El sacedorte palmero pronunció estas palabras en la sesión plenaria extraordinaria y solemne del Cabildo en la que fue nombrado Hijo Predilecto de La Palma
Pestana afirmó que “hacemos un merecido reconocimiento a un ciudadano y a un Proyecto ejemplares”
Antonio Hernández se mostró muy emocionado por su nombramiento de Hijo Predilecto de la Isla.
El sacerdote Antonio Hernández recibió este viernes de manos del presidente del Cabildo, Anselmo Pestana, el título de Hijo Predilecto de la Isla en el transcurso de una sesión plenaria extraordinaria y solemne, en la que la fundación que él mismo dirige, CESICA – Proyecto Hombre Canarias, también recibió la Medalla de la Isla. En un salón de plenos que se quedó pequeño para acoger a todas las personas que quisieron acompañar a Don Antonio en un momento tan especial -se tuvo que habilitar una segunda sala- el sacerdote, con su humildad de siempre, dijo sentirse “sorprendido y agradecido” por este reconocimiento de una institución tan cercana, que “supone una responsabilidad para mí y para todas las personas implicadas en conseguir lo objetivos de la Fundación después de más de 25 años llenos de esfuerzos y desvelos”.
Hernández dijo que ambas distinciones no hubieran sido posibles sin la “implicación y el empeño de tantas personas, colectivos e instituciones que han hecho posible llegar hasta aquí”. “Los dependientes que han vivido en su propia carne el paso de la dependencia a la autonomía personal, las familias que han experimentado el sufrimiento y el gozo por la recuperación de sus seres queridos y las personas que han intervenido profesionalmente en los procesos de cambio”.
Don Antonio recordó que en los 80 la droga era el problema que más afectaba entonces a las familias y a los jóvenes. Durante largos años de compromiso con las personas afectadas por el consumo de drogas “hemos apostado por el reciclaje profesional, para la adecuación a las nuevas necesidades, del colectivo del voluntariado como herramienta fundamental de participación social”. Un voluntariado, indicó, sin el que hubiera sido imposible el funcionamiento y el trabajo del Proyecto Hombre. “El continuo reciclaje profesional y la participación social del voluntario nos ha pemitido y facilitado la adaptación continua para dar las respuestas adecuadas a las nuevas necesidades y demandas y nos ha mantenido en tensión creativa para no sucumbir ante las carencias económicas ocasionadas por la crisis vivida en los últimos años”, manifestó.
Otro pilar de nuestro compromiso, recordó el rector del Real Santuario Insular de Las Nieves, es la apuesta por la prevención con programas adecuados a este fin porque “estamos convencidos de que es mejor prevenir que curar. En ello apostamos por la implicación de la familia, del profesorado y del empresariado ofreciéndole herrámientas adecuadas y haciendo el seguimiento de su aplicación”. Hernández subrayó que “la implicación de la familia y el voluntariado son piezas claves en el funcionamiento de la entidad” y “sin ellas no podriamos seguir adalente”, apostilló.
En su intervención señaló el sacerdote que “nuestra Isla ha tenido un protagonismo especial en toda esta historia. La problemática de la droga despertó en mí el deseo de formarme para responder a la misma. Nos hemos rodeado de un equipo del que han formado parte un porcentaje alto de palmeros. Una media de 28 a 30 palmeros han seguido el programa de rehabilitación cada año, lo que hace unos 700 durante todos estos años, tiempo en el que hemos recibido el apoyo cercano y la colaboración del Cabildo, de los municipios y de la sociedad palmera”.
Antonio Hernández mostró además su alegría porque “nuestra forma de entender la problemática de las drogas, sus causas y consecuencias y cómo es necesaria abordarla, están en sintonía como el sentir y las claves que el Papa Francisco expresó en su discurso pronunciado en noviembre del pasado año”. Un discurso en el que papa señaló que “la droga es una herida en nuestra sociedad, una herida que atrapa a mucha gente en las redes. Ellas son víctimas que han perdido su libertad para caer en esta esclavitud, esclavitud de una dependencia que podríamos llamar química”.
Cada persona dependiente, decía el papa, trae consigo una historia personal, distinta, que debe ser escuchada, comprendida, amada y cuando sea posible sanada y purificada. “No podemos caer en clasificar al drogadicto como si fuera un trasto. Cada persona ha de ser valorada y apreciada en su dignidad para poder ser sanada”.
Además el papa, recordó el sacerdote palmero, habló de que no hay una sola causa que lleva a la dependencia de las drogas sino que son muchos los factores que intervienen, como la ausencia de familia, la presión social, la propaganda de los traficantes, el deseo de vivir nuevas experiencias…. Con la droga la persona se va destruyendo y con ella todos los que están a su alrededor. La droga corroe y mata, palabras del papa que suscribió Don Antonio.
