La IV edición del Festival Hispanoamericano de Escritores tendrá como país invitado a México y por ello también incluye en su programa un
acto sobre aquellas personalidades canarias que han sido especialmente
relevantes en este país.
Moderados por J.J. Armas Marcelo, especialista en Mercedes Pinto, sobre
ellos conversarán el poeta Federico J. Silva, el lingüista venezolano
y secretario de ASALE (Asociación de las Academias de la Lengua
Española) Francisco Javier Pérez, Yolanda Arencibia, directora de la
Cátedra Benito Pérez Galdós, y la profesora de la ULGC Blanca
Hernández Quintana.
Mercedes Pinto (1883-1976) es tal vez la más recordada de los tres en
este momento. Tinerfeña en el Madrid de los años 20, tuvo que huir de
España con sus primeros 4 hijos debido a que el dictador Primo de
Rivera había decidido desterrarla a Bioko (Guinea) por haber dictado
una conferencia (“El divorcio como medida higiénica”) en la
Universidad Central de Madrid. Vivió en el exilio, primero en Uruguay,
luego en Chile, más tarde en Cuba y finalmente en México, y en todos
esos países mantuvo una notable presencia como escritora, animadora
cultural, conferenciante y, sobre todo, como activista por los derechos
de la mujer. Su obra está compuesta por obras teatrales, poemarios,
ensayos, novelas y conferencias, y su novela más recordada, _Él
_(1926), fue adaptada al cine por Luis Buñuel, precisamente en México.
En cuanto al tinerfeño Juan Marichal (1922-2010), fue sobre todo
crítico, publicando en las revistas más importantes de su tiempo. La
razón de su exilio fue la guerra civil: ligado al republicanismo
canario, esta lo sorprendió en Madrid siendo muy joven, y, en 1938,
hubo de exiliarse con su familia en París, luego en Casablanca y,
finalmente, en México. Tras estudiar en la UNAM, sería becado en la
Universidad de Princeton (EE.UU.) y ya desde entonces su carrera
transcurriría en este país, siendo profesor de estudios hispánicos en
Harvard desde 1948 hasta 1988. Su trabajo como crítico e historiador de
las ideas destaca por su dedicación a las obras de Manuel Azaña, su
suegro Pedro Salinas, Miguel de Unamuno o Juan Negrín, entre otros.
Obtuvo el Premio Canarias de Literatura en 1987 (junto a la ensayista
María Rosa Alonso), el Premio Nacional de Historia de España en 1996 y
el Premio Ciudad de Alcalá de las Artes y las Letras en 1999.
Por su parte, Agustín Millares Carló (1893-1980) nació en Las Palmas
y fue paleógrafo y bibliógrafo. Tras licenciarse de filosofía y
letras en la Universidad Central de Madrid en 1913, se doctoró y
ejerció un notable número de puestos académicos y archivísticos.
Afín a Azaña y otros ateneístas, se afilió a Izquierda Republicana
en 1934. Como en el caso de todas las personalidades que hubieron de
exiliarse, la vida de Agustín Millares Carló se encuentra partida en
dos debido al estallido de la guerra civil. En 1936 se refugió en
Hendaya, Francia. Llegó a México como vicecónsul en 1938, pero fue
destituido al término de la contienda. En la UNAM impartió, desde 1939
hasta 1958, Paleografía y Lengua y Literatura Latinas. Editor de
libros, tuvo un papel relevante en el Fondo de Cultura Económica al
realizar la nueva edición de la Bibliografía mexicana del siglo XVI.
Pero sus pasos en México no continuarían. En 1959 se trasladó a
Venezuela para impartir clases en la Universidad de Zulia. Allí fue
nombrado Académico Correspondiente de la Academia Nacional de la
Historia de Venezuela, doctor honoris causa por la Universidad de Zulia
y condecorado con la Orden de Francisco de Miranda. También en Canarias
fue reconocido durante su periodo venezolano: en 1970 recibió el
título de Hijo Predilecto de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, y
aún regresaría a su tierra natal para impartir clases tras la muerte
de Franco en 1975, hasta su propia muerte en 1980.
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