La Palma amaneció con un nuevo elemento escultórico. Una pieza de arte que se ha hecho esperar y que forma el elemento decorativo de la rotonda de entrada al casco de Puntallana. Serenidad, así se denomina la escultura que ha concebido el artista palmero Tomaso Hernández para este espacio, que tiene de fondo la filosofía oriental de equilibrar piedras. Un arte en el que se ponen en juego aspectos como la inspiración, la paciencia, el cuidado, la destreza, el equilibrio mental, una concentración muy intensa y la habilidad innegable de la forma de sentir el punto de equilibrio de cada piedra y de sí mismo.
Serenidad es una gran pieza de escultura (13 metros de altura), que puede relacionarse con las Stone Balance en su modalidad de Land Art. Serenidad simboliza la unión de los cinco barrios del municipio de Puntallana. Cinco piedras en equilibrio con características que representan a cada barrio.
Así Tenagua aparece representado por una piedra de la playa de Nogales; el musgo que la humedad de la zona hará brotar en las piedras y los bejeques que representan a La Galga; El Granel, simbolizado por las espigas, ya que fue el granero de la isla, y Santa Lucia, con los primeros petroglifos.
En este último aspecto destaca que la escultura hace visibles los petroglifos, que han sido fielmente reproducidos en su forma y agrandados para que sean conocidos y se puedan ver a diario por los visitantes y por todas las personas de Puntallana, recreados en algunas de las piedras.
El artista canario se mantiene fiel a su lema, “lo espectacular de la sencillez”, y juega con el concepto de apilar piedras, creando entorno a la pieza de escultura un jardín zen o karesansui, que es un tipo de jardín japonés construido para la contemplación, la simplicidad, la fluidez y la distribución de objetos. Lo crea con esa simplicidad, con elementos integradores canarios, piedras que apuntan a la pieza central y bejeques de la zona, para que el interés máximo se centre en la pieza de escultórica.
