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Santa Cruz de La Palma

Unos 70.000 indianos tiñeron de blanco la capital palmera

  • La Negra Tomasa volvió a ser la protagonista de la gran fiesta blanca

La magia de los Indianos se volvió a repetir ayer lunes de Carnaval y miles de personas, unas 70.000 según la policía local, tiñeron de blanco la ciudad parodiando a los palmeros que un día regresaron de América, Cuba sobre todo, haciendo ostentación de su riqueza. A esos indianos ricos está dedicada esta divertida representación que muchos dicen que ya no es lo que era, debido a la masificación, pero que sigue congregando año tras año a personas de todas las edades y venidas muchas de ellas de fuera de la Isla para no perdérsela porque dicen que tiene alma y mucho encanto.

La jornada empezó desde bien temprano con la espera en el atrio del Ayuntamiento y también en la plaza de España que poco a poco se fueron llenando de indianos vestidos de blanco y cargados con los botes de polvos. Nadie se escapaba de ser empolvado. A las doce del mediodía ya no cabía un alma en este emblemático espacio y sobre la una llegó procedente del puerto, donde había arribado a bordo de un barco la gran protagonista de los Indianos, la Negra Tomasa, que bajó la escalinatas de la rebautizada por un día como plaza de La Habana en medio de una gran polvareda y al ritmo del himno de la fiesta, Sangre Indiana, que levantó el ambiente algo frío hasta entonces porque la música falló. Allí la esperaban el alcalde y la cónsul de Cuba que se mostró feliz de participar en esta fiesta que hermana a La Palma y Cuba. A partir de ese momento la alegría de la Negra Tomasa contagió a todos los presentes con su baile picarón y divertido.

La música siguió sonando en la plaza y en distintos puntos de la ciudad, hubo tiempo también para celebrar la tradicional comida de indianos, y ya por la tarde se realizó el esperado reparto de polvos de talco en la plaza de la Constitución y el Desembarco de Los Indianos, que ya no es tal porque a esas alturas la dispersión del gentío es grande, que partió de la calle Real hasta llegar a la plaza de La Alameda donde les esperaba a los participantes una gran verbena. En el recinto central de las fiestas, en el puerto, también había verbena y música por fuera de establecimientos y kioscos.

Por suerte, el tiempo respetó la gran fiesta blanca y bares, cafeterías, restaurantes y kioscos pudieron hacer una buena cuenta de resultados en el día más importante del carnaval palmero que entusiasma a propios y extraños.

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