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XXV Aniversario

El incendio que estuvo a punto de quemar el corazón de Santa Cruz de La Palma

  • Se cumple un cuarto de siglo del fuego que devoró la casa Massieu
  • Antonio Sanjuán: "Aquella fue la peor noche de mi vida"
  • Reinaldo Cabrera: "Fue un milagro que el fuego no se pasara a otras casas"

Un día de Reyes como el de hoy, hace ahora 25 años, un grave incendio convertía la noche más mágica del año en una auténtica pesadilla para Santa Cruz de La Palma. Pasadas las 00:30 horas de la madrugada del seis de enero de 1990, daban la alarma de que la cafetería Alaska, ubicada en la casa Massieu Tello de Eslava, del siglo XVIII, donde también se encontraban la Oficina Técnica Municipal y de Consumo, el Estudio Fotográfico Bethencourt y la Imprenta Perdigón, estaba ardiendo.

Las campanas de la Iglesia de El Salvador tocaban a rebato, mientras en las calles deambulaba todavía mucha gente apurando la última velada de los festejos navideños, que se acercaron a la plaza de España para contemplar el espectáculo dantesco de cómo unas llamaradas de entre diez y doce metros devoraban la casona del sigo XVIII y amenazaban los edificios colindantes, todos ellos de un gran valor patrimonial, pese al esfuerzo y la voluntad que ponía el personal municipal y voluntario en sofocarlo.

La obsesión en esos momentos, según relatan las crónicas de la época, era tratar de que el fuego no se expandiese hacia otros inmuebles. Mientras, la casona ardía a la temperatura que da la tea. El fuego se cebó con la cafetería Alaska y la oficina técnica municipal. El estudio fotográfico y la imprenta tuvieron daños pero no tan severos, según narran las crónicas. Lo que sí se logró en la guerra contra el fuego fue que las llamas no calcinaran más edificios, como la Casa Cabrera o el propio Ayuntamiento, que se encontraban en las inmediaciones.

El fuego no estuvo controlado hasta las cuatro de la madrugada y mantuvieron retenes en el edificio pasadas las 24 horas de producirse el incendio por el riesgo de que algún rescoldo reavivara aquel infierno.

Con este incendio, en el que se emplearon 4 millones de litros de agua para sofocarlo, se puso de manifiesto que los recursos municipales que existían para atender a estas circunstancias eran claramente insuficientes. Prueba de ello es que a raíz del mismo, el Ayuntamiento aprobó en pleno la creación de un cuerpo de bomberos profesionales que tuviera un carácter comarcal. Propuesta que nunca se llegó a materializar.

"Lo recuerdo como si fuera hoy"

Reinaldo Cabrera Francisco fue uno de los vecinos que colaboró para apagar el incendio de la Casa Massieu que sobrecogió a la ciudad hace ahora 25 años. "Esa noche la recuerdo como si fuera hoy", nos comenta este hombre que en ese momento regentaba el bar Slogan.

"Cuando me llamaron estaba en Breña Baja y se veía una gran humareda y llamas muy fuerte, así que decidí acercarme a echar una mano", dijo Cabrera que aseguró que al llegar la imagen que vio fue sorprendente porque las llamas eran muy fuertes y entonces no había medios como ahora para apagar el fuego. Aunque, dijo, allí estaban los operarios del Ayuntamiento que "eran muy buenos y la gente de la calle que se agregó". Palabras de recuerdo tuvo en este sentido para Julián Cabrera Valentín, operario municipal ya jubilado, y para el alcalde de la época, Antonio Sanjuán, a quien recuerda batallando frente a los cristales y con las llamas de frente.

Con los pocos medios que había fue un "milagro" que el fuego se no se pasara a las casas aledañas y al Ayuntamiento, comentó Reinaldo que recuerda que donde había una toma de agua allí había una manguera para coger líquido. "Nunca lo olvidaré, cada vez que llega esta fecha lo recuerdo porque fue algo muy sorprendente".

"Aquello fue un infierno"

Julián Cabrera, que fue de los operarios que luchó contra el fuego esa noche de Reyes, afirmó que fue un "infierno" y que el miedo que había es que se pasara a las casas colindantes que tenían madera de tea y que se quemara toda la manzana.

"Yo me subí en la azotea a apagarlo con el peligro de que el fuego se pasara para el otro lado", comentó este trabajador jubilado que señaló que para combatir el fuego utilizaron camiones cisterna y bombas de agua. En la calle, según indicó, había mucha gente, unos mirando y otros apagando el fuego que devoró la oficina técnica municipal que estaba en la parte alta del edificio, pegado al Ayuntamiento. "Me acuerdo de ese momento como si fuera hoy mismo. Pasó la cabalgata y como a las dos o tres horas empezó el incendio que era imponente y que nunca olvidaré".

