Los recortes planteados tendrían efectos negativos en La Palma con una alta dependencia del sector agrario en sus datos económicos
Miguel Martín, presidente de ASPA. Archivo.
“La Comisión Europea ignora con su propuesta a agricultores y ganaderos”. Es la conclusión a la que puede llegar tras conocerse el recorte que plantea Bruselas a la Política Agraria Común para el periodo (2021-2027), indica en un comunicado la Asociación Palmera de Agricultores y Ganaderos, ASPA,
De consolidarse esta propuesta, asegura la asocición, se produciría una disminución de 9,1% con respecto al marco financiero actual, pasando de 383.000 millones a 348.000 millones de euros.
Un nuevo “varapalo” para el sector agrario español del que no es ajeno Canarias, que ha venido manifestando la falta de rentabilidad en las producciones agrarias con mayores exigencias, mayores costos y menores precios de retorno, a lo que ahora podría sumarse esta rebaja en las ayudas, indican desde la organización agraria.
Aunque se trata de una propuesta y queda una negociación hasta la aprobación definitiva, es “muy preocupante” y desde la Asociación Palmera de Agricultores y Ganaderos (ASPA), advierten de los efectos negativos que producirían estos recortes en las regiones ultraperiféricas y concretamente en islas como La Palma con una alta dependencia del sector agrario en sus datos económicos.
Ante este “gris” panorama, ASPA solicita al Gobierno de Canarias y al Estado español firmeza y trabajo duro en la defensa de las ayudas para mantener las producciones locales como actividad imprescindible.
La UE no puede obviar en sus políticas, indica, la crisis provocada por el COVID-19 y la creciente dependencia de países terceros para alimentar a sus ciudadanos. “Resulta arriesgado y peligroso la actual estrategia de acuerdos de libre comercio con países que no pueden, entre otros aspectos, garantizar la calidad de sus producciones y que, además, ejercen una competencia desleal con precios de derribo con los que los productores europeos no pueden competir y se ven obligados a buscar en otros sectores económicos, rentas más dignas”, afirman desde ASPA.
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No se preocupen! Si las ayudas al plátano están garantizadas por el POSEI gracias a los territorios de ultramar franceses y como una consecuencia al proteccionismo de Trump.
Les pongo un ejemplo que tiene que ver con el plátano, aranceles, colonias y agrobusiness. Es de un libro de Sergei Latouche, uno de los autores más reconocidos de lo que ahora está tan de moda, el decrecimiento.
En cuanto a las injusticias del mercado global “un buen ejemplo es el precio del plátano comprado en Guadalupe, en Martinica, en Canarias o en África negra, que permite a los productores vivir (por supuesto con grandes desigualdades según se trate de obreros agrícolas, de pequeños o grandes propietarios). Empujado por las multinacionales norteamericanas como la Chiquita Brands (ex United Fruit) y Caste & Cooke, que controla lo esencial de la producción y distribución de las Repúblicas Bananeras como Panamá, Colombia, y el resto de países de América Central, denuncian las barreras y obstáculos al libre juego del mercado, principalmente los aranceles a la banana de países no ACP (antiguas colonias del África, Caribe y Pacífico). Quieren aumentar a cualquier precio su parte del mercado gracias a los salarios de miseria de los obreros agrícolas. La Organización Mundial de Comercio se inclina a darles la razón a estas empresas, mientras que los europeos no presentan un frente unido. Los alemanes se resistieron a pagar sus plátanos un poco más caros. Y cuando el Presidente Jacques Chirac reprochó esta traición a su amigo Kohl, denunciando las condiciones “aún peores que el esclavismo” de la producción en las plantaciones americanas, el canciller alemán replicó: “la moral es una cosa, los negocios son otra” (Latouche, 2003).
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