En Los Llanos de Aridane, la comunidad musulmana de La Palma se viene reuniendo desde hace un año en la única mezquita que existe en la Isla. Pero la Mezquita de Ikhlas (que significa "fe pura") vive estos días una de las fiestas más importante de esta religión: El Ramadán.
En la Mezquita de Ikhlas, el imán Habib, llamaba a la oración sobre las 20:45, uno de los cinco rezos que realizan los musulmanes a lo largo del día. Alrededor de doce hombres (la comunidad musulmana en La Palma la componen unas cuarenta personas), descalzos sobre la alfombra, se preparaban para la oración.
El Ramadán, que dura del 22 de agosto al 22 de septiembre, es un tiempo en el que los musulmanes no comen ni beben nada a lo largo del día, entre otras normas. Restricción que rompen por la noche. "Es una costumbre que tiene muchos significados", nos comentaba uno de los jóvenes que se encontraba en el templo. Entre estos significados, comentó que este gesto "nos iguala a todos", como una forma de solidaridad con aquellos que no tienen nada que comer.
Pero antes de orar por la noche, los asistentes a la Mezquita se reunieron para comer frugalmente unos zumos y dátiles antes de iniciar los rezos. Incluso compartieron con los periodistas de elapuron estos alimentos. El imán Habib comenta que la relación con el vecindario es "muy buena" y nos asegura que los musulmanes en Canarias se integran muy bien "por sus costumbres y su forma de ser".
En la comunidad musulmana de La Palma hay personas procedentes de distintos países (Marruecos, Palestina, Mauritania) y también un palmero, según nos informa Habib que lleva ocho años viviendo en La Palma. Trabajan en la Isla en distintos sectores y, desde hace un año, cuentan con este espacio común en el que se pueden reunir para rezar. En este local las mujeres tienen también su espacio para rezar, aunque, eso sí, está separado del de los hombres por unas cortinas y el espacio es bastante más reducido.
Por último, Habib mostró su deseo de que las administraciones colaboren con el mantenimiento de este recinto, que tiene un coste mensual de 400 euros y que sufragan los usuarios con sus recursos, porque hasta ahora no han recibido ningún tipo de colaboración pública. Ver todas las imágenes en la Zona Multimedia.
