La vendimia 2015 ya está en marcha.
La abundante lluvia caída en pleno mes de agosto en la Isla Bonita ha dañado la uva en mayor o menor medida dependiendo de la zona y de las variedades, afectando sobre todo a la que estaba al borde la maduración. Por eso, la gerente del Consejo Regulador de la Denominación de Origen de Vinos La Palma, Eva Hernández, ha manifestado a elapuron que "la vendimia de este año, que ya está en marcha, va a ser de mucha selección en campo y en las bodegas para que la uva que entre esté en estado óptimo".
La previsión inicial era la de alcanzar la misma producción de 2014, algo que no se descarta porque "estamos como al principio, ahora mismo quedan casi tres meses de vendimia por delante y si bien la lluvia ha afectado a algunas zonas, a otras le ha podido venir bien", señaló la gerente del Consejo. Además añadió que aunque en Fuencaliente y Mazo fue un año seco, en el norte fue normal y hubo mucho nacimiento de racimo, por lo que "hacer una valoración es complicado, hay que esperar al final de la cosecha".
En estos momentos el tiempo es bueno para la uva, la brisa que hay ayuda a ventilar los racimos y a que se sequen más rápido porque ahora es difícil actuar con algún tipo de tratamiento por los plazos de seguridad, de modo que, dijo Hernández, "es la naturaleza la que nos vuelve a tener en vilo". El problema de la inesperada lluvia es que vino acompañada de unas temperaturas altas y de una humedad también alta, que es ideal para la aparición de hongos.
De las 20 bodegas inscritas en el Consejo Regulador, tres han iniciado ya la recogida de uva, que es el fruto de mucho trabajo.
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Claro está, la viña que estarán recogiendo es de las zonas donde esa climatología adversa no ha hecho estragos, y por otras razones. Esta forma de actuar “tan temprano” tiene su por qué.
Que se agoten las reservas antes de la siguiente cosecha no es bueno. No ha habido excedentes, y a menos irán. Al viticultor, no se le puede tratar como lo han hecho muchas de ellas (Bodegas) hasta ahora, pagar muy tarde, mal y a plazos, es decir, “a goteos”.
Se importan caldos de Latinoamérica, (también Sudáfrica) donde al igual que en España el cultivo está industrializado y el costo de la mano de obra, como sabemos, es ínfima y se abaratan costes.
Aquí, donde las labores de un viticultor, requieren casi nueve meses de intensa labor, ya que los cultivos están en zonas donde la mecanización es casi imposible, además por la manera y tradición de llevarlo, de tal forma que, los azotes de la climatología no los arruine; transformándose en un trabajo propio de esclavos de galeras, hace que no sea rentable en casi muchos, o todos, sus diferentes aspectos. Se salvan de esta afirmación algunos cultivos que, si bien están muy avanzados, modernizados, tampoco rentabilizan su inversión, ni como la misma, ni como ingreso económico amortizable. Y cuando un cultivo, mercado o patrimonio no renta se tiende a eliminar, lo contrario, es decir, mantenerlo, es por pura tradición, confundiéndose con un supuesto hobby e interés propio. Hay viticultores que sacarles de su sistema empírico de cultivo y obtención de su vino “para casa” sería como condenarles a un supuesto y ficticio fracaso. Tampoco es eso, y son los menos.
De otra parte, continúa existiendo el empecinamiento de intentar mantener el conservadurismo de los varietales, mal llamados autóctonos, (con prohibición expresa de aceptar los foráneos). Algunos de cierta calidad y otros harto conocidos que no dan más de sí. Habría que tomárselo con absoluta seriedad en el empeño de reflotar lo que antaño era un cultivo mas próspero que ahora. Dudosa batalla perdida y cada vez con menos “infantes”.
Difícilmente se puede competir con vinos de calidad, con cuerpo, crianzas y reservas importados de zonas con ganada y merecida fama y sobradamente conocidos. (Se moleste quien se moleste). Pero no, sigamos mirándonos el ombligo, ya que tenemos los mejores vinos, se afirma, que no se cuestionan los gustos, sino razones contundentes que desmontan toda la pseudoreputación. Si; se habrán ganado medallas, pero todo ello es muy cuestionable y al viticultor no le son de ningún tipo de ayuda, pues la relación final de su amada “vitis vinífera” con la Bodega, y el terreno económico sigue igual, es decir, muy mal. Por tanto se crea, se genera, desmotivación, desinterés y pérdida total de credibilidad por mejorar y continuar trabajando.
Basta darse una vuelta por cualquier hipermercado y ver el precio que compite con el propio, y huelga el comentario posterior, este debe ser íntimo…, sin exclamaciones.
Este sector está dejado de la mano, y es el mismo viticultor quien se subvenciona al final su propio cultivo, las limosnas externas no son ninguna motivación, y al que le es, su cultivo está ruinoso, y su objetivo conocido: la picaresca. Mala praxis es la picaresca de la subvención. Muchos son los viticultores que ya han optado por el abandono de sus parcelas, sin solución de continuidad, y cederla de manera gratuita, nadie quiere este cultivo, por mucho que el Consejo Regulador y las propias Bodegas intenten infundir ánimo, y empleando planes de sostenimiento de los mismos; siempre agradecido, pero aquí se deben aplicar la máxima: “Hechos son amores y no buenas razones”. Las Bodegas deben pensar que el viticultor es un lacayo suyo, la herramienta intermedia que hace que la pompa y fausto con sus correspondientes premios y medallas sean propiedad de la Bodega de turno. En tanto el viticultor, aún pasado mas de un año, no han recibido el importe de su sacrificado y duro trabajo.
Hubo cierto momento en que los políticos de turno, con los viticultores se "empeñaron" dando ciertas filípicas y haciendo ver que estaban en ello, en protegerlo y sacarlo adelante, reflotarlo, mediante varias estrategias, pero todo quedó en un fracasado intento de buenas voluntades, más bien preelectorales, y captar algún que otro voto descarriado.
Un año como este, más duro y desmotivador aún. El seguro y la climatología adversa, pues tampoco compensará, de reconocerse; y por mucha selección que se lleve a cabo, una gran parte de la cosecha, efectivamente está inservible.
Si, este sector no debe notarse en las urnas. ¡That is the question!, las competencias. Al final…, todos al hipermercado.
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