La cineasta y escritora aragonesa María Abenia, afincada desde hace años en la isla de Tenerife, regresa a la dirección con un nuevo documental financiado por el Gobierno de Canarias y el Cabildo de Tenerife, cuyo foco de interés consiste en la recuperación de la memoria del pueblo palmero durante la época de represión de la guerra de España a finales de los años treinta.
“La recuperación de la memoria de nuestros pueblos es un derecho constitucional que ha de estar por encima de cualquier discurso político” reclama la directora, quien asegura sentirse muy determinada en subrayar en su película la necesidad de exigir que las luchas de poder, si han de darse, se hagan a puerta cerrada, y no implicando a la población civil.
Las historias de los muchachos fusilados y enterrados clandestinamente en la fosa de Fuencaliente, son los relatos que han motivado y conmovido profundamente a la directora, quien desarrolla en paralelo otro largometraje de memoria histórica en el municipio de Buenavista del Norte en la isla de Tenerife, titulado Futura la Niebla, con el fin no sólo de dignificar la verdad y el dolor de las familias de los desaparecidos, sino de hablar de “cómo la violencia infringida a las personas trabajadoras, la que no ha sido reparada ni acompañada con los cuidados y la atención debidas, acaba impulsando las culturas del odio, fratricidas e injustas, que actualmente padecemos a nivel global”.
La directora agradece asimismo el apoyo de las instituciones de La Palma, y en especial, a los ayuntamientos de Fuencaliente, Mazo y Garafía, quienes han acogido su propuesta, mostrándose sensibles y determinados en la recuperación de la memoria de sus territorios, y en el acompañamiento de los familiares, vecinos y vecinas que todavía a día de hoy, albergan, consciente o inconscientemente, historias traumáticas de los años de represión infringidos durante y después de la contienda militar.
“Conocer nuestra historia es un derecho que debemos defender sin concesiones” afirma la directora, quien reclama además “la necesidad de crear un tejido social comunitario que ponga especial atención a las ficciones que nos fracturan y dividen en bandos, que no tienen nada que ver con nuestra verdad, nuestra salud y nuestro bienestar, sino con una visión desubicada de lo humano, y con la sempiterna depredación económica de unos pocos, al servicio del poder y del lujo individual”.
Pese a la dificultad y a la gravedad del tema, María Abenia asegura sentirse dichosa y agradecida de tener la oportunidad, desde su condición de trabajadora, de poder expresarse con libertad, y de filmar una película que “ennoblece a las personas y busca lugares de encuentro” entre las personas, en vez de discursos de separación y de agresividad en la divergencia de pensamientos. Confiesa asimismo sentirse optimista con el proceso, porque hasta ahora, sólo ha recibido entrega y generosidad de las personas con las que se ha reunido, pese a la dureza y tristeza de las historias que al mismo tiempo, le han compartido.
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