Los Reyes Magos llevan la ilusión cada 6 de enero a los niños. Archivo.
Desafiando el espacio, entre la multitud de los que acudimos a última hora a un centro comercial para cumplir con esa imposición social en la que hemos convertido los reyes, sorteaba mi bolsa, en la que llevaba los recurridos libros, por las repletas escaleras buscando la salida. Llegué al coche sintiéndome aliviado y salí del aparcamiento. Al llegar a la calle sonó la radio que, al parecer, tenía puesta hablando el locutor, cosa no extraña, de los reyes. Hablaba de la precaria situación económica y de la dificultad de muchas familias para los regalos. Entre otras cosas contaba lo que le dijo una señora, según la cual, sus niños le dijeron que no saldrían a la calle porque tendrían vergüenza al no tener regalos.
Mis pensamientos volaron, la voz del locutor se me puso en off y me vi sentado sobre una aljibe una tarde de reyes allá por los años cincuenta. La situación era crítica, como ahora, mi madre se afanaba muchas horas sobre un borde mal pagado y mi padre trabajaba sólo diez días al mes, no por placer sino porque el Estado, en aquel tiempo franquista, repartía el trabajo en la carretera del hoyo en tres turnos para que llegara a cada casa algo de dinero. (Ahora nos asombramos que se pretenda una renta mínima, o un trabajo mínimo, de lo que soy más partidario, cuando ya hace mucho tiempo que está inventado incluso por dictaduras tan negras como la nuestra.) Pero volvamos al aljibe. Allí jugábamos mi hermana y yo, no me acuerdo a que, cuando se acercó mi padre con un rollo de papel en la mano. Aquella mañana había bajado a la ciudad como decíamos en el campo, y menos mal que no decíamos (suidad) como algunos vecinos. Se acercó, se sentó junto a nosotros y nos extendió el rollo.
.- Ya saben que la cosa está mal y que no hay dinero para reyes
Siempre recuerdo esta frase "no hay dinero para reyes" ya lo sabíamos, nuestros padres, pobres pero muy sensatos, sabían para lo que no había dinero, y sabían que los pequeños ahorros de la familia eran intocables para poder hacer frente a cualquier imprevisto, especialmente una enfermedad, ya que no había seguridad social y se tenía la dignidad de no tener que recurrir a la conocida beneficencia de los ayuntamientos.
.- Como no va a haber reyes, no lo vamos a poner en los zapatos ni esta noche ni nada. Les he traído esto y lo pueden ver ahora.
Al unísono cogimos el rollito y sacamos rápidamente el papel exterior. Dentro había un flamante pulgarcito de aquel tiempo. Pusimos cara de alegría, verdadera o intuitiva, no lo sé, pero nos acostamos y empezamos a devorar las hojas entre tremendas carcajadas. De vez en cuando mirábamos de reojo a nuestros padres, mi madre se había unido y se sentaron cerca. Con la precocidad de niños pudimos ver el brillo de unas lágrimas disimuladas, y con esa misma precocidad agradecida y comprensiva aumentábamos el nivel de las carcajadas.
Repetimos la lectura una y otra vez, les dijimos que era uno de los mejores que habíamos leído y el trago pasó, incluso feliz marcando nuestra infancia y dándole una madurez a nuestra educación que nunca agradeceré lo suficiente.
El pulgarcito sobrevivió en el fondo de nuestras cosas y muchos años más tarde lo ojeábamos con un cuidado exquisito. Las penurias pasaron, la vida cambió, pero estas cosas entre otras nos dejó una huella de sensatez, de aceptación, de sentido común y sobre todo de ilusión y ansias de superación.
Señora, aunque no me lea ¿Qué les regalamos a los niños? .-Primero cariño, que sepan que están en nuestro pensamiento y que queremos para ellos lo mejor y que lo mejor no es el mejor regalo. Segundo decírselo sin dramatismos ni desdén, decirles que la vida no siempre es grata, que tenemos que pasar tragos duros y que tenemos que luchar todos con entusiasmo para que en otra ocasión podamos tener algo mejor. Y tercero, hacerles comprender que tenemos que tener capacidad para valorar lo que tenemos y no sentir nunca vergüenza de ir por la calle con nuestro "pulgarcito" porque lleva tanto cariño como una bicicleta o que la ultima tablet.
Si logramos ese mensaje que muchos padres dieron a nuestra generación, no veremos tantos despropósitos en la sociedad. No veremos el hijo de una pobre mujer que limpia escaleras pidiéndole dinero para irse a un concierto a Londres. No veremos a una joven madre quemarse el sueldo recién cobrado en cremas de belleza y a fin de mes pedir para la leche de su hijo. Y no veremos comprar enormes casas sin estar seguros de poder pagarlas y mucho menos palacios para pagarlos con negocios oscuros.
