Hoy, 3 de julio, la calle Real de Santa Cruz de La Palma hubiese acogido la Proclama de las Danzas, una cabalgata recobrada como parte del patrimonio festivo de la Bajada de la Virgen. El proyecto consistió en la recuperación de un conjunto de danzas festivas perdidas en el tiempo como ejemplificaron en 2015 las Danzas de Banderas, Demonios, Cintas, Caballos y Espadas.
Más tarde, en el desfile organizado durante el Primer Congreso Internacional de la Bajada de la Virgen (2017) se repuso la Danza Pantomímica. En esta edición lustral de 2020, aparte de las anteriores, se había previsto la reposición de las danzas de Arcos, Pastores y Salvajes. Además, la Proclama de las Danzas había programado al estreno de varias composiciones musicales junto a la presentación de un atrezo e indumentaria más elaborados que hace cinco años e, incluso, la recuperación en su versión callejera de los fuegos artificiales.
Sin duda, la puesta en valor de este legado vinculado a la Bajada de la Virgen es una apuesta por la comunidad que hace y celebra la fiesta; un numerosísimo grupo de voluntarios entre los que se encuentran diseñadores, compositores e intérpretes, grupos coreográficos y artesanos que de manera altruista han colaborado y hecho realidad la Proclama de Danzas.
Y es que si por algo se caracteriza, proporciona singularidad y convierten a las Fiestas Lustrales en una cita auténticamente insólita es en el de sus números tradicionales: la fiesta gestada y cuidada por el pueblo a través de generaciones. No perdamos nunca ello de vista.
