Bajo el pseudónimo de Samarroquera, alguien me plantea con respecto a mi anterior comentario si el pleito "La Rosa- Pueblo" no estará demasiado enconado para tener solución.
Como siempre, desde la mirada de una "política para andar por casa" y sin otras pretensiones, le he contestado que la historia la leemos hacia atrás aunque camina para adelante y que, con buena o mala solución, buscará sus caminos. Le dejo aquí mi opinión al respecto con unas reflexiones un poco más extensas que voy captando últimamente por muchas "Rosas".
El tema es actual e interesante. Desde hace tiempo y hoy, más que nunca, saltan a la palestra las dos caras del conflicto.
A nuestras alturas de la vida, cuando ya tenemos asumida la semántica de muchas palabras, los políticos nos arman un lío lingüístico y nos dejan en "Orsay" cuando nos hablan de: Nación, nacionalidad, nacionalidad histórica, región, Estado, comunidad autónoma, país o territorio nacional.
Lo cierto es que en los últimos tiempos y, arrancando de la redacción de la Constitución del 78, la terminología se lía y se recogen, quizá por el afán de contentar a ciertas sensibilidades, nuevas significaciones para un mismo término. Se admite una polisemia de doble cara según el contexto en que se hable, y así, Nación, en términos jurídico- políticos, tiene una significación muy distinta que Nación en términos histórico culturales, y esto nos ha sumido en muchas contradicciones e incomprensiones de escrito sobre el tema. (1)
Para la inmensa mayoría de los mortales de una cultura media, una Nación es un paradigma que engloba un territorio, una población y una organización política propia e independiente que le da una categoría de Estado, configurando un País reconocido en los contextos internacionales de la actualidad. Para muchos el término Nación, País y Estado, aunque diferentes, son sinónimos y se refieren a ese conjunto de elementos inseparables.
Por nacionalidad entendemos la cualidad, natural o adquirida, de los ciudadanos que vivimos en una nación y que nos vincula a una normativa de derechos y deberes establecida por el Estado, y por nacionalismo un sentimiento, más o menos exaltado, de grupos de ciudadanos de algunas partes del territorio nacional, que, por razones a veces muy distintas, aspiran a lograr una independencia y a convertirse en una Nación.
Teniendo estas ideas claras, a "La Rosa" no se le ocurriría hacer un estatuto de Comunidad Autónoma, pelando la perdiz hasta la saciedad, para denominarse lo que no es, ya sea en el preámbulo o en el articulado. En "La Rosa", aunque algunos estén fritos por ser una Nación, saben que hay que recorrer el camino antes de llegar a la meta.
Otra cosa que "La Rosa" tiene un poco más clara son las razones que nos impulsan a tener ese sentimiento nacionalista y cómo queremos resolverlo.
Tenemos claro lo que ha sido Castilla. Cuando visitamos los cascos antiguos de las ciudades coloniales siempre encontramos lo mismo: en La Laguna, en Lima, en Salta, en Cuzco o en Cartagena de Indias. En todos ellos encontramos un espacio amplio, rectangular donde se asentaron los palacios del poder militar y de la iglesia que se amplió con las construcciones de los de grandes terratenientes (aventureros venidos a ser señores), con sus residencias de ciudad propiciadas por el reparto de las mejores y mas extensas tierras.
Tenemos claro cual ha sido la forma de gobernar de los "virreyes", desde el centralismo y sin miramientos. Sabemos lo que debieron sentir Miranda, Simón Bolívar, San Martín, Céspedes O Pablo Duarte por citar algunos. Es algo tan viejo como la historia: lo mismo que pudo sentir Viriato, Don Pelayo o los comuneros de Castilla. Tenemos claro lo que nos han robado siempre y que se han repartido el poder y la riqueza entre los dominadores. Pero también tenemos claro que se derramó mucha sangre por sacarse de encima el yugo dominante, que en algunos casos fracasó, caso de los comuneros y en los que triunfaron, el poder fue sustituido por totalitarismos y otras formas de dominio y mal gobierno.
Por eso en "La Rosa", aunque con gran sentimiento nacionalista; dudamos emprender el camino hacia las prometidas libertades, acompañados por clases dominantes que han puesto de manifiesto que lo suyo son las supremacías de ciertas familias y que son muy buenos matemáticos en el manejo de los porcentajes.
Por eso en "La Rosa" esperamos que se abra un compás de espera, que desaparezcan por voluntad de la mayoría, las formas dominantes corrompidas y que se construyan nuevas formas que contemplen otra justicia y otra ética y otra esperanza (que por supuesto no sea Aguirre)
Eso lo podemos conseguir haciendo comprender a los barrios de esta Nación, que se llama España, que debemos levantarnos en "son de guerra incruenta" para sacudirnos el desprecio con el que nos dirigen desde los "pueblos"
Vivir para ver.
