La verdad se impuso a la mentira y la Virgen bajó

La verdad terminó venciendo a la mentira en una especie de combate dramático que se vivió sobre el escenario del claustro del antiguo convento de San Francisco, en la representación del Carro Alegórico y Triunfal La otra Virgen, de Luis Cobiella.

Una mujer humilde, que entró en escena arrastrada por el pueblo como si fuera una bruja, acabó conquistando su corazón y el de los elementos (el ángel, la sabiduría, el tiempo, la fidelidad), hasta derrotar a la todopoderosa figura de la mentira, representada primero por un hombre y luego por una mujer. La rosa de oro, que llevaba en el pecho la mentira, dejó paso a la de sangre que proponía quien acabaría revelándose como la Virgen de las Nieves.

La esperanza del pueblo ante la Bajada de la Virgen, que llega por donde menos se lo espera, en una mujer sencillla, sin oro ni prodigios extraordinarios, de la que incluso se llegan a burlar cuando les anuncia que es ella a quien esperan, fue el hilo conductor de un Carro de excelente factura, tanto en la interpretación como en el apartado musical, con el Coro y la Orquesta de la Bajada acompañando la dramatización, dirigida por Carlos De León, que tuvo el talento de hacer todavía más comprensible y actual una pieza mariana, que, en su concepción, no deja de ser una reliquia del pasado.

Un reparto sensacional, en la que los actores principales plasmaron la personalidad de sus personajes, radicalmente opuestos y contradictorios, sin caer en estridencias ni sensiblerías. El motaje empleoó sobre todo el escenario, pero también los pasillos que quedaban libres entre el público. Y la memoria de Laura Gozález, que falleció el viernes en un dramático suceso, estuvo también presente con un minuto de silencio con todos los actores en el escenario.