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110 años de ‘El Dictamen’

El periódico se publicó en Santa Cruz de La Palma para reivindicar la autonomía administrativa de las islas menores

Un viaje en el tiempo a través de una de las joyas que se conserva en los archivos de la Sociedad La Cosmológica

El 7 de septiembre de 1911 salió a la calle ‘El Dictamen’, un periódico con un espíritu reivindicativo como “Periódico defensor de los derechos de La Palma y las islas menores”, tal y como se lee en su primer número bajo el nombre.  Se publicó en Santa Cruz de La Palma con carácter semanal, los jueves. La suscripción tenía entonces un coste de una peseta al mes para los lectores de La Palma y a 3,25 pesetas el trimestre para las suscripciones en península y el extranjero. La redacción se encontraba en el número 10 de la calle Díaz Pimienta y la administración se encontraba en la calle Álvarez de Abreu número 13.

‘El Dictamen’ hacía referencia al dictamen-proyecto que entonces el Gobierno de España ponía a debate sobre la administración independiente de las islas no capitalinas. Un viaje en el tiempo para descubrir párrafos en aquel número uno de la publicación en los que se defendía la libertad de prensa: “Ningún partido, ningún color acariciará nuestra bandera. Ella tremolará libre de toda influencia que menoscabe nuestro criterio, ni torcer pueda la recta que nos hemos propuesto recorrer”. Más allá del contenido político, ideológico o las reivindicaciones que nos muestran la situación de aquella época, resulta llamativo el lenguaje, literario y casi poético, con el que se escribía en la prensa a principios del siglo XX y en contraste con el lenguaje llano que se utiliza más de cien años después. La acentuación de las vocales sueltas…

La lectura de El Dictamen en pleno siglo XXI nos regala la oportunidad de conocer las situaciones de las islas no capitalinas en aquellos primeros años del XX. En uno de los párrafos explica cómo La Palma se enfrentaba a una situación de desigualdad frente a la isla de Tenerife a cuyos gobernantes acusaba de adeudar importantes cantidades de dinero para la época, “…adeudando á nuestro Hospital de Dolores, más de cien mil pesetas sin pagarle jamás su asignación, quedándose Tenerife con unas cuarenta mil pesetas anuales, solamente de La Palma”.

Pero ¿qué es lo que se planteaba conceder a La Palma y al resto de isla menores en aquel año de 1911? El Dictamen recogía, entre otras concesiones, un Cabildo Insular, una Delegación del Gobierno Civil, una Oficina auxiliar de Obras Públicas, una Oficina auxiliar del distrito forestal, entre otras. A pesar de todo ello, La Palma pedía más, una independencia económica para su gestionarse administrativamente.

La situación en otras islas menores no era diferente: “Una isla hermana, El Hierro, atraviesa por un aflictivo período de honda y paborosa [sic] crisis económica. La escasez de agua (…) la falta de trabajo y la carencia absoluta de obras donde emplear tantos brazos que hoy permanecen en obligada inercia; la perdición de las cosechas, lógica consecuencia de la falta de riegos (…) han colocado á aquel pedazo de tierra española, en una situación realmente lamentable, y  por demás desgraciada”. Y en el mismo párrafo señala a estas consecuencias y a la falta de atención a las demandas como las causas de una migración obligada en busca de una vida mejor. Es en este momento en el que nos fijamos en la publicidad que acompaña a los artículos de El Dictamen. Entre ellos encontramos una presencia constante de las rutas de barcos de vapor en las diferentes rutas pero, y siendo interesante esta circunstancia que nos devuelve a aquellos días, destaca uno en concreto en el que se anuncia la salida, el 19 de septiembre de 1911, del vapor Manuel Calvo. En ese anuncio se hace especial referencia a “amplios y cómodos departamentos, construidos expresamente para pasajeros de 3ª clase”. Expresamente para pasajeros de tercera clase. Hoy sería de esperar la promoción de camarotes de primera, VIP, de lujo y con todas las comodidades para personas de un alto poder adquisitivo. Entonces no. El anuncio nos dibuja una realidad de pobreza extrema donde son las personas más pobres las que necesitan embarcar para huir de esa situación de miseria y hambruna hasta el punto de construir ‘departamentos’ expresamente diseñados.

‘El Dictamen’ es una de las muchas joyas que hoy se conservan en los archivos de la Sociedad La Cosmológica, un lugar que parece congelar el tiempo y nos brinda la posibilidad de viajar al pasado para conocer nuestra propia historia.

Gracias a Rosa Aguado, responsable del Fondo Moderno de la Sociedad La Cosmológica, por su amabilidad y dedicación contagiando ese entusiasmo por la Historia que convierten la visita a La Cosmológica en toda una experiencia más que recomendable. Muchas gracias.

Para seguir leyendo y acceder a más fotografías: www.elhorrorvacui.wordpress.com

Eduardo Cabrera

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