Continuamos.
(1) Nación y nacionalidad en la Constitución Española.
Francesc de Carreras Serra.
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maximopt
Hola Pintao: Entiendo perfectamente que los sentimientos suelen estar por encima del razonamiento, pero creo que en el caso que nos ocupa, no está tan claro cuáles son los sentimientos de la mayoría de los catalanes.
Creo que se confunden dos vertientes del nacionalismo: la autonómica dentro de España y la independentista fuera de España.
Si leemos un poco de historia (1) vemos que, desde el Centro Catalá (1882) de Valentí Almirall. Se reivindicó la autonomía frente al caciquismo español.
En 1891, La Unió Catalanista de Prat de la Riba, en sus Bases de Manresa, reclaman autogobierno sin planteamientos separatistas. Lo mismo ocurre en 1901 con la Liga Regionalista de Frances Cambó. Y es en 1922 cuando aparece el primer independentismo con el Estat Catalá de Frances Maciá (2) que deriva en Esquerra republicana de Cataluña. La aparición del primer Estatuto de autonomía de Cataluña de 1932, el franquismo e incluso la última época democrática dejan el tema reducido a situaciones mas o menos testimoniales.
Es precisamente en los últimos tiempos cuando se agudiza con los desembarcos y últimas movidas, pero muchos creemos que es mas por un sentimiento de rabia frente a posturas centralistas y no negociadoras, que frente a un verdadero sentimiento independentista. Si la llamada tercera vía, de acuerdo y negociación, prosperase y se permitiera una autonomía amplia y/o sin reticencias hacia una consulta legal como en Québec o Escocia, El problema quedaría resuelto, pero claro habría que tener otra visión del Estado.
Un saludo. (Si nos entretenemos con esto, por lo menos ejercitamos la mente)
(1) Search http://www.historiasiglo20.org
(2) https://es.wikipedia.org/wiki/Nacionalismo_catalán
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Pintao
Siendo el componente principal del nacionalismo "el sentimiento", no podemos esperar que el problema se solucione con recetas basadas en el razonamiento lógico.
Suele acontecer generalmente, y la experiencia lo demuestra, que cuanto más intentemos convencer a la muchacha de que "ese hombre no te conviene", conseguimos exactamente el efecto contrario.
Pues habrá que conformarse con el refrán de que "sarna con gusto no pica".
Ya metidos en gastos, no importa que el asunto haya ido del 3 % o del 5%, pues lo principal a proteger una sobre todas las cosas es "el proceso", ya puede salir el sol por Tazacorte.
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maximopt
Sr. Meritocracio: No me atrevo a contradecirle porque, referente a los orígenes del "catalanismo", dejemos la broma de La Rosa, se ha escrito tanto, que es difícil situarse en verdades absolutas.
Parece un denominador común la diferencia entre austrias y borbones, a los que se acusa de un centralismo frances.
Sin entrar en profundidades para las que no me considero capacitado, si que tenemos el referente franquista opresor por un lado, y el continuo chantaje pagado con apoyos políticos en la última época, por otro lado, como elementos muy determinantes en el panorama actual.
Un saludo.
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maximopt
Don AntonioLuz: Mire usted por donde propone lo contrario que Felipe de Borbón ( perdón Felipe VI).
Usted quiere un muro de cemento alegremente pintado y Él no quiere muros de sentimientos. Se ve que Él está asesorado por los plebeyos y usted por la nobleza. Así es la vida.
de todas formas leemos su ironía y si a veces nos sale esa vena.
Un saludo.
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Meritocracio
El nacionalismo de los de "La Rosa" es un invento de los ricachones que hicieron fortuna al amparo del dinero de "El Pueblo" para poder partir el pastel de la forma que más les convenga, inventándose eso de una nación, cuando lo que buscan es su propio beneficio.
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samarroquera
Sr. maximopt: gracias por contestarme tan generosamente.
¡Oiga! parece que los de la C.U.P.
están imitando a La Rosa y no quieren hacer el viaje con los de los porcentajes.
Tambien soy partidario de un compas de espera a ver si se puede hacer algo mejor.
Saludos.
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AntonioLuz
La consturcción de un muro de separación como hacen en Israel con los palestinos puede ser una solución. Además fomentaría el empleo y dinamizaría la construcción y sería un atractivo turisitico más, un referente a nivel mundial, incluso se podría invitar a Ibarrola a pintarlo y asi dejaría en paz a los barrancos de Garafía.
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