La Bajada de la Virgen de las Nieves se ha consolidado como una de las festividades más singulares y emblemáticas de España, destacándose por su originalidad y profundidad cultural. Su singularidad ha sido reconocida en múltiples ocasiones por críticos, medios de comunicación tanto nacionales como internacionales, así como por diversas instituciones que le han otorgado importantes distinciones.
Unas celebraciones quinquenales sin parangón que giran en torno a la «Negrita», como también se conoce cariñosamente a la venerada imagen mariana. Las Fiestas Lustrales recogen una serie de actos tradicionales únicos que se desarrollan en un concienzudo Protocolo de Recibimiento a la Virgen, la mayoría organizados en la Semana Chica y la Semana Grande como prolegómenos de su anhelada llegada al casco histórico de Santa Cruz de La Palma.
Su Real Santuario custodia dos magníficos sillones de viaje que han acompañado a la Virgen en sus traslados lustrales. La primera, un hermoso sillón barroco de 1733, donado por el vizconde del Buen Paso, que fue transformado con exquisito gusto neoclasicista por el talentoso imaginero palmero Aurelio Carmona López (1826-1901). Estas bellas andas, que se utilizaron hasta 1970 y fueron restauradas hace diez años, no solo participaron en innumerables procesiones, sino que también sirvieron de inspiración para el diseño del actual sillón. Este suntuoso elemento acristalado de imponente presencia imperial, con un marcado barroquismo, fue creado en la década de los 70 del siglo XX para las bajadas posteriores.
En el corazón del sagrado recinto de la patrona de La Palma, una pieza emblemática y llena de historia cumple medio siglo: las pesadas andas de viaje doradas de la Virgen morena. Este valioso objeto no solo es un elemento funcional, sino también un símbolo de la profunda fe y fruto del arte que caracterizan a La Palma.
Desde su estreno el 12 de julio de 1975, esta alhaja portátil ha sido testigo de momentos memorables durante las Fiestas Lustrales desde ese quinquenio hasta la actualidad. De hecho, se ha usado para los traslados de la «Morenita» en diez ocasiones hasta la capital palmera —nueve «bajadas» y una visita extraordinaria por el V aniversario de la Fundación de Santa Cruz de La Palma, en mayo de 1993—. Solo se utiliza para estas solemnes mudanzas a la ciudad. Para las procesiones en torno al santuario en el mes de agosto, o para las llamadas sectoriales que tienen lugar durante su estancia en la parroquia matriz de El Salvador—antigua procesión general— se utilizan las andas de baldaquino de plata repujada—finalizadas en 1683—, consideradas las más antiguas de su clase existentes en Canarias.
Promovido por el rector Pedro Manuel Francisco de las Casas —en ejercicio en el santuario desde 1970 hasta 2012—, esta silla barroca fue diseñada por el polifacético artista e investigador Alberto José Fernández García (1928-1984), elaborada con gran destreza por el maestro lignario Pedro «Perico» Daranas Roque (1899-1987) y realizada en el taller del carpintero José Espinosa Rodríguez. Este atelier de la madera se encontraba al inicio de la Cuesta de la Encarnación, al otro lado de la vera del Barranco de las Nieves, frente a su Navío.
La aportación del insigne canónico de la catedral de La Laguna, el palmero Luis Vandewalle y Carballo (1906-1987) —quien donó la mayor parte del pan de oro para su dorado— hizo posible que esta obra de arte luciera aún más grandiosa. También numerosos devotos ofrecieron piezas de oro, como medallitas, cadenas, broches, etc. para contribuir al acabado de este lujoso trono portable.
La ejecución de esta extraordinaria pieza —de más de 400 kilos de peso—comenzó en 1971. Fue dorada por el orfebre y platero lagunero César Fernández Molina. Su coste alcanzó las 700.000 pesetas (más de 4.200 euros hace 50 años: 1975).
Un redactor del periódico palmero Diario de Avisos (el 27 de agosto de 1975) se refería en estos términos al sillón recién estrenado: «La “carroza” de la Virgen mostró que también es La Palma, incluso en estos tiempos tan “funcionales”, tierra de buenos artistas lo mismo en el diseño que en la talla y decoración».
