Una marea humana acompañó a la Virgen desde su santuario y hasta La Encarnación. Saúl Santos.
La Virgen de las Nieves bajando por El Planto. Saúl Santos.
La plaza de la Encarnación abarrotada en la recepción de la Virgen de las Nieves. Saúl Santos.
Una sonrisa que vale más que mil palabras. Saúl Santos.
Preciosa foto de Saúl Santos de este pequeño monaguillo en la procesión de bajada de la Virgen de las Nieves. Saúl Santos.
Autoridades la recepción oficial a la Virgen de las Nieves en La Encarnación. Todos con un lazo morado condenando la violencia machista. Saúl Santos.
Una niña lanza pétalos a la Virgen en su bajada por El Planto. Saúl Santos.
Unos niños lanzan pétalos a la Virgen. Saúl Santos.
El incienso para la Virgen. Saúl Santos.
Bonita foto de Saúl Santos de uno de los custodios que porta la Virgen. Saúl Santos.
Los custodios de la Virgen de las Nieves, una piña. Saúl Santos.
La Virgen de las Nieves baja a hombros de sus custodios por el Planto.
Un rayo de solo ilumina la Virgen de las Nieves en su bajada. Saúl Santos.
La Virgen de las Nieves en su bajada. Foto de Saúl Santos.
Pétalos y confetis para Viregen en El Planto. Saúl Santos.
La Virgen de las Nieves, en su bajada a la Encarnación.
Pétalos y confetis para la Virgen en El Planto. Saúl Santos.
La Virgen de las Nieves iluminad por un rayo de sol. Bonita foto de Saúl Santos.
Varias mujeres portando a la Virgen de las Nieves. Saúl Santos.
La Virgen de las Nieves acompañada por una marea humana en su descenso hasta La Encarnación. Saúl Santos.
Pétalos y confetis para la Virgen de las Nieves a su salida del Santuario.
La Virgen de las Nieves iniciando su bajada lustral. Saúl Santos.
La Virgen de las Nieves de espaldas, vestida de rojo granate y con un lazo morado, antes de iniciar su descenso hasta la Encarnación. Saúl Santos.
La Virgen de las Nieves en su descenso lustral acompañada por una multitud. Saúld Santos.
La Virgen de las Nieves baja a la ciudad acompañada de una multitud.
La devoción que los palmeros sienten por la Virgen de las Nieves volvió a quedar demostrada este sábado con la gran marea humana que la acompañó en su bajada lustral desde el Real Santuario hasta la plaza de la Encarnación, donde ya descansa tras hacer su entrada a las nueve de la noche y después de tres horas y media de recorrido a hombros de los custodios. En medio de los aplausos y vivas de la gente que abarrotaba la plaza, la Virgen fue recibida por las principales autoridades entre las que se encontraban el presidente del Gobierno canario, Fernando Clavijo, y el presidente insular Anselmo Pestana, además del Obispo Bernardo Álvarez y del alcalde Sergio Matos, quienes le dieron la bienvenida a la Patrona de la Isla. El Coro parroquial de Breña Alta interpretó varios temas en su honor.
La Virgen, vestida de rojo granate y con un lazo morado de condena de la violencia en memoria de Laura González, asesinada por su expareja, abandonó el santuario en su sillón de viaje (más de 800 kilos de peso) a hombros de los custodios pasadas las cinco y medio de la tarde, depués de la celebración de la solemne eucaristía presidida por el Obispo en la plaza, que fue cantada por la coral de nuestra señora del Pino de El Paso, y de que sonara el himno nacional.
Entre vivas, aplausos y lágrimas de los peregrinos que llenaban la plaza emprendió el recorrido de Bajada como cada cinco años, desde 1676, acompañada por la Banda de Música San Miguel. Por el camino se iba sumando gente pese al calor reinante y en cada pequeño descanso que hacían los custodios, los fieles se acercaban a la Virgen para hacerle fotos, para tocarla o para admirarla.
Aunque la Virgen de las Nieves era llevada a hombros por los custodios, todos con lazo morado, algunos ciudadanos tuvieron el privilegio de portarla durante un tiempo con una gran alegría. En la primera parada en el Llano de la Cruz del Fraile, un vecino le dio la bienvenida a la Patrona de los palmeros y le deseó "buen camino y buena bajada", a la vez que le pidió ayuda para los parados y para toda la gente que tiene problemas.
Tras esta primera parada, la Virgen, acompañada por la multitud, inició el descenso por el Planto donde en todas la ventanas, balcones y azoteas había gente aguardando su llegada y a su paso le lanzaban pétalos de rosas, confetis y gritaban vivas a la Virgen.
Especialmente emotivo fue el momento en el que dos niñas muy pequeñas gritaron ¡Viva la Virgen de las Nieves! Igual de bonito fue el alto en el camino que hicieron los custodios para que una anciana en silla de ruedas la pudiera tocar.
Después de este bonito gesto, la marcha se reanudó en medio de una lluvia de pétalos hasta la llegada a la Glorieta del Roque, donde una joven le dedicó unas bellas palabras para luego proseguir con un descenso nada fácil hasta llegar a la plaza del Planto. Allí la escritora Elsa López hizo una bella intervención en la que no se olvidó del vil asesinato machista de Laura González. "Yo soy Laura González y ya nadie puede devolverme la vida que me han arrebatado", dijo. Con un Ave María se despidió a la Virgen que emprendió de nuevo su camino hasta hacer su entrada en la plaza de la Encarnación, donde el alcalde dijo que la Virgen de las Nieves era un símbolo de unidad y el obispo le dio la bienvenida porque "sabemos que nos traes toda clase de bienes".
También aquí, al igual que en la salida, el himno nacional volvió a sonar esta vez para acompañar a la Virgen en su entrada en la iglesia de la Encarnación, donde se llevó a cabo la eucaristía de acogida. Entre los peregrinos que participaron en esta procesión de trasladó de la Virgen desde el monte a la Encarnación llamó la atención un señor de Mirca, ya mayor, que pese a caminar con muletas no dudó en acompañar a la Virgen y a quien le pidió poder estar de nuevo con ella dentro de cinco años, o ver a una mujer en silla de ruedas cómo admiraba a la Patrona de los palmeros, que este domingo hará su entrada triunfal en la ciudad que ya la espera vestida con sus mejores galas.
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