¡Qué lástima que no tuvieran unos padres que les regalaran un pulgarcito!
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Pintao
Su relato Don Máximo se repetía me mayoría de hogares, donde en vez de juguetes, con suerte podías recibir una rebeca para el frío palmero que también existe.
Las verdad que en los años sesenta, algo cambió la cosa con los venezolanos y las sorribas.
Pero lo que pasó sobre todo el todas las zonas turísticas de las islas, durante largos años, si que fue un maná mal aprovechado, o mejor dicho, aprovechado en beneficio de unos cuantos con la connivencia aprovechada a cambio de unas migajas de los que hubieran dirigido el desarrollo para que el beneficio fuera general y el reparto más equitativo.
Han caído durante mucho tiempo una lluvia de millones, pero desde el punto de vista de aprovecharlo para DESARROLLO, hemos puestos el carro delante de los bueyes.
Ojalá que la crisis actual no pase en balde. Que por lo menos les valga a una mayoría para bajar al terrero y darse cuenta que en épocas de bonanza los espabilados que manejan con malas mañas la riqueza, no nos la den con queso, que durante bastantes años cayó el maná en estas Islas para que unos cuantos bien organizados se aprovecharan mientras la mayoría estaban dormidos y entendían que lo de las "malas mañas era la manera natural de que las cosas sucedieran.
Cuánta barrabasada se ha cometido a ojos vista en beneficio de unos cuantos, y para mayor inri podías oír "qué se aproveche ahora que puede".
Qué falta falta de cultura hemos padecido en estas Islas para permitir que la riqueza que cayó a manta al final se la apañaran cuatro en connivencia con los políticos que para mayor inri elegimos nosotros mismos.
Como algunos de ellos, los pocos que la justicia les ha alcanzado, ahora que el pueblo conoce sus desmanes, todavía se mueven con aire respetable y como para sus adentros diciendo: "Qué pedazo de bobotiezos son las gentes, que encima nos votaban"
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maximopt
Hola Marynieves : Gracias por lo de interesante.
Sobre la felicidad yo tengo mis teorías. Es una magnitud que aún no ha encontrado la unidad de medida ni la forma de cuantificarse. Yo sólo se que en la época De carencias éramos felices con lo poco que teníamos, y el motivo posiblemente fuera que no teníamos metas elevadas e inalcanzables.
Creo que la sociedad actual, junto con el consumo, nos vende metas de infelicidad para que la busquemos consumiendo y creo que es una falsedad. Contra ello no cabe más que luchar con la única arma posible. LA EDUCACION.
Un cordial saludo.
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Marynieves
D. maximopt, su interesante relato nos invita a la reflexión. Y me pregunto ¿son más felices los niños de ahora con todos sus juguetes, entre ellos, los electrónicos, que los de la época que Ud. nos narra, cuando el cariño atento y amoroso de los padres desbordaba la sencillez de aquellos juguetes?
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maximopt
Sr.Frankobatiato: Me da igual que sea ex o no ex, lo que deseo es ver que a pesar de los "fiscales defensores", la abogacía del "no Estado" y la "Hacienda de los poderosos" sea juzgada y que tenga sentencia.
Un saludo
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frankobatiato
la ex infanta a la carcel
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maximopt
Srx samarroquera: Nuestra generación,en gran medida, realizó el camino de: apartamento-piso-adosado. Y desde que compramos el primer apartamento nuestros padres nos decían: ¿Están seguros de que les alcanza el dinero?
Eran sensatos. y buenos padres. A mi que no me vendan que un hijo compra un palacete de 6 millones de euros y no les digan nada y les presten 1.5 millones.
Huele tan mal, que parece que todos estaban en el ajo, o es una familia de pena por la que se pierde todo el respeto.
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samarroquera
Los que compran palacios no necesitan reyes. Son hijos de reyes. Se creen reyes.
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nm
Ahí le ha dado maximopt…, pero habrá que intentarlo.
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maximopt
srx nm La dictadura alemana del siglo XXI tiene tela para cortar mucho tiempo.
Un saludo
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nm
¿Cuántos compramos pulgarcitos?¿qué hay que hacer para que la sociedad se dé cuenta que vivimos la represión de la dictadura Alemana del siglo XXI y que Rajoy es el brazo ejecutor junto con la falsa izquierda? Una España y Europa más justa es posible, AHORA PODEMOS.
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