Pestana
El presidente del Cabildo, Anselmo Pestana, que también intervino en el acto, destacó la valía del sacedorte palmero que “ha puesto lo mejor de sí mismo al servicio de los demás“. “Su vida -dijo Pestana- estaba orientada a ser la de “un párroco normal y corriente”, pero ante la gravedad de los problemas de drogadicción y marginación que comenzaban a hacerse patentes en nuestro tejido social y ante la escasez de respuestas que la sociedad y sus instituciones exhibían ante tamaño problema, nuestro cura entendió que su acción pastoral habría de reorientarse hacia desempeños menos confortables y más comprometidos con los desfavorecidos. Él mismo reconoce que en los inicios su trabajo parecía no dar resultados positivos y que la drogadicción podía más que sus esfuerzos y determinación por rescatar de sus garras a las personas que habían sido atrapadas en su cruel y siniestro destino”.
Los lentos y escasos resultados, indicó Pestana, le hacen comprender que no cuenta con los medios y las herramientas suficientes para afrontar semejante problema y que es imprescindible dar un salto cualitativo en la búsqueda de formación y preparación especial para poder dar respuesta y soluciones a la lacra que la droga suponía y supone en las personas atrapadas por ellas y para la sociedad en general. “Don Antonio -indica- se da cuenta en aquel momento que no tiene soluciones para nada, solo para acompañar”, pero armado de su incansable espíritu de servicio, lejos de amedrentarse ante las dificultades, decide dar un paso más.
En este sentido, indica Pestana, “siendo manifiesto su interés por ayudar a los jóvenes con problemas de adicción, reconocida por su capacidad de trabajo y su valentía así como su ingente compromiso con los más desfavorecidos y sus familias, el Obispo Damián Iguacén le facilita la posibilidad de conocer el Proyecto Hombre y de formarse en esta materia”.
“Había llegado el momento -prosigue- de añadir a la capacidad de trabajo y al entusiasmo, el conocimiento técnico y el estudio y valoración de las experiencias existentes en este campo para de esta manera gestionar con mayor eficacia a grupos humanos complejos y obtener resultados positivos en la lucha contra las adicciones”.
“Nuestro homenajeado -añade el presidente- pasa unos años de preparación en centros especializados de ayudas terapéuticas de Bilbao y Roma, lugares donde comprueba que los problemas de adicción a las drogas se generan como consecuencia de fenómenos sociales complejos y que es, desde el esfuerzo de la misma sociedad que los genera, donde ha de radicar su solución con el trabajo, la ayuda y la interacción de todos los estamentos sociales, desde los que forman el círculo íntimo de los adictos, es decir, su familia, amigos y compañeros, a los voluntarios, empresas, entidades sociales y el sector público, pues la colaboración de la Administración de es vital para la consecución de tan noble objetivo”.
En definitiva, constata que “no solo con voluntad se sale de ese problema, y que se necesita personal formado que ayude en las respuestas y soluciones”, además de comprensión e implicación del conjunto de los agentes sociales para coadyuvar a la solución de una problemática que afecta de manera muy especial a los más jóvenes y de manera significativa a los menos favorecidos.
“Fruto de la formación y de la información recibida, Don Antonio, -agrega el presidente-, con el ímpetu y espíritu de servicio a los demás que le ha caracterizado a lo largo de toda su trayectoria vital, reúne a su alrededor a un conjunto de buenos y decididos profesionales con los que crea equipos de trabajo imbuidos de su misma idea y determinación y se lanza a la búsqueda de los recursos necesarios para materializar el Proyecto Hombre en Canarias consiguiendo abrir en 1991 el primer centro “Acogida” del Proyecto en Santa Cruz de Tenerife, al que seguiría otro centro, en 1993, en Las Palmas de Gran Canaria. Había tomado vida por fin el Proyecto Hombre en Canaria”.
“Con la formación y las experiencias acumuladas por Don Antonio y su equipo, con el decidido e inestimable apoyo prestado al Proyecto por las dos Diócesis de Canarias y apoyándose en la implantación territorial de la que disponía Cáritas, el Proyecto Hombre fue creciendo y comenzaron a implementarse y desarrollarse y consolidarse los programas de atención a los drogodependientes y a sus a familias que hoy, tras 27 años de andadura, podemos afirmar que es una historia de éxito y un referente en materia de atención y ayuda a los drogodependientes, que sigue ofreciendo respuestas a quien lo necesita, y en la que nuestro paisano, hoy merecidamente reconocido por la Isla que le vio nacer y forjó su carácter, ha puesto lo mejor de sí mismo al servicio de los demás”, dijo Pestana. “Hacemos un merecido reconocimiento a un ciudadano y a un Proyecto ejemplares que han de servir como referentes de todos aquellos que desde la sociedad civil quieran comprometerse en la consecución de una sociedad más justa, más libre y más igualitaria”, manifestó Pestana.
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