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Opinión
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Santa Cruz de La Palma, en el siglo XIX

Fiesta de la Naval, Plaza de Santo Domingo.

La prolifera prensa palmera que se conserva en diferentes archivos particulares y especialmente en la sociedad La Cosmológica y en la Hemeroteca Digital Jable de la Universidad de Las Palmas, facilita una visión del  vivir cotidiano de la ciudad de Santa Cruz de La Palma en la segunda mitad del sigo XIX.

Comercio e industria, sucesos, festejos, juegos de pelota, obras públicas, adquisición de vestimentas sacras, asistencia a la exposición universal de París y Filadelfia, juegos de pelota, música y teatro, nuevo armónium, actos de la Bajada de la Virgen, derribo de la torre de San Miguel, callejero, deforestación, botadura de barcos, la labor de Cruz Roja, la crisis de la exportación del bordado, la proyección de “sombras chinescas y cine y otras reseñas van reflejando,  como si de una película en color se tratara, el quehacer diario de los vecinos en la ciudad capital de La Palma. Cada una de ellas encierra datos y referencias que nos aproxima a la cultura, la etnografía, la industria y manifestaciones populares de esa época.

En 1863 el periódico El Time publica una pequeña reseña de la festividad anual de Nuestras Señora de las Nieves diciendo que “no faltaron la víspera las clásicas baladas campestres cantadas al son del tamboril, ni los ejercicios de la luchada, ni las improvisadas tiendas que llamamos mesones”.

Al año siguiente, en el mes de febrero de 1864, el mismo periódico publica una crónica sobre las fiestas de carnaval. En 1865 se celebraban novenas y festejos, en el mes de enero, en honor de San Mauro en la ermita de Santa Catalina y en octubre a Nuestra Señora del Rosario, conocidas por La Naval. En el mes de abril de 1866 se celebra “El Domingo de la Rosa” y una función a la Virgen del Rosario.

En el año lustral de 1865 dirigió la danza de los enanos de ambos sexos Miguel Torres, la misma persona que la dirigió en 1833 en los fastos festejos de la proclamación de Isabel II. El 8 de abril, de este mismo año, llega a Santa Cruz de la Palma el ingeniero jefe provincial de obras públicas para recibir provisionalmente el faro construido en Punta Cumplida, Barlovento.

La música clásica tiene una bella muestra con la interpretación de violinista Agustín Robbio, interpretando entre otras piezas Souvenia de Bellini y Lucia de Lameammoor con el acompañamiento al piano de Ana Massieu de las Casas, en el año 1866.

En 1867 la isla participa en la exposición universal de París. Al respecto periódico El Time recoge: “Dice nuestro cofrade “El Mensajero”. Todas las plantas y demás efectos que la isla de La Palma mandó a la Exposición Universal de París van curiosamente colocadas en cajas hechas de madera de la misma localidad, las cuales lleva doble tapa de cristal, y era curioso ver sus semillas y sus frutos en distintos departamentos de la misma caja; así que en la que contenía tabaco se veía sus semillas, la planta, el tabaco picado y tabaco torcido”.

En 1867 se entabla una dura polémica social ante la pretensión del corte del llamado “pino de la Virgen de las Nieves”. El periódico El Time de fecha 30 de octubre, además del asunto del pino, hace referencia a que en este lugar se encontraba próximo a los cañones. La sensibilidad por el medio ambiente quedaba una vez más patente cuando en 1897 la prensa recoge “fueron cortados o rotos, por mano criminal, dos árboles de la plaza de Santo Domingo”.

Los juegos de pelota tienen una profunda tradición en Santa Cruz de La Palma, aunque no podemos especificar de que juego concreto se trata,  debió ser importante para que la prensa recogiera, en 1868, que la pelota estaba ocasionado problemas al vecindario. Evidentemente estos juegos debieron ser en plena calle.

El esplendor de la industria naval, con la construcción de barcos de diferentes tonelajes, tienen un apartado destacado a finales del siglo XIX. El 9 de marzo de 1869 se lanza al agua en el puerto de Santa Cruz de La Palma el pailebot Águila, construido por Ignacio Rodríguez (1836-1891). Unos años después, en 1873, el mismo empresario bautiza a otro peilebot llamado Pollito. La Palma se mantenía al tanto de las actividades industriales internacionales y en 1877 el constructor naval Sebastián Arozena Henríquez (1854-1916) expuso sus diseños y maquetas navales en la exposición universal de Filadelfia en Estados Unidos de Norte América.

El mar trajo tristeza a la isla cuando en 1871 se sabe la noticia que el barco Mosquito, con matrícula de Santa Cruz de La Palma, navegando en una bahía de la costa africana apareciendo tres moros en lo alto del acantilado de la costa y uno de ellos, que iba armado, hizo fuego sobre la lancha causando la muerte al patrón Castillo, natural de La Palma.

