Ceremonia de reapertura del templo de San Francisco, en Santa Cruz de La Palma.
El obispo de la Diócesis Nivariense, Bernardo Álvarez, y el cura de San Francisco fueron los encargados en la tarde del domingo 31 de mayo de reabrir las puertas de la parroquia capitalina que llevaba casi tres años cerrada por obras.
El acto contó con la participación de numeroso público y de distintas autoridades de la Isla entre las que se encontraba la presidenta del Cabildo, Guadalupe González Taño, que fue la que recibió las llaves del contratista de la obra, Miguel Hernández Ventura, y quien después se las entregó al obispo y éste al cura del templo. La Institución insular financió gran parte de las obras de rehabilitación de la iglesia, consistentes en la mejora del techo, que se encontraba en mal estado, y de las instalaciones eléctricas.
Ya dentro de la iglesia, el obispo bendijo las paredes del templo y a los fieles y dio las gracias al Cabildo, al Ayuntamiento capitalino y a la comunidad parroquial por haber participado en la financiación de los trabajos de rehabilitación de esta parroquia. Especialmente agradecido se mostró el obispo con el Cabildo puesto que "ha sido la institución que más dinero ha puesto en los trabajos de mejora del templo, que han sido ejecutados por la empresa Miguel Hernández Ventura", a quien el obispo también mostró su gratitud. El obispo se mostró satisfecho en la homilía de que "podamos reabrir de nuevo la iglesia de San Francisco después de casi tres años cerrada por las obras que ahora podemos disfrutar. Miguel Hernández Ventura nos ha dejado aquí las muestras de su buen hacer como ocurre siempre en las obras en las que interviene. Muchas gracias por el buen trabajo".
Con respecto al Cabildo, manifestó que "siempre se ha mostrado sensible con el patrimonio religioso y con voluntad de colaborar con la Iglesia Católica para la restauración del patrimonio eclesiástico y esta igleisa es un ejemplo de esa colaboración". El obispo dijo que el Cabildo reconoce y valora la importancia y el valor que tiene el tener los templos y las iglesias de la Isla bien cuidadas y en disposición de celebrar la fe y el culto con el honor que Dios se merece.
De cara al futuro, deseó que este espíritu de colaboración continúe porque "quedan muchas actuaciones por hacer en el patrimonio, no sólamente en infraestructuras, como la próxima restauración de la iglesia de Mazo, mejorando los techos y la instalación eléctrica como se ha hecho aquí, sino también hay muchas cosas que hacer en el patrimonio mueble: las imágenes, los cuadrados, los retablos, porque son valiosos obras de arte que nos han legado los que nos han precedido en la fe y que nosotros tenemos ahora el deber de conservar por razones artísticas y porque siguen siendo piezas importantes para la vivencia de la fe, para la transmisión de la fe a las nuevas generaciones". "Explicando lo que vemos en una iglesia estamos ya educando y catequizando a las nuevas generaciones", afirmó.
Al Ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma el obispo también le valoró el esfuerzo que está realizando a través de convenios para el mantenimiento del patrimonio eclesiástico y para que se pueda mostrar y exhibir al público en general y a los visitantes. "Es muy importante que una iglesia como ésta esté abierta al culto porque eso mantiene vivos los templos y porque al abrirlos se ventilan y un detalle técnico importante es que si queremos evitar los xilofágos es importante airear los templos. Por eso es bueno que los templos dispongan diariamente de horas de apertura para que el aire pueda circular porque eso favorece el mantenimiento". También tuvo palabras para los parroquianos de San Francisco que "han sufrido el cierre de la iglesia durante estos tres años". "A toda la comunidad cristiana les felicito por la paciencia que han tenido y por haber colaborado recaudando fondos para la financiación de las obras".
Por último el obispo dijo que "es verdad que nos tenemos que preocupar por mantener vivos los templos materiales, las iglesias", pero advirtió de que "la verdadera iglesia, el verdadero templo de Dios somos nosotros, las personas, y por tanto ahora hay que empeñarse en mantener viva y activa esa iglesia que es la comunidad cristiana, que es la parroquia. Igual que restauramos los edificios, tenemos que reforzar nuestra vida eclesial. A Dios debemos acudir siempre para pedir la luz y la fuerza que necesitamos para caminar por la vida". El obispo dijo que "a veces los seres humanos somos un poco torpes y tozudos y cuando las cosas nos van bien parece que sólo nos necesitamos a nosostros mismos, pero cuando estamos bien somos tan frágiles como cuando estamos enfermos, pero no nos damos cuenta. Hace falta que nos venga una desgracia, una calimidad, una crisis, para que nos demos cuenta de que no somos nada y a veces esa soberbia en la que vivimos se nos viene abajo y por eso es importante mantener la confianza en Dios ante cualquier circunstancia de la vida".
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