Juan Luis Guerra emociona a la Isla Bonita y la conquista con su música

Juan Luis Guerra hizo bailar, gozar y, sobre todo, sentir su música al público que llenó el Recinto Central de la Bajada de la Virgen, entregado al cantante dominicano y a su banda, 4. 40. Era la primera vez que visitaba La Palma y desplegó todo el recital que lo ha situado en el Olimpo de la música latinoamericana.

En el repertorio incluyó temas de su último disco, Todo tiene su hora, pero también canciones tan representativas en su carrera como Ojalá que llueva café o El Niágara en bicicleta, que interpretó nada más terminar un recital de solos que ofrecieron a mitad del concierto los músicos que le acompañan.

Juan Luis Guerra se acordó de la comunidad de la República Dominicana de la Isla, y de la colombiana, y, por supuesto, de la venezolana. El ritmo de la bachata, la salsa y el merengue se fueron alternando, con momentos también para los temas más tiernos, como el popurrí de baladas que interpretó en el bis. El artista se dejó querer por el público, al que lanzó algunos guiños, como el selfie que se hizo con una joven que cogió del público.

Desde su fe cristiana, su preocupación social, muy marcada en temas como El coste de la vida y la importancia que le da a la familia, dedicando uno de sus temas a su hijo y recordando a su mujer, son algunas de las claves de este cantante que desde que entró en España en los noventa con Ojalá que llueva café, se quedó para siempre como uno de sus grandes iconos musicales.

Entre ocho y nueve mil personas acudieron al que ha sido sin duda el concierto más multitudinario de las Fiestas Lustrales y que marca un nuevo hito en la historia. Juan Luis Guerra ofreció un gran espectáculo y dejó con ganas de más. Ojalá que regrese.