El mosaico publicitario de Nitrato de Chile, un icono vivo del Art Déco

El mosaico publicitario de Nitrato de Chile que luce la entrada de la calle Real de Santa Cruz de La Palma se ha convertido no sólo en casi un símbolo identificativo de la ciudad, que hoy se reproduce en camisetas, tazas, etc, sino que además es un icono vivo del movimiento Art Déco, como reconocen expertos en esta materia. Al igual que en la capital palmera, muestras de este cartel publicitario se pueden ver todavía diseminados en otras ciudades españolas, especialmente en las comunidades extremeña, andaluza o riojana, es decir, en lugares donde la agricultura ha tenido un peso significativo en su economía. El Gobierno de Chile tiene la intención de declarar esta imagen publicitaria patrimonio cultural, según informó el embajador de este país en España, Francisco Marambio.

El mosaico de Santa Cruz de La Palma es uno de los originales mejor conservados -aunque se pueden apreciar algunos desperfectos en los azulejos- de cuantos se conservan en el país, y responde a la tendencia publicitaria que se impuso en España entre 1910 y el comienzo de la Guerra Civil, donde proliferaron los azulejos (Historia de la publicidad, de Antonio Checa Godoy).

Su ubicación, tal y como informa el Ayuntamiento en su página web, es el "paño de pared meridional de la vivienda fabricada al principio de la calle O´Daly por el comerciante Guillermo Cabrera Gutiérrez hacia 1900 (…) El cartel, fabricado en cerámica por la casa de azulejos valenciana Ramón Castelló, está colocado estratégicamente al inicio de la calle comercial más importante de Santa Cruz de La Palma, por lo que podía ser visto por todos los transportistas, agricultores, empresarios y transeúntes que desde el sur se dirigían hacia el centro de la ciudad".

El origen de esta publicidad hay que buscarlo en las consecuencias de la I Guerra Mundial, cuando Alemania comienza a producir nitrógeno sintético, provocando así la decadencia del comercio del nitrato natural de Chile. Ello obligó a potenciar las campañas de publicidad para promocionar su utilización como abono. Chile comenzó a exportarlo desde mediados del siglo XIX y logró monipolizar el mercado mundial a comienzos del siglo XX.

Ricardo L. Barbas Nieto-Laina, en el estudio La publicidad del Nitrato de Chile en el primer tercio del siglo XX. Ejemplos de Art Déco en el Valle de Henares. Azulejería, cerámica y publicidad, recuerda que "durante la primera parte del siglo XIX algunos científicos demostraron que el crecimiento de las plantas dependía del nitrógeno. Cuando se supo esto se produjo una mayor demanda de compuestos de nitrógeno para suplementar la provisión natural del suelo y obtener mejores resultados en la agricultura. Se encontró que fertilizantes nitrogenados como el nitrato de potasio (nitro, de la India), el guano (deposiciones de aves), o el residuo sólido del gas de hulla, coque (licor amoniacal-sulfato amoniaco), podían duplicar e inclusive triplicar la producción de las cosechas de cereales. Por su cantidad, calidad y bajos costes de producción de los grandes depósitos de nitrato de sodio encontrados en Chile- Nitrato de Chile, afiche o caliche, fueron rápidamente ganando puestos en los mercados internacionales, iniciando la exportación de dicho material a Europa a mediados del siglo XIX, llegando a ser monopolio mundial a comienzos del siglo XX".

Nieto – Laina señala que la publicidad del Nitrato de Chile se valió de diversos soportes: "carteles, almacenes y calendarios, litografías en cartón piedra, etc., uno de los más utilizados sería el cartel publicitario en papel (…) En alguno de los casos saltaron el mero papel, a otros materiales, como por ejemploel mosaico (casos de España y Portugal, o Gran Bretaña".

El diseño del cartel es obra del arquitecto Adolfo López-Duran Lozano (1902 -1988), siendo todavía estudiante universitario. Formado en la Institución Libre de Enseñanza, en 1941 se convierte en el primer catedrático de Análisis de Formas. Cabe destacar que la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid le encargó fundar la ETS de Arquitectura de Las Palmas, que dirigió los dos años necesarios para su puesta en marcha.