Un padre con sus hijos por la avenida Marítima. José Ayut.
La evolución de la pandemia en La Palma sigue siendo positiva, aunque hay que aprender a convivir con el coronavirus Covid-19 porque no se ha ido, tal y como recuerdan a diario las autoridades sanitarias. La gerente del Hospital General, Mercedes Coello, ha señalado que en las 25 determinaciones de PCR realizadas (anteayer) en la isla de La Palma procedentes del Área de Salud, ninguna ha resultado positiva.
Los centros privados autorizados que están haciendo pruebas para detectar el virus no han comunicado tampoco en los últimos días ningún positivo a Sanidad, algo que es obligatorio.
La Consejería de Sanidad continúa buscando posibles contagios. El número de casos activos en la isla se mantiene en 8, todos en aislamiento en domicilio.
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Todas estas buenas noticias y apuntes siempre son bien recibidas e infunden ánimos y esperanzas en que se recobre la normalidad, o lo más cercano a ella.
Si, ciertamente intuimos que la pandemia no se va a extinguir (lo deseable) en un plazo corto, o a la voz de mando, ya de afectados, asintomáticos o nó. Del pueblo que necesita, evidentemente que los engranajes continúen lubricados y girando, aunque sea ralentizado, pero las necesidades están, siguen ahí, y cada día vemos que se cometen lo que calificamos actos de torpeza y no tan necesarios o vitales para continuar en este entramado, la urdimbre social en la que nos movemos.
Más va a durar esta lamentable y triste situación, si no cuidamos y somos conscientes de nuestros deberes para cooperar en la erradicación, si es posible, de este misterioso virus.
No debemos ser insolidarios, indolentes, egoístas, pero lo peor que nos tropecemos con verdaderos ignorantes, analfabetos funcionales y sociales, a quienes, ni explicándole miles de veces como evitar el contagiarse o el contagiar, nunca lo entenderían.
Como ejemplo de lo anterior, fruto, tal vez de la ignorancia e insensibilización, comentar con un ejemplo real, qué, en la vía pública, en una acera cualquiera, de un municipio cualquiera de nuestra Isla, caminan tres señores, con un distanciamiento correcto y correspondientes mascarillas (a veces poco usual). El primero de la recua, insufló portentosa y ruidosamente aire en sus pulmones, carraspeó se bajó su mascarilla, para posteriormente soltar un generoso esputo que disparó al suelo de su acera, frente a sus pies. El individuo que le seguía en orden, se quedó a cuadros, sin dar crédito a tanta falta de civismo, e irresponsabilidad, tanto por lo que nos acontece, como por educación. Dos pasos más adelante, repetición de tan escatológica acción, y ya quien le seguía, sin poderse contenerse le afeó su conducta. El autor se giró, miró al que le afeó tan necesario gesto que llevó a cabo en la limpieza de su tráquea y garganta, y…, mas alto que ancho le espetó: ¿Por qué no me tocas los h…..s? Esto si es pura figura, de lo más genuino, de los que toman conciencia del problema, colaboran, e intentan evitar contagios a toda costa. Eso de la pandemia no es cosa de ellos. ¡Que cruz! Pero si es muy fácil: se sé cuidan ellos, nos cuidamos todos. Lo anterior, es un claro ejemplo de lo que NO se debe hacer, o eso creo, no es una afirmación categórica, ni podemos prohibir esos gestos de auténticos gárrulos, sin vernos insultados por quienes no llevando razón, tampoco reconocen las consecuencias posteriores, hasta dramáticas que puedan derivarse de ese acto.
Por supuesto, desconocemos si era un positivo asintomático y potencialmente un elemento dispersor peligroso de este mortal virus, (está dentro de lo posible). Me preguntaba: ¿Para que llevaba la mascarilla? ¿Evitar una sanción, una llamada de atención al orden? Cumplir la normativa, simplemente. De resto no sabe nada, ni quiere saber.
Sí, lo llevamos muy difícil, especialmente los de riesgo, los que peinamos canas y tenemos bastantes papeletas compradas para recibir “el premio” dadas algunas de esas que dan en llamar patologías previas. Si, desde luego, previas, pero que una gripe normal la rebasamos con más o menos molestias, pero se pasa. ¿Se tratará realmente de un virus gripal o tenemos “otra cosa” causando estragos? Una gripe “normal” se incuba en tres días y a la semana, como bien sabemos, ya está controlada y resuelta, con o sin medicación.
Si hablamos de la actuación de nuestro Desgobierno, prefiero dejarlo, de lo contrario me podría aparecer una úlcera tamaño huevo frito, y no es modo añadirlo a mi “mala buena salud” y facilitarle el trabajo al virus. De todas maneras si vemos como están “resolviendo” otros países, (no exime de nada al nuestro) no se si pensar qué, esta pandemia va a dar la vuelta al globo varias veces, exterminando más vidas que en la mal llamada “Gripe Española,” esa terrible pandemia de 1918 que acabó con más de 100 millones de personas. Si bien, a una sola vida, nunca, se le puede ni debe poner valor y creo que eso han hecho algunos iluminados que no han sabido gestionar este tema, solo crear confusión sin aún unificar criterios.
Solo deseo salgamos airosos de este trance y que la salud nos siga acompañando, mejor o peor, pero sin contagiarnos con este virus
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