La gestión del agua en Fuencaliente de La Palma: Un problema que no se quiere resolver

La capacidad de dirigir la atención y los esfuerzos hacia lo que es realmente importante y relevante para solucionar un determinado problema, en lugar de dejarse llevar por ilusiones o mentiras, es poner el foco en la realidad que, aunque la queramos disfrazar, interpretar, incluso manipular, no la podemos cambiar. El pasado 18 de noviembre asistí a una reunión convocada por los comuneros de la Comunidad de Riegos de Fuencaliente, relacionada con la problemática de la escasez de agua para el sector agrícola. A la citada reunión fueron invitados el gerente del Consejo Insular de Aguas de La Palma, Don Javier Peña García, el alcalde de Fuencaliente, Don Gregorio Alonso Méndez, y el presidente de la Comunidad de Riegos de Fuencaliente, Don Óscar Rodríguez Rodríguez. En la mesa de dicho acto, estaba también presente el comunero Don José Gregorio Díaz Armas.

Al igual que en una reunión celebrada en el Centro Cultural de Fuencaliente, el 4 de octubre de 2024, su objetivo era muy claro, hacer ver a los agricultores, la necesidad de instalar desaladoras en la isla con el fin de garantizar el suministro del agua al sector platanero. Una de las desaladoras se instalaría en Breña Baja, desde la cual, el agua desalinizada y remineralizada sería bombeada hasta Aduares, Breña Alta, para ser transportada a Fuencaliente. Una segunda desaladora se colocaría en la costa de Fuencaliente muy cerca del hotel La Palma Princess. Sin embargo, Don Javier Peña, no explicó los gastos energéticos derivados tanto del proceso de desalación como del bombeo del agua hasta el canal en Aduares. Tampoco explicó los gastos derivados de la remineralización del agua.

Como ya he mencionado en diversos artículos, nuestros gobernantes conocen muy bien que la verdadera problemática del agua en la Palma no es su escasez, sino la mala gestión de la misma por el Consejo insular de Aguas. De esta forma, para lograr su objetivo de instalar desaladoras, ponen todo su esfuerzo y gastan toda su energía en cambiar la realidad, tratando de manipular a los comuneros, informándoles de la escasez de agua y restringiéndoles la misma para que crean que con la instalación de desaladoras se solucionan todos sus problemas. A pesar de las lluvias del pasado invierno, la restricción del agua a la Comunidad de Riegos de Fuencaliente fue de un 35% la mayor parte del año.

Sabemos que la realidad es muy diferente, que el agua desalinizada, aparte de ser muy cara, en principio, puede ser buena para las plataneras, pero a la larga, sodifica el suelo y hace que el agua se retenga en el mismo, no subiendo los nutrientes a la planta. Además, el gerente del Consejo Insular comenta que el agua desalinizada sale al mismo precio que la de manantiales; todos sabemos que esto se debe a que está subvencionada. Nuestros gobernantes hablan de las subvenciones como si no tuviéramos que pagar nada, pero las pagamos todos los contribuyentes. Además, van en detrimento de solucionar otros problemas existentes, por poner un ejemplo, la sanidad pública o la educación. Por otra parte, si las subvenciones cesan o disminuyen, el sector agrícola se quedaría sin agua.

En mi opinión, la mejor solución para resolver el problema del agua en Fuencaliente es, en primer lugar, entubar el canal LP1 y utilizar la telemetría para poder tener información del consumo de la misma a lo largo de todo el canal antes de su llegada a Fuencaliente y así poder controlar los 1.200 contadores que se alimentan de él. En segundo lugar, que el Consejo Insular de Aguas dialogue con los propietarios de las galerías privadas, para poner tranques hidráulicos en las mismas. Los tranques hidráulicos, como ya he comentado en otros artículos, son imprescindibles, ya que permiten regular el caudal de agua que sale de las galerías en función de la demanda, evitando que en invierno no se tire por los barrancos como está sucediendo en la actualidad.

