliados o competidores y que, por tanto, somos nosotros quienes decidimos qué queremos y se merece La Palma.

Cada euro que dejamos en la caja registradora del comercio de nuestra Isla suma y multiplica en nuestra economía, porque continúa circulando y contribuyendo a generar prosperidad económica y bienestar en nuestro entorno más inmediato. Comprando en La Palma, invertimos en la Isla y en nosotros mismos, mientras que lo que invertimos fuera resta y divide y la decisión es en primera y en última instancia de cada uno de nosotros, los consumidores”.

-¿Cómo se puede invertir esa situación?

“Haciéndonos eco de este mensaje los 365 días del año a través de campañas de fomento del consumo local, trabajando para poner en valor el comercio local y la figura del empresario, haciendo atractiva y competitiva la oferta comercial y centrando los esfuerzos en desarrollar políticas capaces de incentivar el consumo y fijar población al territorio. Paralelamente, tenemos que promocionar y desarrollar experiencias comerciales alternativas y diferenciadoras orientadas al turismo que nos visita, revitalizando el comercio no sólo urbano, sino el de los Mercados Municipales, el de las zonas de medianías y el de zonas rurales”.

-¿Qué está haciendo el Cabildo Insular para dinamizar el comercio local?

“Invirtiendo en la mejora de los entornos comerciales para diseñar espacios más modernos, peatonales, que inviten al consumo y a disfrutar de los cascos urbanos y de los diferentes espacios en los que el comercio da vida a cada municipio. El Cabildo está ejecutando obras en zonas comerciales de manera directa o a través de los Ayuntamientos en municipios como Santa Cruz de La Palma, El Paso, Tazacorte, Los Llanos de Aridane o San Andrés y Sauces, entre otros. Obras recogidas en los Planes Directores de Zonas Comerciales Abiertas que comentaba anteriormente, en las que en 2019 se han invertido en torno a los 2 millones de euros y que en los presupuestos del Cabildo de 2020 se verá reforzada.

También hemos certificado en calidad a más de una treintena de comercios y concedido cerca de 250.000 euros en subvenciones a entidades empresariales para apoyar la importante labor promocional, de dinamización, formación y fomento del consumo que desarrollan las asociaciones. Además, concedido subvenciones nominativas a los Ayuntamientos de Santa Cruz de La Palma y Los Llanos de Aridane por importe de 16.000 euros para dinamizar específicamente los comercios ubicados en las zonas afectadas por las obras y hemos invertido 120.000 euros en la campaña de Navidad de los 14 municipios de la Isla.

De hecho, una de las últimas actuaciones este año ha sido la puesta en marcha de la campaña institucional Regala Ilusión, compra en La Palma porque el comercio espera con ilusión a los consumidores que, a su vez, tienen la posibilidad de ilusionar al comercio y, por extensión a La Palma en su conjunto. Estas son, en resumen, las principales acciones que hemos desarrollado desde la consejería de Promoción Económica y Comercio en los últimos tres meses”.

-Las Zonas Comerciales Abiertas son una apuesta clara del Cabildo insular, ¿cómo están funcionando?

“Con el dinamismo habitual que las caracteriza. Son un reclamo natural y punto de encuentro para que los consumidores disfruten de una experiencia agradable en torno a sus compras, aprovechando para dar un paseo por las zonas peatonales o tomar algo al aire libre en espacios abiertos, completamente rehabilitados, que conjugan tradición y modernidad y que, habitualmente, son escenario de todo tipo de actividades lúdicas y de ocio para todas las edades. Si bien hay aspectos a mejorar, en líneas generales, es un lujo poder contar con espacios que además de conciliar oferta y demanda, garantizan confort, comodidad y seguridad. Nada de ello sería posible sin la labor dinamizadora que desarrollan las asociaciones empresariales y el comercio local y, por supuesto, sin el Plan Director de Zonas Comerciales Abiertas que en 2014 aprobó el Cabildo Insular de La Palma, en un gobierno conformado entonces, como ahora, por el PP y PSOE, y que permitió redactar la práctica totalidad de los proyectos de obras que hoy son una realidad incuestionable”.

-La Palma es pequeña pero tiene cuatro zonas comerciales abiertas, ocho asociaciones y dos federaciones de asociaciones de empresarios, ¿no cree que hace falta más unidad dentro del sector?

“Es imprescindible, pero no es una cuestión institucional, sino de voluntades, de diálogo y de entendimiento entre las entidades. Tener diferentes puntos de vista enriquece pero si la defensa del interés general del comercio no prevalece sobre otras cuestiones, sin duda, quien sale perdiendo son los comerciantes y, por extensión, La Palma. Desde que asumí el área de Comercio he mantenido diferentes reuniones con las entidades empresariales y Federaciones en las que reiteradamente le he transmitido la necesidad de aunar esfuerzos y remar todos en la misma dirección para llegar a acuerdos y no perder oportunidades. No es sencillo, pero confío en que el sentido común nos guíe a todos y que podamos trazar líneas claras, trabajar codo con codo y apoyar sin fisuras al comercio de nuestra Isla”.

-¿Cómo consejera cuáles son sus principales retos para este mandato para fortalecer el sector comercial en La Palma?

“Colaborar con los Ayuntamientos y con el tejido asociativo porque juntos hacemos Isla y tenemos que continuar colaborando para promover acciones de dinamización, modernización y promoción del comercio local en zonas urbanas, rurales y en Mercados Municipales y Mercadillos del Agricultor. Asimismo, crearemos foros de diálogo y entendimiento para fomentar la cooperación empresarial, trabajaremos para dignificar y poner en valor la figura del empresario y, en particular, el importante papel que juega el comercio minorista en La Palma; y continuaremos apostando por la formación como herramienta para mejorar la productividad y la competitividad.

El desarrollo de acciones transversales orientadas a aprovechar las sinergias que comparte el comercio con sectores como el turismo, la artesanía o la gastronomía local para enriquecer la experiencia de compra de cara a los consumidores; el mantenimiento de las inversiones públicas orientadas a la mejora de espacios comerciales, la planificación urbana y apostar por la innovación y la tecnología aplicada al ámbito comercial centrarán las políticas que desarrollaré como consejera de Comercio del Cabildo Insular de La Palma a lo largo de estos años”.

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