Costas autoriza la instalación de 3 quioscos y hamacas en la playa de Santa Cruz de La Palma

¡¡Flipante!!, ¡¡tres quioscos!!, ¡que visión!, ¡que forma de adelantarse a la época introduciendo un novedoso modelo de negocio económico para la creación de riqueza en la isla!, que alarde de imaginación para promover el desarrollo y la diversificación de la economía de la ciudad, para la creación de empleo estable y de calidad, para mejorar el medioambiente y la limpieza del entorno, que idea tan genial, tan original, tan, tan, tan… ¡Oh! ¡Dioses! ¡Gracias!, !que cerca estamos ya de ser como el envidiado Benidorm, o Cullera, o cualquiera de todas esas playas globales del levante peninsular, abarrotadas de turistas, sin ninguna personalidad…!
No he leído el pliego de condiciones del concurso, pero habrá que suponer, viendo el nivel de la iniciativa, que incluirá algunas condiciones absolutamente imprescindibles para que nuestra playa alcance los estándares que impone el turismo global de alto poder adquisitivo que buscamos. Por ejemplo, considero absolutamente imprescindible, ¡que digo imprescindible!, hay que exigir que los concesionarios de los quioscos de la playa sean como mínimo sean tan visionarios como el que hasta hace poco regentaba el quiosco de la Alameda. Hay que ver como se afanaba aquel hombre en sembrar de carteles hasta el último resquicio del quiosco, como tenía rodeado su quiosco de todo tipo de utensilios para la limpieza: cubos, escobas, fregonas, recogedores, porque ¡eso si! el tío presumía de limpio. Y como protegía su quiosco rodeándolo de todo tipo de máquinas: de tabaco, de golosinas, la nevera de helados… Aquello era una delicia de contemplar cada día. Y ya nos quedamos sin palabras para describir esa enorme carpa circense con la que protegía a su clientela de las bajas temperaturas, los inclementes fenómenos meteorógicos que asolan nuestra isla un día si y otro también. En resumen, como se pasaba por el forro el pliego de condiciones de la concesión sin que ningún municipal le rechistara, eso si que es dominio del negocio, y lo demás son tonterías. Pues así tienen que ser los nuevos concesionarios de estos quioscos. También hay que fijarse en la dotación y procedimientos de los actuales de la Avenida. Por eso hay que exigirles los mejores, más potentes y avanzados equipos de sonido, para que con su música atruenen a los bañistas desde las primeras horas de la mañana hasta la madrugada. !Nada de cerrar a las 12!, y que la música se oiga hasta el horizonte para que cuando se aproximen los cruceros, los turistas puedan saber lo cerca que se encuentra ya del paraíso. También hay que obligarles a que pongan dos o tres pantallas de televisión de lo más grandes, que el fútbol se pueda ver y oir mientras nos bañamos. Deben estar dotados de una buena parrilla con una extracción de humos generosa con el fin de que el olor a aceite refrito y fritaga se extienda por toda la playa para siempre, que sea su signo de identidad para el futuro. Y por supuesto, tienen que engorrinar muchísmo más de lo que ahora los hacen los bares de la Avenida. Los churretes de porquería y grasa que dejan las bolsas de basura en el pavimento recién estrenado, y que nos indican las sendas que discrurren desde la puerta de cada bar de la Avenida hasta los contenedores de basura de la acera de enfrente, deben ser ampliamente superados por estos nuevos quioscos de la playa. No hay bastantes colillas aún en la playa, y por eso alrededor de estos quioscos habrá que fumar mucho y tirar las más posibles, amén de botellas y vasos de plásticos, y todo tipo de desperdicios. Todo el mundo estará así contento y satisfecho.
Y cuando todo esto esté funcionando a toda máquina, el ayuntamiento deberá encargar un informe a una consultara medioambiental, que cobrará una pasta, para enviarlo a la UNESCO para que aprecien como cultivamos nuestro territorio para continuar siendo Reserva Mundial de la Biosfera, y de paso ver si nos conceden algún título más con el que podamos homologarnos a esa palurda globalización que nos devora.
En resumidas cuentas: el Estado, es decir, todos los españolitos, nos pagaron un puerto deportivo, una marina, y una playa que nos entregaron hace tres años, y no para poner quioscos. A la playa se le ha prestado muy poca atención hasta ahora. Las instalaciones que entregó el Ministerio se han ido deteriorando porque nadie se ha encargado de hacer el más mínimo mantenimiento. Pura desidia. Sin ir más lejos, la ducha de la entrada de la Avenida de el Puente, donde están los juegos y pretenden colocar un quiosco, hace ya más de un mes, quizá dos, que están reparándola. Cualquiera puede verlo. Y ahora nos vienen con tres quioscos. ¿Pero que guasa es esta? La Marina es una pena como está de decaída, y la poca gracia que tienen los bares ahí instalados. Locales libres para poner bares en Santa Cruz los podemos encontrar en la Marina y en cualquier sitio. La Avenida está llena de bares. ¿A quién benefician estos tres quioscos? Es increíble la claridad diáfana con la que puede observarse en un lugar tan pequeño como este el caciquismo y clientelismo inveteradanente tan españoles. ¡Vergüenza!