Los restos de lagarto gigante que se encuentran en el Museo Arqueológico Benahoarita (MAB) del Cabildo de La Palma formarán parte de un libro sobre reptiles de Canarias. La pasada semana visitó este espacio el investigador suizo Alexandre Mamin (Technico bio-medical), delegado de la Asociación Reptiles-Reptilien, para tomar fotografías a los restos óseos de varios ejemplares del referido lagarto gigante. Mamin está trabajando en la preparación del libro Lagartos de la Islas Canarias, para lo cual ha visitado todo el Archipiélago.
Los materiales fotografiados proceden de diferentes yacimientos arqueológico-paleontológicos de La Palma y fueron recuperados en zonas del Barranco de Garome (Puntagorda), Barranco de Los Gomeros (Tijarafe), Barranco del Agua (Puntallana) y Barranco de Las Angustias (Los Llanos de Aridane).
La consejera de Cultura y Patrimonio del Cabildo de La Palma, Jovita Monterey, destaca “la importancia de este tipo de colaboración entre diferentes instituciones e investigadores para dar a conocer unos vestigios de sumo interés pero que son desconocidos por el gran público. A todo ello hay que añadir que este tipo de publicaciones contribuirán a difundir, en el ámbito internacional, unos materiales que proceden de animales de gran antigüedad que llegaron a convivir con los primeros benahoaritas que arribaron a la Isla hace unos 2.000 años”.
Jorge Pais Pais, director del MAB, destaca que en el Museo Arqueológico Benahoarita se conserva una gran cantidad de restos óseos de estos lagartos gigantescos, hoy extinguidos, que pudieron llegar a medir 150 centímetros. La inmensa mayoría de los materiales proceden de cuevas naturales de habitación que fueron ocupadas por los antiguos pobladores de la isla. Desgraciadamente, se trata de vestigios descontextualizados que han sido recogidos por expoliadores o procedentes de hallazgos casuales sin la meticulosidad y profesionalidad que requieren este tipo de actuaciones.
Jorge Pais señala que La Palma cuenta con un importante patrimonio paleontológico que apenas se está comenzando a conocer, aunque cada vez son más numerosos los yacimientos con restos óseos de este tipo.
En el asentamiento permanente del Roque de Los Guerra (Villa de Mazo), formado por cuevas y cabañas, petroglifos y canalillos-cazoletas, se ha demostrado, arqueológicamente hablando, la convivencia entre este tipo de lagartos con los primeros benahoaritas que se asentaron en esta parte de isla, tal y como se comprobó durante las excavaciones de 1994. Los restos de estos animales, poco tiempo después de la ocupación humana de la zona, desparecen de la estratigrafía, posiblemente porque fueron cazados y consumidos hasta su extinción.
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