La luz de La Pandorga iluminó la ciudad

La luz volvió a ser la protagonista en el estreno de la Semana Grande de las Fiestas Lustrales de la Bajada de la Virgen. La luz en medio de la noche, portada por los más pequeños, en unos farolillos, más de mil, hechos con mucha imaginación y trabajo para iluminar y también para despertar toda la magia y el misterio que juegan a ser cómplices en el entrañable desfile de La Pandorga. Y el fuego, otro de los grandes símbolos de este acto, como colofón, arrojando más luz en la noche, formado con la suma de todos estos artilugios efímeros que prendieron en el barranco de Las Nieves.

Las columnas de niños portando los farolillos y las luminarias chinescas partieron en esta ocasión al ritmo de la música de la avenida de El Puente, donde se encontraba el taller de confección de La Pandorga. Atrás quedaron meses de intenso trabajo voluntario para que ningún pequeño que lo quisiera se quedara sin portar una luminaria que invita a la imaginación. Acompañados por sus padres, madres o abuelos, esta gran serpiente de luz y color se fue introduciendo en pleno casco de Santa Cruz de La Palma, donde poco a poco se iba apagando el alumbrado público para que este singular pasacalle, encabezado por el incombustible Sosó, brillara con mayor esplendor.

La calle Trasera y Real fueron el escenario ideal para este desfile, donde la naturaleza urbana de la ciudad realza la escenografía de luz y color que prende la Pandorga. Mientras tanto, numeroso público siguió durante todo el recorrido el desfile del que es el número de mayor participación popular de cuantos se celebran en la Bajada de la Virgen y que volvió a llenar de alegría y de magia la capital como sólo sucede en cada cita lustral.