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Santa Cruz de La Palma

Instituciones civiles y comisiones de la Bajada de la Virgen advierten del peligro de desvirtuar las Fiestas Lustrales

Rechazan que se pretenda convertir el Traslado de Bajada del Trono, una de las manifestaciones más antiguas y originales de los festejos, en una “romería” al uso con carrozas, cambio de itinerario  y modificando la jornada de celebración

Consideran que las Fiestas Lustrales ofrecen un potencial lo suficientemente rico, excepcional y profundo como para “jugar caprichosamente y con total ignorancia con algunos de sus elementos más preciados”

La Bajada del Trono de las Fiestas Lustrales. Foto de Saúl Santos.

La Real Sociedad Económica de Amigos del País de La Palma, el Foro Cívico de Santa Cruz de La Palma y la Comisión de Patrimonio de Humanidad de las Fiestas Lustrales (esta última perteneciente al Consejo Rector del Organismo Autónomo de la Bajada de la Virgen) alertan del enorme riesgo de desvirtuar las próximas fiestas lustrales.

Estos tres colectivos subrayan que la convocatoria quinquenal de La Palma todavía se mantiene como una de las fiestas de mayor originalidad de cuantas se celebran en el marco cultural hispano. No en vano, el programa tradicional de la Bajada de la Virgen comprende casi una treintena de números tan antiguos y excelsos como los traslados del trono, el Diálogo del Castillo y la Nave, el Carro Alegórico y Triunfal, la valiosísima Pandorga, la media docena de danzas independientes (desde las propias de la imaginería festiva como Mascarones y la célebre Danza de Enanos hasta los Acróbatas, las Coreadas Infantiles o el suntuoso Festival del Siglo XVIII), la poesía mural así como el resto de actos tradicionales, entre los que se encuentran el Izado de la Bandera de María, las loas de recibimiento y despedida, la Alegoría de los Indígenas, los Cuadros Visuales o las tres cabalgatas.

Además, junto a ello, pervive, aunque a duras penas por falta de información, un preciso protocolo por el que la totalidad de estos números se sucedían en un exacto ritual de recibimiento a la imagen de la Virgen de las Nieves que dotaba al conjunto de una mayor trascendencia.

Se trata de un programa único en el ámbito festivo mundial. Así se puso de relieve en el I Congreso Internacional de la Bajada de la Virgen celebrado en 2017. Ello no resta para que los mencionados actos se puedan intercalar (como se acostumbra desde hace varias décadas) con la celebración de conciertos y espectáculos de los artistas y conjuntos musicales más populares en cada momento. Por esta razón, señalan, “lo que debe velar el Organismo Autónomo Municipal de la Bajada es el cuidado de los aspectos extraordinarios de la Bajada de la Virgen. “Sin duda, ello permitiría generar recursos durante cinco años y no solo, como sucede hoy en día, durante las dos semanas de festejos”.

Así las cosas, la Real Sociedad Económica de Amigos del País de La Palma, el Foro Cívico de Santa Cruz de La Palma y la Comisión de Patrimonio de Humanidad de la Bajada de la Virgen consideran que las Fiestas Lustrales ofrecen un potencial lo suficientemente “rico, excepcional y profundo” como para “jugar caprichosamente y con total ignorancia con algunos de sus elementos más preciados“.

En este sentido, señalan que uno de los números sobre el que se ha planteado intervenir es el Traslado de Bajada del Trono, una de las manifestaciones más antiguas y originales de los festejos. Conviene tener presente que su formato es el de un traslado (en nuestro caso de las andas de baldaquino y altar festivo), al modo de la Bajada de la Virgen de los Reyes en El Hierro. En modo alguno, puede considerarse este traslado como una “romería” al estilo de las manifestaciones “típicas” de la isla de Tenerife o las que también ha prodigado durante las últimas décadas en La Palma.

Por todo ello, hacen hincapié en que el Traslado de Bajada del Trono de la Virgen de las Nieves no es una “romería” al uso como se ha venido propagando con total desconocimiento a lo largo de las últimas semanas. La propuesta de modificar la jornada de su celebración, la introducción de carrozas y el cambio del itinerario van en contra tanto del protocolo de la Bajada de la Virgen como de la propia riqueza, simbología y singularidad del acto.

Estas modificaciones supondrían, indican, el “ocaso” de un acto único, gestado a través de generaciones a cambio de introducir un “paseo romero” idéntico a los que proliferan en la mayoría de los municipios canarios. Y tan grave como lo anterior, advierten, sería la pérdida de sentido de ese primer acto perteneciente al programa de recibimiento de la patrona insular, que pasaría a convertirse en una romería más del calendario festivo general y acreedora de la más absoluta insignificancia.

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