"La peor noche de mi vida"

Nunca olvidarán aquella "pesadilla" parece ser el sentimiento compartido por todos los que vivieron muy de cerca aquellos hechos tan tremendos. Es el caso de Antonio Sanjuán, que era el alcalde de la ciudad entonces, y que ha asegurado a elapuron que "aquella fue la peor noche de mi vida". "Esa noche fue fatal, siempre lo recuerdo como una de las peores noches de mi vida, incluso como el peor día de mi vida", dijo.

"Cuando el fuego empezó no era tan de noche, fue una sorpresa. Nosotros no teníamos muchos medios porque la ley tampoco nos obligaba por el número de habitantes, teníamos una solo motobomba e hicimos todo el esfuerzo posible pero fue imposible salvar la casa, que se derribó y todo surgió del dichoso bar Alaska que estaba debajo, que tenía almacenado bastante alcohol; no se saben los motivos "al menos a mí nunca me indicaron cuál fue la verdadera causa del incendio" pero se cree que se produjo un cortocircuito o lo que quiera que sea y como tenía una gran cantidad de alcohol almacenado se produjo una especie de bomba explosiva que hizo que el fuego se extendiera rápidamente por todo el edificio que era de tea".

"El miedo que teníamos -explicó Sanjuán al igual que el resto de entrevistados- es que el fuego se pasara a la casa de al lado y al Ayuntamiento; nosotros el primer esfuerzo lo hicimos por la calle Trasera porque el fuego de las ventanas llegaba ya al Ayuntamiento y luego no teníamos nada más que un solo camión motobomba contraincendios, incluso hicimos el esfuerzo para que vinieran del aeropuerto los bomberos pero legalmente no era factible. Incluso hablé con el Gobernador pero no fue posible que actuaran", comentó Sanjuán contradiciendo así las crónicas de la época que aseguran que sí intervinieron en el incendio.

Pero por fortuna, alguna hubo esa noche, y pese a los temores que había de propagación, las propias paredes del edificio, que eran de barro, según ha explicado Antonio Sanjuán, sirvieron de aislante e impidieron que el fuego se pasara a las otras casas que es lo que más preocupaba una vez iniciado el incendio en aquella noche que estaba llamada a ser la más mágica del año y que finalmente se convirtió en una "noche negra".

Como consecuencia del devastador incendio, se quemó el archivo de la Oficina Técnica Municipal que estaba en el edificio aunque, según el testimonio del exalcalde, se pudo reponer en parte volviendo a sacar copias de todos los proyectos que guardaba el Colegio de Arquitectos, "por eso pudimos rehacerlo bastante aunque no todo".

Para tratar de averiguar lo sucedido se abrió una investigación, los peritos intentaron localizar el origen del fuego pero, según Sanjuán, "se determinó que fue por causas fortuitas; no obstante, lo que sí sabe es que empezó en el bar porque era de allí donde salía el fuego. Cuando yo llegué todavía se podía entrar en el zaguán del edificio porque salía todo por la parte lateral del bar". La dueña del edificio presentó una demanda, en la que incluyó al ayuntamiento porque tenía ocupada una porción del edificio, pero la causa fue archivada.

Casa señorial

Sobre la casa, escribía en aquel momento el entonces Cronista Oficial de Santa Cruz de La Palma, Jaime Pérez García, que "era un magnífico ejemplar de casa señorial urbana de finales del XVIII y mostraba de manera ostentosa la elevada posición económica y social de su constructor. Su hermosa fachada, que se conserva después de la catástrofe, forma parte del conjunto arquitectónico de la Plaza de España; con la iglesia parroquial de El Salvador, el frontispicio del Ayuntamiento y el resto de las casas circundantes, hacen todas ella que este sector urbanístico sea el más importante y monumental de Canarias".

Pérez García recordaba que no era la primera vez que este inmueble sufría un incendio. "Como sí hubiera estado predestinada a terminar su existencia consumida por el fuego, la ciudad perdió la casa de uno de los mayorazgos de la antaño poderosa y siempre noble familia de Massieu Van Dale y Monteverde, exactamente igual a como la había perdido ef 26 de abril de 1770, cuando la Virgen de las Nieves regresaba a su santuario después de celebrarse las fiestas lústrales de aquel año, o como la perdió a manos de los piratas franceses, mandados por Francois Lecrec, cuando saquearon y quemaron la ciudad en julio de 1553".

Restauración

CajaCanarias adquirió el inmueble para convertirlo en su sede central en La Palma. Después de varios años de trabajo de restauración, realizado por la empresa Miguel Hernández Ventura, reabrió sus puertas en la Bajada de la Virgen de 2005, aunque no lo hizo de forma definitiva hasta pasado un tiempo, en que se presentó también el Espacio Cultural Rafael Daranas, creado en el semisótano del inmueble. Una herencia que le ha quedado a la ciudad, tras la desaparición de la entidad financiera, aunque sigue en manos de la Fundación CajaCanarias.

 

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