En la citada reunión, el comunero Don José Gregorio Díaz Armas, comentó que durante la tormenta Claudia, alguien había colocado una cejilla en el canal LP1 provocando que el agua se desbordara por el malpaís y no llegara a Fuencaliente, dejando sin agua a los regantes del municipio entre los días 15 y 17 de noviembre. Esto ha supuesto un perjuicio económico grave al sector agrícola local. Ante un hecho tan grave, ninguno de los presentes en la mesa, se pronunció al respecto, al menos, para comunicar a los asistentes que pondrían la correspondiente denuncia para esclarecer los hechos ocurridos.

En una junta celebrada el 13 de diciembre de 2024, a petición del que suscribe, se aprobó por unanimidad la entubación del canal LP1. Después de pasarme varias veces por la Comunidad para exigir que cumplieran con su obligación, once meses después de su aprobación, el presidente no había ejecutado dicho acuerdo. Solicité a la Comunidad, se expidiera por el secretario certificación de los acuerdos adoptados en la citada junta.

Después de 10 días, me personé con dos testigos, también comuneros, para recoger dicha certificación. Sin embargo, aún no estaba. Pasados unos días, se me notificó que pasara por la Comunidad de Riegos porque el Consejo Insular de Aguas ya había recibido la solicitud de entubar el canal LP1. Sin embargo, mi sorpresa fue que, siendo comunero, no me dieran fotocopia del escrito enviado por el presidente de la Comunidad, ni de la contestación del Consejo Insular de Aguas. Creo que todos los comuneros, según los estatutos de la comunidad, tenemos derecho a conocer la verdad, la honesta gestión, la transparencia y la ética de la junta directiva de la Comunidad. Después de todo lo expuesto, si analizamos detenidamente la conducta del gerente del Consejo Insular, del alcalde de Fuencaliente y del presidente de la Comunidad de Riegos, ¿ustedes creen que les interesa que llegue agua buena y barata a Fuencaliente? Parece claro que su objetivo es poner desaladoras sin poner el foco en la realidad: “gestionar el agua pública y exigir que se gestione”. Esta realidad, aunque la quieran manipular, no la podrán cambiar. Esas desaladoras que nos prometen cada vez que tienen oportunidad, como comenta el alcalde de Fuencaliente, con el fin de salvar el sector agrícola, ¿creen los comuneros que estarán en funcionamiento a finales del próximo verano? Sinceramente no lo creo, para ello, desde mi humilde opinión, se hace necesario incrementar la potencia energética de la isla. No olvidemos que en varias ocasiones nos hemos quedado sin luz por el escaso mantenimiento de las centrales eléctricas y las líneas de transmisión de alta tensión. De todos es sabido que a nuestros gobernantes les gusta inaugurar infraestructuras, pero después no invierten en su mantenimiento; un ejemplo serían las carreteras.

Todos los comuneros tenemos la obligación de denunciar los engaños, lo que creemos injusto y poco ético en una Comunidad. En un ensayo sobre la ilustración de 1784, Kant aborda las condiciones previas necesarias para hacer posible que las personas tengan juicio propio y la libertad de usar su propio intelecto, de combatir la cobarde pereza que nos impide caminar por nuestra cuenta y riesgo, sin asir la mano de los tutores de turno, esos tutores que se ofrecen voluntarios para dirigir la vida de los demás. El lenguaje no es inocente, las palabras crean e inventan realidades que son ficciones; y el que tiene don de palabra, el que utiliza la rápida verborrea, tiene la capacidad de seducir a los ingenuos con sus comentarios y opiniones sesgados. Aunque en principio no tengamos o no sepamos cuál es la solución a los problemas, sea cual sea esta, no debemos dejarnos engañar por los artilugios de su lenguaje y retórica; no es bueno ser desconfiado, pero sí analistas críticos. Habitar en un mundo lleno de personas oportunistas y deshonestas hace que los honestos y sinceros se vean como los equivocados, los perdedores y los tontos.

*Antonio Lorenzo Hernández
Catedrático de Fisiología Animal
Integrante de la Comunidad de Riegos de Fuencaliente