La Laguna de Barlovento sufrió una importante rotura en abril de 2011 y aún no se ha inciado su reparación.
Arreglar la balsa de La Laguna de Barlovento que se rompió hace dos semanas perdiendo la mayoría del agua que tenía almecenada y ponerla otra vez en marcha costará 8,7 millones, según las estimaciones realizadas por el equipo técnico nombrado para evaluar las causas de la avería, que han sido plasmadas en un informe que ayer se presentó al Consejo Insular de Aguas y del que también se informó a los medios en un acto en el que, además del equipo técnico, estuvieron presentes el consejero de Obras Públicas, Juan Ramón Hernández Gómez, y la presidenta del Cabildo y del Consejo Insular de Aguas, Guadalupe González Taño.
En dicho informe se explican los hechos que provocaron la avería, se describe la avería con sus posibles causas y efectos colaterales, se definen las actuaciones y obras a realizar y se estima el coste y tiempo de ejecución de los trabajos previstos. En el documento, además de calcularse que la puesta en marcha de la balsa tendrá un coste aproximado de 8,7 millones de euros, tambén se indica que para la ejecución se deben invertir seis meses para la redacción del proyecto y doce meses más para realizar los trabajos necesarios.
Hernández Gómez señaló que el objetivo es que se puedan iniciar las obras de reparación cuanto antes y que ya ha mantenido diversos contactos con el Ministerio, el último ayer, para buscar el encaje presupuestario de esta actuación, de la que ya se nos está pidiendo el proyecto, indicando que es posible que se pueda incluir en el convenio de Obras Hidraúlicas Canarias-Estado. No obstante, tanto el consejero como como los técnicos aclararon que la reparación de los daños de la balsa cuesta unos 3 millones de euros pero que se va aprovechar la misma para realizar otras actuaciones necesarias, como son una nueva conducción hasta la balsa de Vicario para transportar el agua que por limitación de altura no se pueda almacenar en La Laguna o la sutitución de la lámina porque, aunque no fue la causa del accidente, por tiempo y oportunidad debe renovarse.
En concreto, según los técnicos encargados del estudio opinan que el proyecto a redactar debe contener los siguientes apartados: Remodelación y recubrimiento de la nueva galería de fondo con hormigón armado, nuevo aliviadero para limitar la altura de agua almacenable; relleno, compactación y restitución de la superficie afectada hasta el antiguo perfil de la balsa; sustitución de la lámina en toda la superficie del embalse, salvo por encima del nuevo aliviadero y el fondo que tiene lámina nueva. Aunque no fue causa del accidente por tiempo y oportunidad debe renovarse; nueva conducción, hasta la balsa de Vicario para transportar el agua que por limitación de altura no se podrá almacenar en la Laguna de Barlovento y diseño, instalación y plan de control de un sistema de auscultación geotécnica permanente de la balsa.
La avería
El coordinador del equipo de trabajo, José Jiménez Suárez, explicó que la avería actual consiste en una comunicación entre el interior de la balsa, a la cota 702 metros y la galería más profunda de acceso a las válvulas de gestión de la balsa, ubicada a la cota 690 metros y a unos 8 metros por debajo del fondo.
Jiménez reconoció que "podemos describir el inicio de esta comunicación pero no el final dentro de la galería, ya que por motivos de seguridad y salubridad, la limpieza para acceder hasta el lugar de rotura no ha sido posible".
"En el inicio existen dos desgarros importantes de la lámina, uno de 15 metros por 10 metros y otro de 10 metros por 5 metros, distantes entre sí unos 20 metros y comunicados por debajo de la lámina no desgarrada. Entre ambos socavones se detecta una amplia zona hundida que responde a deformación de la lámina al quedarse descalzada por perdida del material de soporte."
El informe técnico, firmado por el propio José Jiménez además de Mercedes Rodríguez y Fernando Lorenzo (del Consejo Insular de Aguas) y por José María Medina, Pedro Calderón y Luis E. Hernández (de la Consejería de Obras Públicas y Transportes del Gobierno de Canarias), indican que "se aprecia en el principal socavón, que queda al descubierto parte de la toma de agua que se construyó en los años 70 y que, cuando la reparación del 90, se demolió y enterró. Todo indica que en este punto singular debió existir una prerrotura en el año 2005 y que constituyó un punto débil ahora".
Asimismo, los técnicos piensan que "la rotura partió de un deterioro causado en la avería de 2005 y no detectada entonces y, por lo tanto, no reparada, que ocasionó las primeras pérdidas de agua en el entorno de la primitiva toma que se modificó en 1992".
El equipo que ha elaborado el estudio cree que "el agua perdida junto con las filtraciones de lluvia saturaron el dique de contención en la zona remodelada y removida encima de las galerías; la arcilla saturada se comportó como un fluido que no disipa tensiones y entra en deformación plástica, lo que produjo la deformación y rotura de la lámina y el acceso del agua, de forma libre, al dique de contención y hacia la rotura localizada de la galería de fondo, creándose un camino preferente del agua o conducto que salva unos 17 metros en vertical".
A partir de este momento, según los técnicos, se produce una comunicación entre la balsa y la galería de fondo que debió producir una erosión y pérdida de material junto con el deterioro del dique de cerramiento y de la galería de desagüe.
El grupo de expertos cree que "los materiales naturales no admiten más de una altura de agua y que, cuando se supera ese umbral, su limitada capacidad resistente y su gran deformabilidad producen daños en la lámina y, a partir de ese momento, el proceso de rotura es imparable. Esto ha provocado que mientras en 1970 la altura admitida era de 32 metros esta se rebajó en 1992 a los 25 metros actuales.
