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La climatología marca una vendimia en la que se han cosechado 1.400.000 kilos de uva

  • Supera en 50.000 kilos la de 2014 y la producción media de los últimos 10 años

Uva rcolectada en la vendimia 2015.

La vendimia de 2015 ha estado marcada por la climatología que no ha sido del todo buena para la viña, pero pese a ello se han recolectado 1.400.000 kilos de uva, superando en 50.000 kilos la de 2014 y situándose por encima de la media de producción de los últimos diez años, que es de 1.136.700 kilos, según los datos aportados por el Consejo Regulador de Vinos La Palma.

En la última campaña, el 50% de la cosecha de uva recolectada por las 19 bodegas elaboradoras acogidas a la Denominación de Origen de Vinos La Palma, ha correspondido a variedades blancas, frente al otro 50% que corresponde a variedades tintas, si bien la tendencia en la última década es la de producir un mayor porcentaje de uva tinta que blanca.

Sin embargo, pese a los kilos recogidos, no ha sido un año fácil climatológicamente hablando para la viña dado que en julio hubo temperaturas elevadas y repetidas olas de calor, al que siguieron unos meses de agosto y septiembre pasados por agua, provocando que gran parte de la uva se quedara en el campo por no reunir los requisitos mínimos de calidad exigidos por la Denominación de Origen de Vinos La Palma. Aún así se ha recogido una importante cantidad de uva en una isla cuyos viñedos tienen los suficientes elementos diferenciadores para ser considerados "únicos y singulares".

La ausencia de filoxera hace que la tipología del cultivo sea la misma que en siglos pasados, lo que le confiere un importante valor histórico y paisajístico, y un interesante y particular sistema de plantación de la viña en pie franco (sin injertar), práctica que se ha olvidado, incluso prohibido en la mayor parte de las zonas productores del planeta. De ahí, las plantaciones irregulares ya que con la realización de "margullones" (acodos subterráneos), se pueden ir remozando las plantaciones existentes.

La Palma es una gran reserva de biodiversidad genética y la producción de uva se encuentra distribuida en unas 25 variedades diferentes, repartidas a lo largo de la isla a distintas cotas de altitud. Dentro de las mayoritarias se encuentra la Listán Blanco de Canarias que ocupa el 33,81% del total de la producción insular, seguida del Negramoll con un 29,37%, el Albillo con un 11,47%, el Almuñeco con un 7,45%, el Listán Prieto con un 6,56%, el Vijariego Negro con un 3,37%, la Malvasía Aromática con un 2,49%, la Castellana con 1,92% y el Vijariego Blanco (Bujariego) con un 1,13%. El resto del mosaico productivo insular lo completan variedades tan importantes como Gual, Tintilla, Moscatel, Verdello, los vidueños en general y el Sabro, variedad a la que según los últimos estudios genéticos no se le conoce sinonimia ni procedencia, cultivándose en zonas muy concretas de la isla de La Palma.

Como dato significativo, cabe destacar, según indican desde el Consejo, la disminución de la producción de la variedad de uva Negramoll en un 8,68% en la última década, fruto en gran parte de los planes de reestructuración del viñedo que han acometido los viticultores insulares. Destacar también, el incremento de la variedad Listán Prieto en un 2,5% en la última década al igual que la variedad Vijariego Negro en casi un 2% en el mismo periodo, seguido del Almuñeco cuyo incremento ha sido casi del 1%.

El viñedo configura pues nuestro paisaje y está perfectamente integrado en el medio natural. Tiene una importancia capital en el mantenimiento del medio ambiente, en especial, en la protección de suelos frente a los procesos erosivos. "Hay que tener en cuenta la dificultad para trabajar nuestros terrenos con orografías muy abruptas así como la ausencia de regadío, lo que hace que de no ser por el viñedo estarían abandonados al no ser susceptibles de cultivos alternativos. Además, la extensión de viñedo existente, nos ofrece un importante beneficio medioambiental en la lucha contra el cambio climático, así como en la prevención de incendios forestales actuando como cortafuegos naturales", aseguran desde el Consejo Regulador..

El cultivo de la viña y la elaboración de vino están íntimamente ligados a nuestra cultura. "Dada nuestra geografía y la distribución de la tierra, el viñedo es una de las pocas herramientas que tenemos disponibles para generar riqueza y fijar población al medio rural. La industria vitivinícola de calidad, ligada al turismo, al agro-enoturismo, está favoreciendo el reemplazo generacional de la población rural, en otras zonas de España, contribuyendo decisivamente a la generación de un tejido social sostenible, este hecho podría ser aprovechado en La Palma. Tenemos los recursos y los medios, tan solo tenemos que gestionarlos de forma adecuada y coordinada", apuntan desde el Consejo.

 

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