El proceso de creación fue una labor de amor, paciencia y tradición familiar. Pedro «Perico» Daranas Alcaine, hijo del maestro ebanista, recuerda con nostalgia cómo ayudó a su padre en la elaboración de este valioso legado, que en sus dimensiones y detalles refleja la riqueza artística palmera. La estructura, tallada en caoba y recubierta con láminas áureas, fue diseñada para acompañar a la Virgen en sus desplazamientos. Se trata de una urna grande con cuatro cristales —por esto también es llamada andas de vidriera— que permite admirar la venerada imagen desde todos los ángulos y en todo su esplendor. La talla se coloca con su mandorla o sol sobre una original peana que la eleva en el centro del arca, lo que añade un toque de elegancia y majestuosidad a la estampa. En la parte superior, una gran corona real remata la estructura, simbolizando la realeza y la dignidad de la Virgen.
Como afirmaba el periodista Luis Ortega, la Virgen bajó y subió en sus nuevas andas procesionales «remedo glorioso de las que en los años ilustrados le brindara el Vizconde del Buen Paso», sillón de viaje «a hombros de los cargadores, isleños de oficios varios, agrupados en honrosa cofradía y rodeado de la gratitud y del afecto sin edad ni geografía que acompaña sus estancias lustrales en la ciudad marinera».
Alberto José Fernández García evocaba con orgullo cómo La Palma, «que es tu palacio de esmeralda con perfumes de laureles, viñátigo, pinos, tilos y brezos, se viste con sus mejores galas cada lustro para celebrar tu Bajada, que tan entrañablemente unida está al sentir insular. Se te tributa rendido lauro de amor y fe, se te canta por los artistas con lo mejor de su inspiración en música, danza y poesía, se te trae de tu santuario en el monte para llevarte procesionalmente en manifestación solemne, en tu dorado sillón de viaje, entre cristales, cual preciada reliquia».
La cronista María Victoria Hernández Pérez escribía: «Preparada en sus andas de viaje, después de la misa de peregrinos, vestida con sus mejores galas, aparece en el pórtico clasicista del real santuario, donde recibe la emoción de los hijos de La Palma, que han aguardado cinco años para poder repetir esta misma ceremonia y ahora se agolpan al sillón de viaje (de caoba tallada y dorada con pan de oro)».
Este relicario de fe y arte continúa siendo un símbolo vivo de la devoción de los palmeros hacia la Virgen de las Nieves, un testimonio de la tradición que une generaciones y que sigue llenando de emoción a todos los que participan en sus festividades. En sus 50 años, como hemos comprobado, el sillón no solo ha sido un mero medio de transporte, sino también un profundo símbolo de respeto, veneración, amor, historia y cultura que enaltece la identidad y unidad de La Palma en torno a su patrona inmemorial.
El próximo 12 de julio de 2025, después de dos lustros —ya que en 2020 no pudo realizarse por la pandemia—, la Regidora Mayor de La Palma, y la Alcaldesa Honoraria y Perpetua de sus catorce municipios, saldrá por el pórtico de su santuario hacia su plaza de piedra, resguardada en su resplandeciente vitrina de oro, para comenzar la emotiva Bajada votiva hacia la capital palmera, donde recibirá con fervor y lágrimas el cariño de su pueblo que tanto la extraña.
FERNÁNDEZ GARCÍA, Alberto-José. Real Santuario Insular de Nuestra Señora de las Nieves. Editorial Everest, León, 1980, pp. 36 y 64.
HERNÁNDEZ PÉREZ, María Victoria. «La Bajada de la Virgen, una fiesta singular». Cinco mitos para cinco siglos: 525 aniversario. Santa Cruz de La Palma. Cabildo de La Palma, 2020, t. II, p. 288.
MARTÍN PERERA, Alejandro. «El sillón de viaje de Nuestra Señora de las Nieves de 1733: un patrimonio restaurado y recuperado para su cometido original». Lustrum: gaceta de la Bajada de la Virgen, n.º 2, 2019, pp. 84-91.
ORTEGA ABRAHAM, Luis. «Nombre y apellido: Pedro Francisco». Opinión de Tenerife (Santa Cruz de Tenerife, 6 de agosto de 2010), p. 14.
[Redacción]. «Subrayado Palmero: “Bajada”, más gloria que pena». Diario de Avisos (Santa Cruz de La Palma, 27 agosto 1975), p. 3.
RODRÍGUEZ ESCUDERO, José Guillermo. «Casi 33 años sin Alberto-José», El Día/La Prensa, (Santa Cruz de Tenerife, 7 de enero de 2017), pp. 6 y 7.
RODRÍGUEZ ESCUDERO, José Guillermo. «Piezas restauradas del patrimonio de las Nieves (Santa Cruz de La Palma)», consultada el 20 de junio de 2025 en: https://www.lahornacina.com/articuloscanarias59.htm
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