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Santa Cruz de La Palma

Los pasajeros de la estación marítima podrán tomarse pronto un café

  • Puertos ha aprobado la concesión administrativa de explotación por siete años

Cruceros atracados en el puerto capitalino. Archivo.

Los pasajeros del barco podrán tomarse pronto un café en la estación marítima capitalina ya que el Consejo de Administración de la Autoridad Portuaria aprobó en su última reunión celebrada este miércoles la concesión administrativa de la explotación del bar cafetería ubicado en dicha estación marítima del Puerto de Santa Cruz de La Palma, por un plazo de siete años y con posibilidad de que se pueda prorrogar por otros tres años más.

Según han informado fuentes consultadas por elapuron de la Autoridad Portuaria y del Ayuntamiento capitalino, la persona adjudicataria de la explotación (una mujer) tendrá que pagar una tasa de ocupación del 1,20% del volumen de negocio que tenga, lo que equivale a unos 1.200 euros anuales. En total, unos 6.000 euros al año con el alguiler incluído (menos de 600 euros al mes). Un coste el del alquiler inferior a los cerca de mil euros que se tenían que pagar antes y que se ha logrado bajar gracias a las gestiones hechas tanto por el alcalde de Santa Cruz de La Palma, Sergio Matos, como por el consejero insular Anselmo Pestana, ya que ambos están en el Consejo de Administración de la Autoridad Portuaria, y fueron los que le plantearon a su presidente, Pedro Rodríguez Zaragoza, el establecimientos de unos precios más asequibles para que se pudiera arrendar de nuevo el bar. Al final se consiguió la reducción pese a que se trataba de unas tasas nacionales, lo que ha permitido adjudicar el servicio.

Con esta concesión administrativa se cubrirá una importante carencia que existía desde hace bastante tiempo en una estación marítima por la que pasan miles de pasajeros anualmente, entre cruceristas y el pasaje cada vez mayor de las líneas regulares de transporte marítimo, que no cuentan con una cafetería para poder tomar un simple café, comer algo, o hacer la espera más llevadera. El bar que había antes cerró por baja rentabilidad.

En la estación también había un kiosco de prensa y revistas que cerró, lo que hizo que la instalación se quedara desangelada y sin ofrecer más servicios que el de los aseos, y la venta de billetes de barco.

 

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