La misteriosa inscripción de la puerta principal del Mercado Municipal de Abastos de Santa Cruz de La Palma por su entrada de la calle Almirante Francisco Díaz Pimienta es un panel funerario de Jacob de Morales Figueroa. Así lo ha explicado el Concejal del área, Juan José Neris Hernández, quien ha afirmado que data de 1753. Además, ha detallado que “los propios vendedores del Mercado ya conocían la inscripción, pero hasta ahora se había creído que se trataba de la firma de los autores materiales del edificio; el estudio que ahora presentamos viene a poner de relieve que se trata de una inscripción funeraria del cobrador del impuesto del tabaco Jacob de Morales, natural de Galicia”.
La inscripción consta de cinco líneas de escritura en capitales romanas. La primera está solo pintada sobre el soporte de madera y presenta algunos astiles labrados que no corresponden a las letras dibujadas. En las cuatro líneas restantes se ha practicado la técnica del bajorrelieve, aunque con resultado desigual, “lo que lleva a pensar en varias opciones. Una, que el artífice del siglo XVIII no fuera muy diestro en el labrado de letrerías sobre madera; otra, que la cualidad de dureza de la madera de tea propiciase las imperfecciones que en general presenta el conjunto; y la tercera, que la ejecución del labrado fuera realizada muy posteriormente al dibujo de las letras (acaso, cuando el soporte fue reutilizado como almohadilla de la puerta), también por un artífice poco hábil”.
Los errores morfológicos detectados en la escrituración del discurso y la regular ejecución de las incisiones invitan a pensar que la obra original debió haber sido concebida como lápida funeraria provisional (sustituida luego por otra labrada en piedra, por ejemplo) o como borrador-maqueta de una lápida definitiva elaborada en otro material. En cualquier caso, la pieza debió de coronar la tumba de Jacob Morales de Figueroa, a quien se ha identificado con el difunto o aún como inscripción mortuoria situada sobre la pared del oratorio del Hospital de Dolores de Santa Cruz de La Palma (luego reconvertido en el actual Teatro-Cine Chico), en una localización próxima al nuevo retablo que Jacob de Morales y Figueroa, administrador mayor de la Real Renta del Tabaco, y su mujer, Margarita Guillén Spicer, habían proyectado fabricar a su costa en la capilla mayor del citado templo, para lo cual el 20 de mayo de 1752 habían obtenido la correspondiente licencia episcopal.
Como consecuencia del fallecimiento repentino de Morales, su mujer gestionó el encargo del retablo, que levantó “de su propio caudal”, con asiento y altar, “donde estaba colocada la imagen de Nuestra Señora de los Dolores”, siguiendo el modelo de retablo-hornacina, y que en 1756 ya estaba concluido, y que raíz del traslado del centro hospitalario en 1840 a las dependencias del convento desamortizado de Santa Águeda de la misma ciudad, pasó junto con la imagen titular a la iglesia clarisia.
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