Santa Cruz de La Palma tiene la mayor renta de la Isla y Tazacorte la segunda más baja de Canarias

No pequemos de ignorantes los palmeros y terminemos por creer que los que dicen que nuestra situación actual tiene como causa el que por naturaleza somos una partida de gandules que no estamos dispuestos a dar un palo al agua.

Hay una ciencia que llaman sociología que trata de averiguar estudiando las circunstancias históricas, cual es la causa del comportamiento de las sociedades humanas.

Nosotros los palmeros, como pueblo, tenemos una historia bien definida, pues somos un pueblo joven con poco más de quinientos años de historia.

Socialmente nos hemos caracterizado por vivir en una isla que a través de su corta historia ha tenido algunos momentos de éxito comercial de alguno de sus productos.

Esto dio lugar a contar casi desde el principio con la producción de caña de azúcar.
Naturalmente la propiedad de las tierras cultivables estuvo siempre en manos de pocas familias que dominaban totalmente el negocio,

Estas familias, muchas de ellas de origen flamenco, genovés o portugués, fueron cambiando de producto, según el monocultivo fue perdiendo capacidad comercial. De la caña se pasó al vino, y del vino a la cochinilla y la seda. Fue mas tarde que también tubo su ocasión el tabaco y el plátano.

Aparte de esta clase dueña de las tierras y bien acomodada, poco se plantaba para abastecer a la población de desheredados que cuando no había faena en las fincas de los señores, a falta de trigo, a menudo tuvo que alimentarse de raices de helecho y otros productos que el sotobosque producía, pues hasta entrado el siglo XX la propiedad de las tierras cultivables siempre perteneció a la oligarquía de Santa Cruz de La Palma, condenándose la población de los campos a sobrevivir pobremente o emigrar, cosa que hizo el palmero desde que se colonizó América.

Fue sólo por medio de las rentas de la emigración, que el palmero del campo pudo comenzar a fabricar viviendas dignas y fue también el dinero de la emigración a Cuba y Venezuela el que permitió roturar terrenos y alumbrar aguas para lo que vino a levantar la economía insular por primera vez en la historia de manera mucho más generalizada.
Esto fue el plátano.

Pero tengamos claro cuando alardeamos de las riquezas de La Palma, que una pequeña oligarquía dominaba totalmente los recursos. Que el palmero siempre fue pobre de solemnidad, cuya salida estuvo en la emigración a América hasta que llegó el desarrollo del plátano y al mismo tiempo el desarrollo nacional a partir de los años sesenta.

El Palmero de manera muy parecida al madeirense, fue siempre muy aplicado en mantener una economía de la escasez, procurando cuando tuvo ocasión de hacerse con un trozo de terreno que le diera seguridad igual que procurar que su prole aprendiera como ganarse la vida.

Unos con más y otros con menos fortuna, hemos ido navegando por este mar proceloso que después del éxito del plátano en los años del cincuenta al ochenta y una vez más tocados de lleno al pincharse la burbuja de la construcción, mucha gente que vivía de ello así como la juventud a la que no se le ofrecen oportunidades, lo sufre de lleno.

Es fácil y tremendamente injusto el comentario de algunos que desde un bien remunerado puesto de trabajo, sin ningunas ganas de profundizar el los porqués de los problemas, largan expresiones como "que siembren papas, o que vayan pal monte a hacer carbón"

Y es que no todos están en condiciones de llevar a cabo estas labores que además ni siquiera son rentables tal como están establecidas las cosas.

Los que desde la barrera menosprecian a los que las pasan mal, más que mandad, lo que denotan es falta de capacidad de análisis de la situación.

Bueno, no pretendo tener razón en lo que digo, pero al menos los que más sufren la crisis me merecen un respeto y además no está en su mano cambiar la situación tan facilmente.