Todoque vive y hoy sus vecinos se han reencontrado para celebrar el día de San Pío X, en la Iglesia del vecino barrio de La Laguna, con una eucaristía, que presidió el obispo Bernardo Álvarez, y un almuerzo fraternal.
El barrio, que está sepultado bajo una manta espesa de coladas que arrojó el volcán, sigue latiendo con un sentimiento de pertenencia que no ha logrado borrar la erupción. En el altar se encontraban las llaves de la iglesia de Todoque, cuya caída del campanario fue una de las amargas imágenes icónicas de la erupción, y una réplica a escala del templo.
Un encuentro en el que muchas lágrimas corrieron por los rostros desconsolados de los vecinos de este barrio de Los Llanos de Aridane, llamado a renacer de sus cenizas.
Recuerdos, añoranzas, incomprensión y quizá algo de rabia todavía recorrieron la mente y el corazón de los todoqueros, que han tenido que experimentar cómo proyectos de vida, de varias generaciones incluso, desaparecían con la potencia destructora del volcán.
Desde las administraciones públicas se continúa estudiando el futuro de este barrio, el ‘nuevo Todoque’, cuyos vecinos han defendido mantener la esencia de comunidad que siempre lo ha caracterizado.
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