"Por eso creemos", indica el informe, "que, con carácter previo a la definición de las obras de reparación, se debe realizar un estudio de caracterización geomecánica de los materiales de la balsa, que permita fundamentar unas recomendaciones constructivas y especialmente el límite de carga y de resistencia de los elementos que componen la infraestructura".
Historia de la Balsa de Barlovento
Localizada en un lugar hidrológicamente privilegiado, La Laguna de Barlovento a los 700 metros de altitud, cumple con las características de ser un vaso natural, ubicado en un lugar de la Isla con abundantes recursos de agua y con la posibilidad de ser también el principal centro de almacenamiento y distribución de La Palma. Junto a estas ventajas, cuenta con una dificultad y un condicionante de envergadura. El vaso es una caldera de explosión con la chimenea rellena de materiales arcillosos de muy poca consistencia y muy deformables. Es decir, los técnicos opinan que "La Caldera de Barlovento es la gran solución , pero sus cimientos son el gran problema"
La Balsa de la Laguna de Barlovento se proyectó en los años 1970 para satisfacer las necesidades de regadío de la zona, con una capacidad máxima de 5,5 Hm3 y una superficie aproximada de 300.000 metros cuadrados. Fue construida dentro de un cráter de un volcán de naturaleza basáltica, en el que tuvo lugar, hace aproximadamente medio millón de años, una erupción violenta, que provocó el ensanchamiento del cráter original hasta la forma elíptica actual, con un diámetro máximo de 700 metros en el borde superior.
Casi dos decenios antes, en 1952 ya se había propuesto la construcción de una balsa en el cráter natural, pero no fue hasta 1974 cuando se construyen los azudes de llenado y se remodela el cráter original recubriéndolo con arcilla del lugar para conferirle impermeabilidad. El resultado no fue el adecuado porque la deformabilidad de las arcillas del cráter produce asientos del terreno de cierta importancia.
En los años 80 se realiza un ensayo experimental de una balsa de menor capacidad y recubierta de arcillas seleccionadas. Tampoco funciona y entre 1990 y 1993 se realiza la primera obra de impermeabilización de la caldera con láminas sintéticas colocadas encima de una capa de hormigón poroso y una red de drenaje debajo que cumple una doble función: Avisar de posibles roturas de la lámina y evitar que el agua llegue al núcleo resistente porque sería su ruina.
Cuando doce años después, en el 2005, la balsa alcanzó una altura de agua de unos 24 metros sobre el punto más bajo, se produjo un fallo generalizado en el fondo de la balsa por deformación del terreno y rotura de la lámina.
Entre 2006 y 2007 se realizó una obra de emergencia para reparar la lamina. Se adoptó una nueva tecnología para amortiguar el efecto de las deformaciones del fondo y se construyó una nueva galería visitable en el fondo para mejor manejo de las válvulas.
En abril del 2011, con algo menos de altura de agua que en el 2005, se produjo la avería localizada actual.
En este casi medio siglo, se han elaborado 10 proyectos, se han realizado 9 informes, han intervenido 6 empresas constructoras y más de 30 técnicos han opinado acerca de las soluciones planteadas.
Este cúmulo de aportaciones técnicas, es muy indicativo de la complejidad de la obra y de las singulares características del sustrato: una caldera con las paredes más o menos compactas y resistentes y un fondo dominado por una chimenea volcánica rellena, hasta donde se conoce, 65 metros de profundidad, por materiales poco consistentes y muy deformables.
Ni fugas ni grietas
Aún así José Jiménez defendió que La Laguna es una construcción hidráulica inmejorable y gobernable con la tecnología actual. Negó por último que la balsa sufriera fugas de agua desde mayo de 2010, también negó que la galería de fondo presentara grietas desde esa fecha, tal y como publicó este periódico según informes a los que tuvo acceso de los propios técnicos de la balsa, indicando en este sentido que "se empezaron a registrar pequeños pérdidas de agua, de 0,25 litros/minutos, a principios de este año,se consultó con el CEDEX, se dijo que era normal, se demostró que era agua de lluvia, con lo cual cualquier indicio de que eso tuviera algo que ver con un mal funcionamiento de la balsa, se detectó".
Con respecto a las grietas de la galería, manifestó Jiménez que "lo que sí hay dentro de la galería son deformaciones de la estructura existente pero no grietas", añadiendo que "nunca se detectó dentro de la galería agua ni grietas", y que las obras de reforzamiento que estaba realizando la Consejería de Obras Pública en dicha galería era porque se detectaron determinadas deformaciones por el material que había encima y se duplicó la capacidad resistente de la misma.
José Jiménez aseguró que "sólo a menos de 24 horas de la rotura violenta de la balsa se detectó un incremento atípico en uno de los drenes, el drene 1, que pasó de 14 litros/minuto a 90 litros/minuto y entonces se pensó que podría haber una rotura de la balsa en esa zona, como así fue, pero no dio tiempo a reaccionar porque hubo una rotura violenta y brusca de la lámina en ese entorno". Insistió este técnico en que la estructura de la balsa no tiene ningún tipo de problema, y que "lo que ha pasado es una garantía de que funciona la red de drenaje y que funciona la galería de fondo. Y que no existe ningún riesgo de la estructura resistente del vaso". Por último, consideró "exquisito" el mantenimiento que el Consejo Insular de Aguas hace semanalmente de la balsa.
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aqui hay comisiones de los panfilos esos.
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