Suele ocurrir que cuando se inaugura una obra pública se instale una placa conmemorativa que recuerde el acontecimiento y figure el nombre del político de turno o de la Administración que ejecutó o hizo posible dicha actuación. Eso suele ser lo habitual. Sin embargo lo que no es frecuente, sino más bien insólito, es que un responsable público estampe su nombre en una placa de un cementerio en la que aparece la imagen de Jesucristo y una cita del Evangelio. Eso es lo que ocurre en los dos camposantos que hay en San Andrés y Sauces.
En ambos cementerios hay colocadas sendas placas en la que aparece la imagen del Sagrado Corazón de Jesús y la cita del Evangelio de San Juan "Yo soy la Resurrección y la vida", y justo debajo la siguiente inscripción: "Siendo alcaldesa Nieves Dávila Martín", con fecha de 2007 en el caso del cementerio de Los Sauces, y octubre de 2008, en la placa colocada en el cementerio municipal de San Andrés. Sin que aparentemente se haya hecho ninguna obra, y aunque la hubiera tampoco justificaría la mencionada inscripción que a todas luces está fuera de lugar.
Llama la atención que en el camposanto de Los Sauces, lleno de flores con motivo de la festividad reciente del Día de Todos los Santos, la placa está colocada en lo alto de la fachada de un pequeño templo al fondo del cementerio, con lo cual hay que levantar la vista para poder verla, pero en cambio en el de San Andrés, la placa, bastante grande, está justo a la entrada y a la vista de todo el mundo, con lo cual es difícil que pase desapercibida.
Ante tal genialidad, cabe preguntarse qué significado tienen estas placas colocadas en una pared en la que después de las palabras del Evangelio "Yo soy la resurrección y la vida" aparece el nombre de la alcaldesa. Se nos ocurren varias posibilidades. La primera es que Jesucristo dijera esa frase "siendo Nieves Dávila alcaldesa de San Andrés y Sauces", que parece desprenderse del propio texto. Teoría que es poco probable porque estas placas son muy recientes y la historia de Jesús anda por los dos milenios. Otra posibilidad es que Nieves Dávila quiera establecer un paralelismo teológico y participar también del misterio de la resurrección en el que creen los cristianos. La tercera posibilidad es que su nombre esté plasmado en las dos placas para dejar constancia de que gracias a su gran labor este mensaje permanecerá labrado para que acompañe a los difuntos en su último viaje. Y una última posibilidad, que sea fruto de un exceso de autobombo llevado hasta el más ridículo protagonismo.
