Félix Francisco Casanova.
El Gobierno de Canarias dedicará la próxima edición del Día de las Letras Canarias a Félix Francisco Casanova, una de las voces más singulares de la poesía y la narrativa de las islas. La designación del poeta palmero ha contado con el respaldo unánime de la comunidad literaria, cultural y bibliotecaria de Canarias. El Consejo de Gobierno ha dado este jueves su visto bueno a la propuesta de la Consejería de Educación, Universidades, Cultura y Deportes para poner el foco en la difusión de su obra a lo largo del próximo año.
El Ejecutivo autonómico homenajea anualmente, desde 2006, a través del Día de las Letras Canarias, a una figura relevante de la literatura canaria, a la que dedica durante doce meses un amplio programa de actividades para contribuir a difundir su obra y su trascendencia literaria. Esta agenda comienza con el acto institucional que se celebra cada 21 de febrero, día en el que se conmemora el fallecimiento de José de Viera y Clavijo en 1813. En las últimas ediciones han protagonizado esta celebración grandes nombres como Josefina de la Torre, Natalia Sosa Ayala y Dolores Campos-Herrero.
Félix Francisco Casanova (Santa Cruz de La Palma, 1956-Santa Cruz de Tenerife, 1976) era hijo del poeta y médico Félix Casanova de Ayala. En los años sesenta, la familia trasladó su residencia a Tenerife y en ese tiempo comenzaron a percibirse sus inquietudes artísticas. Fue un gran apasionado de la música y la poesía llegó con esta, ya que sus primeros poemas fueron escritos en inglés como letras de rock. Otras pasiones de Casanova fueron el cine, el cómic o la fotografía. Su actividad creativa se intensificó en los primeros años del decenio de los setenta. De hecho, comenzó dando a conocer en la prensa varios textos que había escrito junto con su amigo Ángel Mollá, con el nombre de Equipo Hovno. Ambos llegarían a firmar un manifiesto.
En 1973, a los diecisiete años, obtuvo con su libro El invernadero el principal premio de poesía de Canarias, el Julio Tovar. En 1974 ganó el Pérez Armas de novela con la obra reeditada por Demipage, El don de Vorace. Un mes antes de su muerte ganó, con el poemario Una maleta llena de hojas, el Premio Matías Real, organizado por el periódico La Tarde. Félix Francisco es también autor del diario Yo hubiera o hubiese amado, escrito en 1974 y publicado en 1983. Tras su fallecimiento, a los diecinueve años, su padre se encargó de publicar La memoria olvidada (1980), que reúne la mayor parte de los poemas de Casanova; además de varias obras creadas en conjunto, entre las que destaca Cuello de botella (1976).
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