La música no sólo era un espectáculo social si no además un producto de consumo por los vecinos. El periódico La Palma el 16 de marzo de 1876 publicaba la venta de ¡Operas de tres pesetas! y diciendo que eran traídas a la isla por Sebastián Arozena Henríquez (1854-1916).

Iglesias y templos continúan dotándose de útiles necesarios para la liturgia. En 1873 El Noticiero se refiere a un terno negro de la iglesia de El Salvador. En 1877 la ermita de San Sebastián estrenaba un armonium. La festividad anual de esta advocación se armonizó “con los dulces acordes de una magnífico armoniúm adquirido últimamente con tal objeto a expensas del digno mayordomo de dicha iglesia nuestro apreciado amigo Sr. D. José Pérez Ramírez, cuyo generoso desprendimiento ha hecho de dicha ermita una de las más preciosas joyas del culto católico”. La música interpretada en estos actos religiosos había sido compuesta por Manuel Henríquez Brito (1840-1919), con letra de Antonio Rodríguez López (1836-1901).

En el año lustral de 1880 el periódico La Nueva Palma, recoge la tradicional traslado del trono y andas de la Virgen de las Nieves, diciendo que el domingo 28 de marzo “se enarbolará en el castillo de la Virgen la bandera con el nombre de María, primer anuncio de la bajada, trayéndose por la tarde de la iglesia de las Nieves a la matriz de la ciudad las piezas de plata del trono que se han de preparará para la repetida imagen”. En la bajada de 1895, en el mes de abril,  asiste el obispo de la diócesis Nicolás Rey y Redondo.

La institución de la Cruz Roja ya tenía una labor humanitaria importante en 1897. En este año “La Comisión de la Cruz Roja de esta isla”, obsequiaba a los soldados heridos e inútiles, suponemos que repatriados de la guerra de Cuba, “con tabaco y una botella de magnífico vino del país”. La guerra entre España y Cuba tuvo repercusiones económicas negativas e importantes, además de humanas, en la isla. En 1898 el periódico El País informa que en Santa Cruz de La Palma se estaba formando una asociación para proteger la industria del bordado. Continúa diciendo que esta industria daba mucho trabajo a las mujeres de La Palma y que se encontraba paralizada porque no se podía exportar estos trabajos a la isla de Cuba.

El 17 de mayo de 1897 comenzó el derribo de la antigua torre de San Miguel. Años posteriores  se registra obras en la plaza de Santo Domingo y  siembra de árboles. El Diario de Avisos da a conocer que en la plaza de Santo Domingo que  se estaba llevando a efecto la plantación de árboles y que era necesario “la nivelación de la misma” y señala que el material “de la derribada torre de San Miguel y que puede ser llevado en carros allí”. En 1899 había obras en las vías urbanas, concretamente en las aceras de las calles O´Daly y Santiago, hoy Pérez de Brito. Con nuevos nombres se acordaba designar a las calles. El 3 de noviembre de 1895 el Ayuntamiento acuerda denominar a la antigua calle de la Cuna por la del almirante palmero, nacido en Tazacorte, Francisco Díaz Pimienta (Tazacorte 1594-Barcelona 1652).

Teatro y música escrita por palmeros o residentes en la isla llenaban las tarde-noches de Santa Cruz de La Palma. El 18 de febrero de 1883 se estrenó la obra La Providencia, en verso y dos actos, del palmero Francisco Cosmelli y Sotomayor (1863-1925). En 1899 se interpretó la zarzuela Las Lenguas, compuesta y dirigida por el catalán Manuel Guardia Roldán (1866-1931) “e instrumentada y concertada por el maestro Sales”. Francisco Salas Sales, natural de Badajoz, llegó a La Palma en su calidad de músico militar. Fue director de las Bandas de Música del Urcéolo Obrero, Santa Cruz de La Palma, y de las de Tazacorte, Los Llanos de Aridane, El Paso y por último retorno a Santa Cruz de La Palma dónde falleció en 1931, a la edad de 64 años, en el Hospital de Dolores.

Si el teatro y la música tenían un lugar destacado en la actividad cultural de Santa Cruz de La Palma, también los nuevos espectáculos de sombras chinescas y cinematógrafo. En 1863, y probablemente con anterioridad, se exhibieron en Santa Cruz de La Palma “sombras chinescas”, que recoge El Time diciendo que con motivo de las fiestas de La Naval “se expusieron al público sucesivamente multitud de sombras chinescas”. En 1898 el palmero Miguel Brito Rodríguez (1876-1972)  proyectaba con un cinematógrafo Lumier las películas Los siete pasos de Jesús, Lección de baile, La Borrachera y Carnaval de París.

Así era la vida cotidiana de Santa Cruz de La Palma, en la segunda mitad del siglo XIX, según las crónicas de la prensa.

* Cronista Oficial de la ciudad de Los Llanos de Aridane (2002),  miembro de la Academia Canaria de la Lengua (2009) y de la Real Academia Canaria de Bellas Artes San Miguel Arcángel (2009).

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